Voto informado
Tras el referendo del Reino Unido, las mayores búsquedas en Google después del cierre de las urnas fueron: ¿Qué pasará si salimos de la Unión Europea? ¿Qué pasará si no voté en el referendo? ¿Qué pasará si hay un empate? ¿Qué pasará si la diferencia en los resultados es mínima? ¿Qué pasará si la moneda se devalúa?
Tales preguntas confirman que muchos ciudadanos no se toman la tarea de que su voto sea uno educado e informado.
En las elecciones pasadas, la población costarricense se vio obligada a un voto emotivo, en lugar de uno educado e informado.
El sufragio se redujo a estar a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo o en contra de este. Independientemente de la opinión del ciudadano, la consulta a la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya se había efectuado y Costa Rica, indistintamente del partido que resultara ganador, estaba obligada a acatar el fallo.
El déficit fiscal, el desempleo, los planes de desarrollo y otros asuntos económicos fueron ignorados.
¿Qué hacer para que el ciudadano ejerza su deber cívico de manera responsable? ¿Cómo es posible que el ciudadano vote por diputados que no conoce? ¿Cuántos sabemos quiénes son los legisladores por quienes votamos? ¿Cuáles son los intereses del diputado, cuáles los de su partido o cuáles los del propio candidato?
En la asamblea, un bloque independiente legisla conforme con sus intereses. ¿Entiende el ciudadano los planes económicos y lo que lo beneficia o lesiona?
¿Cuál es el mecanismo accesible que haría obligatorio que el ciudadano, antes de votar, deba analizar y estudiar con el fin de descifrar el candidato que le conviene tanto para diputado como para presidente?
Propongo una reforma al sistema de elección de diputados porque el que está en vigor no ha experimentado cambios desde su creación. Debemos pasar a un sistema proporcional mixto, donde exista proporcionalidad y verdadera representación.
Javier Mesalles R. san josé