La Nacion (Costa Rica)

Enfermera: ‘Inevitable no llorar, uno sufre en silencio’

Carol Díaz les cierra párpados y los alista para darlos a familias

- Ángela Ávalos aavalos@nacion.com

La fallecida era una mujer muy joven. Fue la primera que maquilló y peinó antes de entregarla a su familia envuelta en una mortaja y entre dos bolsas de biosegurid­ad para impedir la infección con covid-19, enfermedad que pocos minutos antes sumó en su lista de víctimas mortales a esta paciente.

Desde entonces, la enfermera del Hospital México, Carol Díaz Calderón, procura entregar a los pacientito­s fallecidos maquillado­s y con perfume para hacer menos traumático el reconocimi­ento del cuerpo ante el único pariente que el protocolo autoriza para encarar ese duro trance.

Díaz recuerda esa primera vez: “Fue inevitable no llorar porque uno se pone en el lugar de la familia y sufre en silencio. Uno es humano y no deja de sentir. Así ayudaremos, también, a que la persona encargada de reconocer el cuerpo se quede con un recuerdo aceptable de su familiar que yace sin vida”.

La iniciativa de Díaz cuenta con el apoyo de la Dirección Médica y de Enfermería del Hospital México, y cumple con todos los protocolos establecid­os por el Ministerio de Salud, aseguró Douglas Montero, director médico.

“Es mucho el trabajo que tenemos, pero estas ideas las recibo con alegría porque demuestran la gran calidad humana de los profesiona­les de Enfermería de este hospital y de la Caja.

“No conllevará a gastos institucio­nales. Los insumos como maquillaje, lápiz labial, rubor y sombras correrán por cuenta de los trabajador­es. Entre nosotros mismos aportaremo­s lo que se necesite para que esta idea humanitari­a sea una realidad”, dijo Silvia Beirute, directora de Enfermería.

El México tiene 1.100 enfermeros y enfermeras, incluido el personal de refuerzo que ha sido contratado para soportar el incremento en la demanda de atención por covid-19 (alrededor de 50 profesiona­les más).

Aquí, los pisos seis y siete están dedicados a la atención de estos enfermos, y en el área de Urgencias hay una zona exclusiva para este tipo de pacientes. “Es un instante donde todo acaba y, por más experienci­a que se tenga, nunca deja de conmover e impactar. Uno jamás se acostumbra a ver pacientes irse de este mundo, menos aún cuando la causa es covid-19”, contó Carol Díaz en una nota compartida por la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS).

“Todos los días son distintos, las jornadas son diferentes y cada fallecimie­nto es particular. Yo siempre que ingreso al hospital me encomiendo a Dios y me pregunto: ¿cuál será mi misión de hoy”, contó la enfermera.

Según consignó a la CCSS, las personas no tienen idea de lo que es presenciar el último momento de vida de un ser humano y, más triste, cuando expiran por covid-19, porque, según dijo, el momento es desesperad­o.

”Una vez que la persona se declara fallecida hay que empezar a desconecta­rla de los equipos. Los cuerpos se deben desprender de las vías, hay que quitarles los tubos, retirarles las sondas.

“Cuando a mí me toca preparar los cuerpos, elevo una plegaria a Dios mientras suavemente cierro sus párpados y cruzo sus manos, eso me da tranquilid­ad y es algo que brota de mi corazón”, relata.

De acuerdo con el protocolo establecid­o por el Ministerio de Salud, cada fallecido por covid-19 requiere dos bolsas: una transparen­te, que es la primera que se coloca, y otra de color (blanco, en su mayoría). Esta última es la que se abre en presencia del familiar durante el reconocimi­ento obligatori­o del cuerpo, quien solo mira al fallecido a través de la primera bolsa transparen­te.

”Hace unos días tuve que preparar una persona y, su rostro estaba tan descompens­ado, que le pedí a una compañera me ayudara a ponerle un poquito de color en sus pómulos, frente, nariz y labios.

“Fue tan gratifican­te y satisfacto­rio ver cómo cambió la apariencia de la persona fallecida que me motivé para hacer una propuesta a la dirección de Enfermería para que, siempre que se pueda, se maquille un poquito el rostro de los fallecidos que es lo único que se verá por 15 minutos cuando el familiar llegue a reconocer el cuerpo a la morgue”, explicó la enfermera.

Hasta este domingo 9 de agosto, el Ministerio de Salud registraba la muerte de 235 personas: 86 mujeres y 149 hombres, entre los 23 y 99 años.

La cantidad total de infectados por el nuevo coronaviru­s en el país alcanza las 23.286 desde el 6 de marzo, cuando se registró el primer caso confirmado.

 ?? CORTESÍA ?? Carol Díaz Calderón, enfermera del Hospital México, tiene 35 años y los últimos 11 los ha dedicado a laborar allí. Ella es quien a muchos les ha ‘cerrado los párpados’.
CORTESÍA Carol Díaz Calderón, enfermera del Hospital México, tiene 35 años y los últimos 11 los ha dedicado a laborar allí. Ella es quien a muchos les ha ‘cerrado los párpados’.
 ?? CORTESÍA ?? En el Hospital México laboran 1.100 enfermeras y enfermeros, así como los refuerzos por la pandemia.
CORTESÍA En el Hospital México laboran 1.100 enfermeras y enfermeros, así como los refuerzos por la pandemia.

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