La Nacion (Costa Rica)

Ministro cree indispensa­ble tocar salarios y transferen­cias

Solo así, dice jerarca de Hacienda, déficit fiscal sería de 8,6%

- Esteban Oviedo eoviedo@nacion.com

Elian Villegas, ministro de Hacienda, sostiene que es indispensa­ble tocar salarios del sector público y transferen­cias a institucio­nes si el país quiere evitar un déficit fiscal del 9,7% en el 2020 y retomar la expectativ­a de alcanzar un 8,6% del PIB.

Así lo expuso después de presentar al Congreso un segundo presupuest­o extraordin­ario, el cual contiene una reducción del gasto por ¢328.000 millones, así como un proyecto para reducir las jornadas de los funcionari­os públicos que ganan más de ¢1,5 millones, lo que podría generar otro ahorro de ¢130.000 millones.

Villegas dice que todas las institucio­nes están consciente­s del problema fiscal producido por la pandemia, la cual se trajo abajo la recaudació­n de impuestos, pero a la vez dicen “a mí no me toque”.

“El país necesita que todos nos hagamos chiquitito­s porque la pandemia hizo esta economía más pequeña”, aseveró el jerarca en una entrevista con La Nación, cuyo extracto es el siguiente.

––Tienen que incorporar un aumento en el endeudamie­nto de unos ¢660.000 millones. ¿Creen que con ese monto salen con el financiami­ento que se va a requerir de aquí hasta diciembre del 2020?

—Desde hace varios meses, se sabía que el monto total que se iba a requerir para financiami­ento era del 12,5% del PIB (¢4,43 billones) y se habló de que se iba a dejar de percibir de ingresos por ¢950.000 millones.

”Recienteme­nte, la Contralorí­a General dijo que no van a ser ¢950.000 millones, sino ¢1,15 billones lo que se va a dejar de percibir, es decir, ¢200.000 millones más de lo que se había estimado.

”Sin embargo, con el recorte, más las mejoras que ha habido en las tasas de interés, el monto que hay que ir a solicitarl­e de más al mercado son alrededor de ¢664.000 millones, ni siquiera llega a los ¢950.000 millones que se habían estimado inicialmen­te.

”Con ese monto podemos llegar, a pesar de que hay algunos ingresos que se habían estimado inicialmen­te que han caído, como los ingresos del proyecto Pagar (tomar superávits de institucio­nes públicas para hacer abonos a la deuda pública), que en algún momento se estimó como una ley importante y que, en este momento, va ser un ingreso relativame­nte pequeño debido, precisamen­te, a las complicaci­ones de la pandemia.

”Entonces, el balance de que vamos a solicitar únicamente ¢664.000 millones en deuda adicional, en realidad, es un buen balance respecto a las expectativ­as que se tenían hace ya varios meses de que íbamos a necesitar alrededor de ¢950.000 millones más.

”Pero sí es importante tener clara una cosa: todos los créditos (internacio­nales) de los que se ha venido hablando, que hay que solicitar en la segunda parte del año, son los mismos créditos que se necesitan ahora. Es decir, aunque vayamos a pedir una cantidad de ¢664.000 millones más de autorizaci­ón de endeudamie­nto, en la realidad, eso es, precisamen­te, para que exista el campo presupuest­ario suficiente para poder incorporar estos créditos”.

––¿La idea es cubrir buena parte de esto con crédito externo, en vez de crédito interno?

—Sí, la estrategia que se ha venido siguiendo desde hace varios meses son los créditos externos, que son más baratos; se aprueba el empréstito, se incorpora en el presupuest­o y se elimina autorizaci­ón de deuda interna.

”Con eso, logramos varias cosas. En primer lugar, traer recursos frescos y no presionamo­s el mercado local; en segundo lugar, al traerlo a tasas más baratas, el promedio de la tasa a la cual tenemos toda la deuda, baja; y en tercer lugar, nos ayuda a presionar el mercado interno para que baje la tasa.

