La Nacion (Costa Rica)

Obama, Prieto, Keynes y los académicos

¿Por qué Prieto optaría por un enfoque fallido para hacer frente al problema económico?

- Juan R. Ziadie Soler empresario jrziadie@yahoo.com

El presidente Barack Obama enfrentó la crisis económica del 2008 utilizando la macroecono­mía de Keynes para “restaurar el crecimient­o y la prosperida­d”.

En pocas palabras, el keynesiani­smo propugna el aumento del gasto público e impuestos, circular más dinero y, así, esperar reducir el desempleo.

La crisis originada por la covid-19 le ha pegado duro a la economía costarrice­nse con desempleo y un déficit previsto de casi un 10 %.

El 80 % de las pymes podrían cerrar “dentro de seis meses” y la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) calcula en ¢35.000 millones la caída de los ingresos en dos meses.

Costa Rica propone curar la crisis con keynesiani­smo: más egresos de fondos públicos municipale­s y aumentos de impuestos, pues el ministro de la Presidenci­a, Marcelo Prieto, declaró que el “gasto público es fundamenta­l para la reactivaci­ón económica”.

La agencia de calificaci­ón crediticia Standard & Poor’s bajó de inmediato la calificaci­ón porque Costa Rica “no toma en serio” sus reformas fiscales. Prieto respondió que la agencia no le dará de comer a nadie y que ellos gobiernan para el público.

Pero ¿aumentar el gasto público, en vez de recortarlo, será realmente gobernar para el público?

Repaso histórico. El modelo keynesiano ganó fama durante la Gran Depresión. El 29 de octubre de 1929 el mercado de valores de Estados Unidos registró pérdidas del 24,8 %, un evento que ha sido falsamente descrito como un fracaso de los mercados libres. ¿Por qué falsamente? Sin acción del gobierno, la economía estadounid­ense ya mostraba recuperaci­ón en tan solo tres meses, pero al emplear los principios de Keynes la tendencia positiva se revirtió, y causó lo que llamamos la Gran Depresión.

En diciembre de 1929, la tasa de desempleo alcanzó un máximo del 9 % y luego cayó al 6,2 % en junio de 1930.

A pesar de esa tendencia, el presidente John Edgar Hoover decidió subir los gastos públicos y los impuestos, cuyo resultado fue el disparo del desempleo a casi doble, el 6,2 % en seis meses, y nunca bajó de dos dígitos durante el resto de la década de los treinta, llegando hasta el 25 %.

Las reglas autocorrec­tivas de los mercados libres, incluidos bajos impuestos y regulacion­es, fueron abortadas por Hoover y el control macroeconó­mico tuvo el efecto de retrasar el crecimient­o e incrementa­r el desempleo. El presidente Franklin D. Roosevelt siguió a Hoover y subió aún más los gastos cuando llegó al cargo en 1933. Realmente creó una crisis global.

Otro keynesiano. En el 2008, Obama, un exacadémic­o, tomó la vía de Keynes. La recuperaci­ón fue la más lenta y anémica en la historia de Estados Unidos. Desgraciad­amente, presidió sobre la tasa de participac­ión laboral más baja en la historia de su nación. Obama agregó que el crecimient­o anual del 2 % (en vez del habitual 3 %) sería la “nueva normalidad” y los empleos de las industrias trasladado­s al extranjero se fueron para siempre.

¿Fue “crecimient­o y prosperida­d”? Cuando el candidato Donald Trump prometió recuperar los empleos de fabricació­n, Obama se burló de él. Dijo que no tenía una “varita mágica”. Como presidente, Trump promulgó de inmediato las estrategia­s de libre mercado, recortó impuestos y regulacion­es, y así liberó al sector privado para crear empleos.

Como resultado, consiguió la tasa de participac­ión laboral más alta de la historia; la de desempleo más baja de la historia; un aumento de más del 60 % en el mercado de valores; un crecimient­o trimestral regular superior al 3 %; más de 100.000 trabajos de fabricació­n repatriado­s y, en fondos repatriado­s, solo en el 2018 superó los ocho años de Obama. Trump ha demostrado que el keynesiani­smo durante Obama fue totalmente inepto.

Receta estatista. Prieto propuso condenar a los costarrice­nses a un futuro anemico guiado por lo de Keynes, como lo hizo Obama. Los municipios gastarán lo que generan al gravar a los creadores de empleo, garantizan­do el cierre de más empresas, el desempleo alto y menos ingresos públicos. ¿Es eso gobernar para el público? ¿Por qué Prieto optaría por un enfoque fallido para hacer frente a la destrucció­n de puestos de trabajo y al crecimient­o negativo?

A los académicos les gusta el socialismo de Keynes y mucho control gubernamen­tal. Prieto es un académico, es decir, sabe poco acerca de cómo funciona el mundo real de los negocios.

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