Caja faltó a la verdad: recibió mascarillas sabiendo que no eran de uso médico
700.000 cubrebocas comprados para hospitales
‘Se aprueba su ingreso’
Comisión supo inconveniente el 30 de junio y avaló envío a hospitales
‘Se entregaron sin ver’
Macaya y gerente alegaron ‘error’. Según ellos, no se vio la etiqueta
Dos marcas diferentes
CCSS también conocía que el lote no era del fabricante estipulado
El domingo 12 de julio, a las 3:46 p. m., la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) envió un comunicado de prensa en el que informó que gestionaba el cambio urgente de un lote de 700.000 mascarillas descartables.
La razón era que el producto estaba etiquetado como “non-medical use” (no uso médico).
En ese comunicado, el gerente de Logística, Fernando Porras Meléndez, declaró que desde el 10 de julio se solicitó a hospitales y clínicas la devolución luego de identificar un “error material en la inspección de la rotulación de la caja de empaque”.
El lunes 13 de julio, en conferencia de prensa, Román Macaya, presidente ejecutivo de la CCSS, alegó lo mismo.
“El informe que tenemos de la Gerencia de Logística, no es que se compraron mal. Se compraron, en buena teoría, de acuerdo a las especificaciones. Fue que se entregaron sin ver que tenían una rotulación que decía ‘non-medical’. Ahora, si eso cumple o no con los criterios médicos, es otra cosa“.
De inmediato, anunció una investigación para precisar qué fue lo que pasó con esos insumos, claves para proteger a médicos y enfermeras de contagios con pacientes infectados de covid-19.
Por escrito. No obstante, contrario a la versión oficial, en la Caja se sabía que el lote de 700.000 mascarillas ‘non-medical use’ tenía defectos desde que lo recibieron en su almacén central, el 30 de junio.
Documentos públicos revisados por La Nación muestran que el lote de mascarillas 20200428-001, suministrado por la empresa Interconsultoría de Negocios y Comercio IBT S. A., estaba rotulado como de uso no médico.
Además, no correspondía con la marca ofrecida en el proceso de contratación, que era Coned Medical Limited.
Un análisis realizado por la Comisión Técnica de Normalización y Compras de Implementos y Equipo Médico Quirúrgico, el 30 de junio, indica que aprobaron y aceptaron ese producto de uso no médico “por interés público”.
Sin embargo, en la nota no detallan a qué se refiere con esa expresión.
La inspección valoró 50 unidades del lote y se limitó a decir que “se verifica ingreso contra muestra” y agrega: “se aprueba su ingreso y distribución; por el interés público”.
La Comisión Técnica está integrada por Shirley Ramírez Moya, Grace Corrales Saborío, Magda Canto Oreamuno, Julieta Fernández Calderón y Ligia Alvarado Sandí.
De esa manera, las mascarillas empezaron a distribuirse en los centros de salud pese a los posibles riesgos.
Quejas. Los problemas empezaron el 6 de junio, día en que comenzaron a llegar consultas y reportes sobre las mascarillas cuyo rotulado indicaba que no eran de uso médico.
El primero en presentar una queja fue el Hospital Enrique Baltodano, en Liberia, Guanacaste.
Un día después, el 7 de julio, ya con los reportes de los hospitales encima, la Comisión Técnica emitió un oficio en el que rechazó otros dos lotes de mascarillas no médicas que llegaron a bodegas centrales para su inspección y subrayó que, el 30 de junio, aceptó el lote 20200428-001 “por el interés público” debido a “la urgencia y el desabastecimiento de este insumo”.
Además, expuso que los cubrebocas entregados el 30 de junio son del fabricante Fengyuan Medical Technology, el cual difiere de la marca propuesta y aprobada en la contratación (Coned Medical Limited), la cual ofrecería un filtrado de virus, bacterias y partículas del 98%.
El 8 de julio, la CCSS le informó al proveedor los problemas, le solicitó acudir a bodegas centrales para retirar el producto que no cumplía y le solicitó reponer las unidades etiquetadas como no médicas.
Adrián Herrera Ramos, representante de Interconsultoría de Negocios y Comercio IBT, afirmó que desconoce el significado de la frase “por el interés público”.
“Desconozco la referencia a la que hace mención”, manifestó vía correo electrónico.
Sin respuesta. La Nación, desde el 6 de agosto, solicitó una entrevista con Luis Fernando Porras Meléndez, gerente de Logística de la CCSS, pero respondió, el viernes 7, que no tenía espacio en su agenda y solicitó, por medio de la oficina de prensa, enviar las preguntas por escrito.
Se le enviaron el sábado 8 de agosto en la mañana, pero hasta el cierre de esta información no había dado respuesta.
Semanas atrás, Porras achacó la distribución de las mascarillas a un “error”.
“El error material es que
dentro del proceso de control de calidad de todos los insumos, hacemos pruebas de permeabilidad, de cortado (para ver las tres capas), y hacemos pruebas de tensión mecánica y de funcionalidad, y debíamos hacer pruebas de revisión documental y de etiquetado. El error material, al parecer, se da en la revisión del etiquetado. Es parte de la investigación que está en curso a lo interno de la institución”, señaló.
En el expediente de ejecución revisado por La Nación no hay evidencia de las supuestas pruebas mencionadas por Porras.
Lenín Hernández, secretario general del Sindicato Nacional de Enfermería y Afines (SINAE), aseveró que ellos solicitaron a la Gerencia Médica de la CCSS, información sobre el lote de mascarillas cuestionado, pero no recibieron respuestas claras.
Compra de $1,1 millones. El lote 20200428-001 con 699.850 mascarillas quirúrgicas descartables forma parte de una compra de 2.890.000 tapabocas por $1,1 millones a Interconsultoría de Negocios y Comercio IBT S.A..
Esa adjudicación es la primera que obtiene esa firma con la Caja, reconoció su representante Adrián Herrera.
Añadió que tienen 24 años de experiencia en exportaciones e importaciones y, en los últimos 10 años, aseguró, se han dedicado a representar, en Costa Rica y Centroamérica, a una empresa china fabricante de implementos médicos e instrumentos musicales.
Herrera ofreció contactos para corroborar lo dicho.
Interconsultoría de Negocios y Comercio IBT S. A. tiene sus oficinas en Belén, Heredia, y no dispone de página web.
La adquisición por $1,1 millones se gestionó por medio de un proceso excepcional por la urgencia de la CCSS de contar con ese insumo, pues es necesario para proteger al personal del nuevo coronavirus.
Las principales características de las compras excepcionales son que permiten acortar los plazos de contratación y elimina la fase de apelaciones; para llevarlos a cabo debe contarse con una autorización previa de la Contraloría.
La orden de compra a favor del proveedor fue emitida el 9 de abril de 2020; el compromiso era entregar el producto 45 días naturales contados a partir del 15 de abril.
A pesar de esa disposición, logró cumplir con la cantidad de mascarillas pactadas hasta el 22 de julio, es decir, más de tres meses después de lo estipulado en el contrato.
Herrera alegó que se atrasaron porque “en tiempos de pandemia, la logística internacional de importación de productos se torna radicalmente más complicada. Los tiempos de entrega son mucho más dilatados debido a demoras por inspecciones sanitarias, el poco transporte disponible, las regulaciones portuarias, etc., por esta razón buscamos diferentes alternativas en mercados internacionales”, lo cual lograron luego.