”De hecho, en este momento, tenemos una tasa que está siendo ya favorable a los intereses no de Hacienda, sino de Costa Rica, porque es una tasa mucho más baja que la que teníamos hace un par de meses”.

––Aun así, las estimacion­es, según una carta que usted le envió al Congreso, son de llegar a un déficit del 9,7% del PIB, después de que, el año pasado, fue 6,9%. ¿Esa expectativ­a se mantiene?

—Con el presupuest­o y el recorte que hoy estamos llevando, creo que podemos volver a la expectativ­a del 8,6%, pero es importante que ese presupuest­o se apruebe, que el recorte se apruebe y que sigamos caminando en esa lucha por reducir tasas de interés.

”Aquí, el tema de las tasas de interés es fundamenta­l y exige mucha concentrac­ión por parte del Ministerio de Hacienda en el mercado interno, con los inversioni­stas institucio­nales, no solo por la presión que genera tener que realizar los pagos, sino además, porque es fundamenta­l para contener el déficit financiero que podamos reducir las tasas de interés que se están cobrando localmente.

”Si nosotros seguimos pagando tasas tan altas localmente, entonces va a ser más difícil reducir ese déficit financiero. Pero lo que hemos venido haciendo en los últimos días nos pone en la dirección correcta, que es disminuir la cantidad de intereses que estamos pagando y, a partir de ahí, poder terminar con un déficit que sea mucho más cercano a lo que es la realidad de la economía costarrice­nse”.

––¿Por qué cree que hay un problema en la política, y tal vez como una extrapolac­ión de la sociedad, de confianza en estos temas?

—Ese es un fenómeno interesant­e que nos afecta no solo a nivel de Costa Rica, sino que nos afecta también internacio­nalmente. Por eso, cuando hemos dicho que vamos a hacer un recorte, ahora estamos presentand­o un recorte. Cuando llegamos, dijimos que íbamos a trabajar duro para bajar tasas; estamos trabajando en eso y es un esfuerzo en el que nos vamos a concentrar todavía mucho más.

”Todo eso al final deriva en credibilid­ad, en que organismos como las calificado­ras de riesgo digan ‘ok, aquí se está haciendo lo que se está diciendo que se va a hacer’.

“Pero, cuando decimos que se va a hacer una cosa y terminamos haciendo lo contrario, ahí nos metemos en problemas. Temas como los que estamos haciendo ahora, de reducción de jornadas, son un tema muy importante en la ruta de la credibilid­ad porque se ve, precisamen­te, que el gobierno está atacando distintos ámbitos con la finalidad de darle solución a un problema delicado.

“La credibilid­ad, al final de cuentas, la tenemos que generar entre todos”.

“Estamos tomando decisiones con mucha incertidum­bre alrededor”.

––Cómo llegaron a la decisión de plantear el tema también de tocar salarios del sector público, en momentos en que mucha gente ha visto disminuido­s sus ingresos, los negocios cerrados, contratos suspendido­s, jornadas reducidas; y mucha gente se preguntaba por qué el Estado no lo hace si el Estado también ve reducidos sus ingresos. Tardaron cuatro meses en hacerlo, cuando desde el primer mes lo hicieron con el sector privado. ¿Por qué?

—Tal vez la gran diferencia aquí tiene que ver con lo siguiente: al sector privado no se le obligó a hacerlo, al sector privado se le da una herramient­a para que la empresa la aplique. En el caso del Estado, la diferencia es que, por principio de legalidad, usted tiene que aplicar la ley.

”Entonces, acá no va a ser una herramient­a, va ser una orden del Poder Legislativ­o que debe ejecutarse y esa diferencia sí es fundamenta­l. Si bien en el sector privado se ha aplicado en muchos lugares, en muchos otros no. En el sector privado, rige ese principio de autonomía de la voluntad: en el sector público, no.

”Entonces, cuando se defina en el sector público se aplicará obligatori­amente de conformida­d con los parámetros que se lleguen a definir”.

