La Nacion (Costa Rica)

Las empresas de mujeres son buena inversión

- Lilyana Pavlova VICEPRESID­ENTA del BANCO EUROPEO de INVERSIONE­S LILYANA PAVLOVA: es vicepresid­enta del Banco Europeo de Inversione­s. © Project syndicate 1995–2020

LUXEMBURGO– ¿Es usted capitalist­a de riesgo? Entonces, casi seguro que es un hombre. Pero le conviene saber que el mejor modo de ganar al mercado es invertir su dinero en una em‑ presa dirigida por una mujer.

Esa regla de oro (cherchez la femme) simplifica­ría ra‑ dicalmente las complicada­s decisiones de inversión de la industria del capitalism­o de riesgo. Pero como el 91 % de los puestos ejecutivos del área están ocupados por hombres, nunca se prestó suficiente atención al rendi‑ miento de las empresas lide‑ radas por mujeres.

Para impulsar la innova‑ ción en Europa, es necesario que las empresas dirigidas por mujeres consigan finan‑ ciamiento que les permita al‑ canzar su potencial.

La pérdida anual de pro‑ ductividad en la Unión Euro‑ pea (UE) como resultado de la salida de mujeres del área de la tecnología de la infor‑ mación y las comunicaci­ones (TIC) es alrededor de 16.200 millones de euros ($19.100 mi‑ llones).

Las mujeres representa­n aproximada­mente el 52 % de la población de Europa; sin embargo, solo constituye­n el 34 % de las personas autoem‑ pleadas de la UE y el 30 % de las que crean start-ups.

Encima, en el 2017, las em‑ presas de TIC lideradas por mujeres recibieron en todo el continente menos del 10 % de la inversión en start-ups.

Hay estudios que indican que las empresas dirigidas por mujeres exhiben cierto grado de aversión a riesgos y por eso son menos propensas a buscar financiami­ento ex‑ terna.

Aun sabiendo que pueden conseguirl­o, muchas empren‑ dedoras en la UE prefieren aportar una parte grande del capital inicial de sus empre‑ sas ellas mismas.

Por eso, cuando un nuevo emprendimi­ento es creado por una mujer, es menos pro‑ bable que busque capitales de riesgo.

La relativa ausencia de mujeres en el sector empren‑ dedor, combinada con su pre‑ ferencia declarada por iniciar sus empresas sin ayuda exter‑ na, puede haber contribuid­o a una reducción de la deman‑ da general de financiami­ento externo en Europa.

La situación es todavía peor en Estados Unidos, don‑ de unas cuatro de cada cinco empresas de capitales de ries‑ go jamás emplearon a una mujer en un puesto jerárqui‑ co del área de inversione­s. Y de cada diez personas nuevas que contratan, apenas una es mujer.

En síntesis, una combi‑ nación de aversión a riesgos femenina, sesgos de género masculinos y la subrepre‑ sentación de las mujeres en el ámbito de la inversión y la creación de empresas ha crea‑ do un círculo vicioso difícil de romper.

Esa es la parte mala. La par‑ te buena es que es posible rom‑ per el círculo vicioso, sobre todo si se piensa en el amplio potencial de las emprende‑ doras para la innovación y la creación de empleos.

Las empresas dirigidas por mujeres tienden a atraer más inversione­s en sus eta‑ pas avanzadas que las dirigi‑ das por hombres. Además, su mediana de ingresos tiende a superar al mercado, y es más probable que empleen a otras mujeres emprendedo­ras.

Esas son algunas de las con‑ clusiones de un informe que el Banco Europeo de Inversione­s (BIE) publicó a principios de julio.

De hecho, el BEI también halló que, entre las empresas de la UE apoyadas por capita‑ les de riesgo, las lideradas por mujeres son más exitosas en cuanto a valor y volumen de negocios.

Las empresas maduras fi‑ nanciadas por capitales de riesgo tienden a contratar a más mujeres en general, y esto ha contribuid­o a una reciente

El Banco Europeo de Inversione­s halló que, entre las empresas de la Unión Europea apoyadas por capitales de riesgo, las lideradas por mujeres son más exitosas en cuanto a valor y volumen de negocios

alza en el financiami­ento para empresas fundadas por mu‑ jeres o que tienen mujeres en puestos ejecutivos.

Otro hecho igualmente pro‑ metedor es que el ritmo anual de inversión de capitales de riesgo en empresas dirigidas por mujeres en Europa ya es mayor al crecimient­o general de la inversión en la región.

Desafíos globales, como la pandemia de covid‑19, ponen de manifiesto la necesidad de más financiami­ento para las mujeres emprendedo­ras, quie‑ nes desempeñar­án un papel fundamenta­l en la respuesta a los shocks de mercado y en la recuperaci­ón económica.

La conmoción causada por esta crisis ofrece una oportu‑ nidad para alentar un mayor equilibrio de género en el sec‑ tor innovador. Pero para avan‑ zar hacia la paridad de género y cosechar a plenitud los bene‑ ficios de la diversidad, se nece‑ sita un cambio radical de acti‑ tudes, culturas empresaria­les e institucio­nes.

En este sentido, el BEI viene haciendo un esfuerzo decidido en pos de mejorar su propia di‑ versidad de género. Pero toda‑ vía falta mucho: de los nueve miembros del Comité de Di‑ rección, solo tres (incluida yo) somos mujeres.

Además de lograr una ma‑ yor paridad de género en los puestos de liderazgo, el Grupo BEI también debe procurar que sus decisiones financiera­s beneficien a todos los miem‑ bros de la comunidad por igual.

Para tal fin, el Banco adoptó una estrategia de igualdad de género y empoderami­ento eco‑ nómico de las mujeres basada en tres pilares: protección, im‑ pacto e inversión.

El objetivo es identifica­r empresas innovadora­s y de alto crecimient­o lideradas por mujeres para ofrecerles aseso‑ ramiento, opciones de finan‑ ciamiento y ayuda para esta‑ blecer conexiones con otros actores del mercado.

Algunas entidades finan‑ cieras participan­tes incluyen, hasta ahora, a Caixabank (España), Garanti Bank (Ru‑ mania), Karmijn Kapitaal (los Países Bajos) y Unicredit (Ita‑ lia).

Sería bueno que otros ban‑ cos de inversión y desarrollo de todo el mundo consideren la adopción de un modelo simi‑ lar.

Con una firme alianza entre los bancos públicos y los inver‑ sionistas privados, es posible alentar a capitalist­as de riesgo y otras fuentes de financiaci­ón a mejorar el equilibrio de géne‑ ro en sus estrategia­s.

En definitiva, garantizar el acceso a financiami­ento para las empresas dirigidas por mu‑ jeres implica creación de em‑ pleo y un aporte a la prosperi‑ dad compartida.

El empoderami­ento femeni‑ no no solo tiene sentido desde el punto de vista ético y social, sino que también es bueno para los negocios.

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