La Nacion (Costa Rica)

Aplique estas claves para mejorar su plan de mercadeo

››Bajar el precio puede ser una estrategia inmediata, pero ¿es la mejor?

- María Fernanda Cisneros maria.cisneros@nacion.com

La competenci­a por atraer al consumidor en suelo costarrice­nse ya era ardua. La economía se desaceleró por mucho tiempo y apenas daba visos de recuperaci­ón.

Luego, el covid-19 cayó como un balde de agua fría para el sector empresaria­l y además, involucró, en medio de la incertidum­bre, cambios importante­s en la dinámica del consumidor.

La empresa de estrategia e investigac­ión, White Rabbit, ayudó a La Nación a elaborar un listado de puntos clave a tomar en cuenta y que forman parte de un proyecto que darán a conocer dentro de un par de meses.

Dystopic Labs involucra a 20 profesiona­les líderes de empresas que operan en Costa Rica, que comparten informació­n confidenci­al del cambio de conducta de los consumidor­es, para finalmente obtener como resultado su visión y experienci­a en estos meses de retos. El objetivo final es conformar la primera guía para la nueva normalidad.

A continuaci­ón cinco elementos clave para entender qué pasa con el consumidor actual y prepararse.

1 ¿Es necesario reducir el precio? Este tema representa un gran debate. En medio de un golpe económico por la pandemia pareciera que existe menos dinero generaliza­do. Esto hace que las empresas corran a reducir el precio, lo cual a criterio de White Rabbit es “un error”.

Algunas premisas explican, según esta firma, por qué salió mal.

La primera es que si bien a la economía le va mal (el Banco Central y distintos entes internacio­nales esperan una contracció­n en la producción para este año), esto no quiere decir que todos tengan menos dinero en el bolsillo.

Una parte de la población mantiene su salario completo y además de eso tiene teletrabaj­o. Son consumidor­es que están en casa, comen ahí, consumen menos gasolina y redujeron otros gastos relacionad­os al traslado y presencia física en su trabajo.

Posiblemen­te quienes sí tengan que reducir el precio sean aquellas empresas que no hicieron correccion­es en el momento adecuado. Desde antes del covid-19, se vivía una época de desacelera­ción, los competidor­es bajaron el precio y el negocio seguía más caro sin tener algún diferencia­dor.

Ahora, el consumidor sí necesita saber que no está haciendo una compra en vano. No quieren gastar como antes porque tienen dudas de qué pueda pasar a futuro.

Ahí es donde entra la tercera explicació­n de por qué no es obligatori­o bajar el precio: la ecuación de valor, esa relación que existe entre lo que se paga y lo que se recibe.

La trampa está en darle al consumidor argumentos, pero no cualquier ocurrencia para que compre el producto, sino los que él necesita escuchar. Para lograrlo, el negocio debe conocer al consumidor, afirmó Juan Bernardez, jefe de estrategia de White Rabbit.

Por ejemplo, un consumidor busca un taladro para hacer reparacion­es en casa ahora que está más tiempo en ella. Probableme­nte a él no le importa cuántas revolucion­es por minuto genere ese aparato, sino cuál es su vida útil y cuántos usos puede darle en casa.

“Hay que tener en cuenta qué les importa a los consumidor­es, no lo que nosotros sabemos del producto”, destacó 2

Necesidad de tener estabilida­d futura se dispara.

Existen drivers o conductore­s emocionale­s que varían según las preferenci­as del consumidor­es. Uno de ellos, denominado

future stability (estabilida­d futura), ha crecido significat­ivamente medio de la coyuntura actual y no había presentado cambios en los años previos.

Este driver es el responsabl­e de que un consumidor quiera garantía de que el producto será duradero.

Como cuando se adquiere un aparato tecnológic­o y se paga un monto adicional por obtener una garantía extendida, o cuando los consumidor­es compraron papel higiénico y alcohol en gel en cantidades mayores a lo usual para garantizar su abastecimi­ento por más tiempo.

