HORIZONTES
El laureado pianista estadounidense y músico por excelencia Leon Fleisher falleció el 2 de agosto en un hospicio en Baltimore, de cáncer, a los 92 años.
El decano del Instituto Peabody de la Universidad Johns Hopkins, Fred Bronstein, subrayó que el nombre de León Fleisher es el del Instituto y su hogar durante más de seis décadas, contadas desde 1959.
Al recibir los honores del Kennedy Center en el 2007, Fleisher fue reconocido como un “músico consumado cuya carrera como músico, pianista y maestro solo se gana con inteligencia y calor como ser humano”.
León nació en el seno de una familia judía que emigró a Estados Unidos a raíz del complejo panorama europeo y el surgimiento del nazismo. Dentro de ese complicado mapa geopolítico, resultaba claro que la educación de talentosos niños y jóvenes, sobre todo de ascendencia hebrea, era un sueño muy difícil de concretar. Eso creaba un bloque de obstáculos que solo era dable superar con supertalentosos y prometedores muchachos, como Leon.
El niño prodigio de los Fleisher empezó a estudiar piano a los cuatro años y, más tarde, a los nueve, el legendario Artur Schnabel lo invitó a ser su estudiante; primero, en Como, Italia, y, luego, en Nueva York, donde Schnable cultivó e inspiró al joven Fleisher conforme este se convirtió en uno de los grandes maestros musicales de nuestro tiempo.
Leon debutó con la Filarmónica de Nueva York, dirigida por Pierre Monteux, cuando tenía 16 años. Monteux lo llamó “el hallazgo pianístico del siglo”.
En 1965, antes de una gira por Rusia, aparecieron los síntomas de una condición debilitante en la mano derecha, más tarde identificada como distonía focal, cuadro neurológico que causa a los dedos arrollarse dentro de la palma de la mano. A mediados de los noventa, con las terapias, recobró el uso de la mano derecha como para permitir un renacimiento de su carrera como pianista.
En el 2003, él y la esposa, la también pianista Katherine Jacobson, dieron conciertos por todo el mundo y grabaron para Sony Classical. Two Hands fue una cinta autobiográfica del pianista, aclamada como la mejor película del 2014.
En conmemoración de sus 90 años, apareció en las grandes ciudades de Canadá y el norte de Estados Unidos. Su muerte es una inmensa pérdida para el arte mundial.