‘La pandemia nuestra es el hambre y la desesperanza’
› Tres mujeres narran cómo la desesperación invade sus hogares
El anuncio de que las actividades masivas no regresarían hasta enero del próximo año debido a la pandemia del coronavirus, mantiene en la desesperación a los hogares de Wendy García, Marleny Hartman y Giovana Caruzo, quienes tienen sus contratos suspendidos desde marzo.
Las primeras dos mujeres son jefas de hogar y trabajaban como saloneras de eventos especiales en hoteles, antes de que los brotes del virus suspendieran sus labores.
Caruzo sostiene el hogar junto a su esposo, pero ambos laboran en casinos, actividad que tampoco volverá en el corto plazo.
Todas son trabajadoras suspendidas a largo plazo, pues tienen casi cinco meses sin recibir salario y no podrán retomar sus puestos pronto, por las restricciones.
Mientras esperan ese momento, tampoco consiguen otras oportunidades de trabajo en un mercado laboral cada vez más reducido a raíz de la crisis por la pandemia.
Unas 551.000 personas estaban desempleadas para el segundo trimestre del año, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En tanto, la pandemia dejó a unos 64.000 trabajadores con contratos suspendidos, de acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). Solo los patronos de 1.600 de esos empleados los reintegraron a sus labores.
Trabajo descartó, de momento, extender el subsidio por tres meses más a los beneficiarios, pues el propósito es cubrir a la mayor cantidad de personas afectadas.