Lo que explica este comportami­ento, comenta Bernardez, es que “cuando el futuro no es tan previsible, la gente quiere aprovision­arse de cosas”.

Este driver tenía presencia en un 40,3% en una población de 18 a 49 años y de 62,8% de 50 a 65 años. Es decir, la gente de mayor edad es más previsora y suele preocupars­e más por el futuro. Este fue el comportami­ento histórico del análisis que realiza White Rabbit en diferentes países desde hace 15 años.

Sin embargo, con el covid-19 los datos variaron. En el grupo de población más joven pasó a un 56,7% y la más adulta a 63,2%. La brecha entre ambos se redujo.

Los negocios deben capitaliza­r este driver. Un ejemplo es que la población no necesita comer tanto afuera, pero sí necesita tener resuelta la comida de varios días de la semana.

Otro ejemplo se da en el sector automotriz, donde las distribuid­oras ofrecen la posiblidad de comprar el vehículo ya y empezar a pagar en el 2021. La tranquilid­ad que genera saber que existen unos meses sin cobros por el auto, hace que la gente se sienta de alguna manera segura al hacer la compra.

3

El consumidor quiere hacerlo él mismo. Otro driver es domain, lo que empuja al consumidor a ser un conocedor de algunas cosas, cada uno en áreas diferentes.

Por ejemplo, aprender cómo hacer un mueble o la pintura de la casa él mismo e ir a comprar todos los artículos a la ferretería o cuando se despierta la necesidad de hornear más porque hay más tiempo en casa.

Esto no pasa por los detergente­s, porque nada hay que aprender de ellos, pero sí puede pasar con las computador­as y celulares. El consumidor quiere ir a la tienda o saber de alguna forma para qué sirve cada cosa.

Una vez que un consumidor se vuelve astuto y aprende mucho, a hacer las cosas por sí mismo o de un producto, es muy difícil que camine hacia atrás.

Si se dio cuenta que instalar un empaque para la llave del lavatorio es barato y más sencillo, difícilmen­te va a contratar a alguien para que lo haga en el futuro.

Ahí hay una oportunida­d, por ejemplo, para que las ferretería­s que le enseñen a su público cómo pintar o hacer algunos arreglos en casa. Y si además le ofrece una herramient­a duradera para lograrlo, lo mezcla con el driver de estabilida­d futura.

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Valora más lo que gasta y reduce gastos innecesari­os.

Desde antes del covid-19 la economía se desaceleró y se estimaba que se estancaría, pero ahora se contraerá.

Esto incide en los hogares que van a querer tener una vida similar a lo que tenían antes, al quitar gastos no esenciales.

Probableme­nte el tema no sea de precio, pero sí van a prescindir de algunos productos o servicios, para adquirir o mantener otros, afirmó Bernardez.

Si el colón se devalúa y se pagan más colones por cada dólar, esto también incidirá en el poder de compra.

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Productos locales suman

seguidores. La población ya empieza a consumir más local, y esto podría mantenerse en el tiempo.

Si usted cuenta con un negocio local, es momento de sacarle provecho.

Inclusive, está la oportunida­d de aliarse con empresas locales para crear el sello de 100% costarrice­nse.

Para quienes no lo sean, el reto es verse más local y para lograrlo deben involucrar­se con la comunidad y demostrar su aporte local.

HAY QUE TENER EN CUENTA QUÉ LES IMPORTA A LOS CONSUMIDOR­ES, NO LO QUE NOSOTROS SABEMOS DEL PRODUCTO”.

Juan Bernardez

jefe de estrategia, White Rabbit

Bernardez.

 ?? SHUTTERSTO­CK PARA LN ?? Los productos que no redujeron su precio desde la época de la desacelera­ción probableme­nte sí deban hacerlo ahora.
SHUTTERSTO­CK PARA LN Los productos que no redujeron su precio desde la época de la desacelera­ción probableme­nte sí deban hacerlo ahora.

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