Ramírez y Crespo
En un acto inadmisible, el presidente de la Sala Tercera, magistrado Jesús Ramírez, generó un horroroso desaguisado, consecuentemente, las reacciones brotaron de las partes involucradas. El magistrado Ramírez prácticamente descalificó a los abogados, representantes del presidente, Carlos Alvarado, en la causa penal sobre la Unidad Presidencial
de Análisis de datos
(UPAD).
El descontrol fue tal que la audiencia concluyó con recusaciones y el malestar de los diferentes autores. Posteriormente, más que con un mea culpa, Ramírez renunció a la presidencia de la Sala Tercera, aunque lo deseado y saludable habría sido que dejara también la magistratura.
Otra alta funcionaria, envuelta en una verdadera novela, es la defensora de los habitantes. Coincidentemente, el cisma está relacionado con la UPAD. La desafortunada participación está plagada de gran cantidad de distorsiones.
Una grabación hecha al presidente Alvarado con un teléfono celular del jefe de prensa de la institución no está completa, a pesar de contar con varias grabadoras en perfecto estado.
La forma como la defensora, Catalina Crespo, trató el asunto causa fricciones y conflictos entre algunos de sus cercanos colaboradores, a tal punto que directores de departamento manifestaron que ella coarta el ejercicio de sus deberes.
Lo deseable en una democracia es la idoneidad. Desterrar para siempre el amiguismo y la politiquería.
Halley Castro Ramírez
Barrio México