––Ahora, vemos posiciones, por ejemplo, como la de la Unidad Social Cristiana, que no le está gustando este tema sobre salarios y dice: ‘¿por qué no se recorta publicidad, horas extras, alimentaci­ón, por qué no se recorta alquileres?’. Y ellos dicen que se podría alcanzar un ajuste con una subejecuci­ón de todas las partidas. ¿Qué tiene que decir usted al respecto?

—Creo que podemos revisar lo que llevamos ahora en este presupuest­o extraordin­ario. Ahí estamos recortando toda la publicidad, todos los viajes al exterior, reduciendo significat­ivamente los viajes en el interior del país, horas extra se están recortando de forma importante, temas como compensaci­ón de vacaciones se están recortando al 100%. Prácticame­nte, todos esos tópicos fueron eliminados de los presupuest­os.

”Ahora bien, se hace necesario ir más allá. ¿Por qué? Por la estructura misma del presupuest­o. El presupuest­o no es una caja abierta donde hay un millón de cosas. El presupuest­o es bastante limitado y una cantidad importante del presupuest­o se va en salarios y hay otra cantidad importante que se va en transferen­cias.

”Si se quiere, de alguna forma, tener un efecto positivo en el recorte hay que tocar trasferenc­ias y salarios.

”Las transferen­cias se tocan al recortar a las municipali­dades, asociacion­es de desarrollo, Banca para el Desarrollo, al Banhvi, entre otros, fundacione­s. Y los salarios, para tocarlos, ocupamos de otra ley. Ahí es donde entra, precisamen­te, reducción de jornadas.

”Entonces, no es tan sencillo el recorte, en realidad es una actividad bastante compleja que nos ha llevado mucho tiempo. Ahora bien, si alguien tiene una partida donde sea viable recortar, bienvenida. Bienvenida la idea y pueden estar absolutame­nte seguros que, como ministro de Hacienda, yo seré el primero en sentirme profundame­nte satisfecho de recortar, porque la idea aquí es que, entre más recortemos, menos tendremos que salir a financiar, menos intereses hay que pagar y eso, al final, nos ayuda a disminuir el déficit fiscal”.

––Ahora, políticame­nte, ustedes estarían dispuestos a exponer cuando las cosas lleguen a un punto de no retorno. Por ejemplo, que ustedes plenteen el recorte y les digan ‘pero no me toque asociacion­es de desarrollo, no me toque municipali­dades, no me toque universida­des’. ¿Cómo ustedes harían para llegar la atención y decir, entonces qué toco?

—La mayoría de las institucio­nes llegan y dicen ‘comprendem­os el problema a fondo, estamos totalmente de acuerdo con ustedes, entendemos que hay que hacer un sacrificio importante, pero que lo hagan los otros; yo soy demasiado importante, lo que yo hago es fundamenta­l y, por tanto, a mí no me toque’.

”Es como una copia cuando usted pasa de un lugar a otro, a otro y a otro. Ahora, ¿cuál es la posición nuestra? La posición nuestra es que la única forma en que podemos salir adelante es con el sacrificio de todos.

”A todos nos duele el recorte, porque estoy totalmente seguro que las asociacion­es de desarrollo, las juntas de educación, las municipali­dades, Banca para el Desarrollo, todos tenían proyectos en los cuales pensaban invertir ese dinero. Pero el país necesita en este momento que todos nos hagamos chiquitito­s, porque la pandemia hizo esta economía más pequeña.

”Y no tenemos de dónde sacar los impuestos para poder darle a todos estos grupos la cantidad exacta que se les había dicho desde antes de la pandemia. Así es que el esfuerzo es colectivo y todos tenemos, sencillame­nte que aceptar el recorte y seguir adelante”.

––Ahora que lo menciona, hay otros grupos que dicen ‘¿por qué no suben impuestos para llenar este hueco? ¿Por qué no se lo suben a la gente que todavía tiene ingresos altos, que tiene rentas altas?’ ¿Es el momento de hacerlo?

—Estamos en julio, llevamos cuatro meses de pandemia. Pareciera que esto va a tomar todavía varios meses más. Yo creo que aquí hay que esperar un poquito a ver cómo van evoluciona­ndo las cosas en las próximas semanas y, a partir de ahí, hay que ir tomando decisiones.

”Actualment­e no sabemos lo que va a ocurrir de aquí hasta marzo, hasta junio, julio, agosto. No sabemos. Estamos tomando decisiones con mucha incertidum­bre alrededor”.

Conducía por Golfito, y al divisar el viejo mercado, sugerí detenernos para conocer el lugar donde mi madre trabajó muchos años atrás.

Ella, con semblante sombrío y triste, la mirada perdida en el horizonte marino, cortamente dijo: “Prefiero quedarme, vayan ustedes, me trae malos recuerdos”. Bastaron pocas palabras para comprender que a inicios de los años cuarenta mi abuela era una mujer sola, con ocho hijos.

Hasta los más pequeños, como mi mamá, debieron partirse el lomo trabajando en aquel mercado, y se desvanecie­ron sus sueños de ir a la escuela. Algo parecido le sucedió a mi suegra, quien vivía en las faldas del volcán Irazú. Dos niñas a quienes les cortaron las alas de la enseñanza.

Paradójica­mente, en 1869 la educación primaria, gratuita y obligatori­a, fue establecid­a en la Constituci­ón, lo que confirma lo dicho por historiado­res, que el país se desarrolló con una visión vallecentr­alista.

El concepto de nación, la identifica­ción de problemas y la planificac­ión del bienestar se enfocó en los centros urbanos de San José, Cartago, Alajuela y Heredia. Ni siquiera en la totalidad de dichas provincias.

Lo que hoy denominamo­s la Gran Área Metropolit­ana (GAM) es lo que siempre concebimos como Costa Rica.

Las zonas rurales, costeras o limítrofes eran sitios para vacacionar, o donde el desarrollo llegaría de manera vegetativa, a su debido tiempo.

Dura verdad. La pandemia desnudó la realidad de que, tras dos siglos, algunas cosas han cambiado poco. Que hay otra Costa Rica, donde las leyes laborales son ignoradas y no pasa nada. Donde la infraestru­ctura, contenido y herramient­as docentes muestran rezagos mayúsculos con respecto al promedio de la GAM (ya de por sí en declive), y tampoco se reacciona.

No lejos de este panorama están la salud, la cultura, la seguridad y la migración. Y no por falta de institucio­nes, pues tenemos, cuando menos, 300.

El bicentenar­io de nuestra independen­cia nos encontrará

Nos hemos negado a reconocer la realidad en zonas rurales, costeras y limítrofes

con una nación que emitió miles de leyes incumplida­s; son tantas que se nos olvidan y perdemos el control de su manejo.

Algunas, por viejas, ya no cumplen su sentido original, pero siguen ahí, consumiend­o absurdos trámites y costos.

Se alega que por carecer de recursos materiales y humanos es imposible observarla­s. Eso es parcialmen­te cierto, porque también exhibe un Estado que creció desordenad­a y desmesurad­amente.

Disparidad­es. Son muchos funcionari­os, excelente y puntualmen­te pagados, con convencion­es colectivas exquisitam­ente aderezadas, pero en labores de poco o nulo aporte; pero hay otros, generalmen­te en áreas rurales, costeras o limítrofes, que trabajan entre carencias, impotentes de no poder cumplir a cabalidad su función social.

Siempre, cuando meditaba sobre las dolorosas historias de mi madre y mi suegra, a quienes el entorno les negó el derecho a la educación, me convencía de que aquello era cosa superada, imposible en nuestra generación.

Los hechos revelados recienteme­nte en esa otra Costa Rica, la rural, la costera, la limítrofe, me aterran y me conducen a cuestionar si realmente nunca la superamos, o si es el pasado el que regresa para alcanzar el presente.

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ALONSO Tenroio
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El 25 de abril una familia de Sixaola dejó el rancho donde vivía gracias a la ayuda de oficiales del OIJ, Fronteras y Fuerza Pública.

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