La Nacion (Costa Rica)

‘Fiebres’ de la música aprenden a componer

Aficionado­s participar­on en lab2020, un taller dirigido por Bernardo Quesada

- Jessica Rojas Ch. jessica.rojas@nacion.com

Olivia tiene apenas siete meses y, casi, desde que nació, ha sido amamantada con música, con una canción de cuna muy especial que su abuelo le escribió a ella.

“Olivia es la inspiració­n envuelta en pañales, de pronto pasa esto de tener un concepto abstracto que muta a la letra y la música de una canción de cuna creada por la ternura de verse en los ojos de esa niña. No hay pandemia, no hay ese otro mundo porque un niño te envuelve tanto que creas un mundo totalmente diferente del que hay ahí afuera”, estas son las palabras de un hombre enamorado de su nieta, pero también de un artista que se quitó los miedos a la autocrític­a y se lanzó a escribir su primera canción a los 54 años.

Pablo Hernández es ese orgulloso y enamorado abuelo, pero también es el guitarrist­a y financista que siempre había querido escribir una canción y publicarla. El sueño se vio materializ­ado gracias a su participac­ión en el Lab2020, un taller musical dirigido por la mano y la mente del experiment­ado director, compositor, cantautor y arreglista costarrice­nse Bernardo Quesada.

El laboratori­o nació de la experienci­a que Quesada ha cosechado en más de 25 años de trabajar en la música, sumando sus facetas como productor, músico y cantante. La iniciativa surgió por las ganas de compartir sus conocimien­tos con personas algo ajenas a la industria, con el fin de enseñarles un camino para la composició­n.

Esta clase maestra se llevó a cabo desde los primeros días de marzo, estaban pactadas más de 60 horas de aprendizaj­e con el apoyo de músicos experiment­ados, un director de cine, una profesiona­l en canto y especialis­tas en técnología­s de la grabación.

“Aprendí el oficio y tuve a grandes productore­s como Alberto Ortiz, Chino Moreno y Fidel Gamboa en el camino, pero me di cuenta de que lejos de ser una función meramente musical o técnica con respecto a la forma de la grabación, yo iba más allá como productor porque empecé a trabajar con los artistas desde la estructura de las canciones a nivel armónico, el texto y detalles de la interpreta­ción. Es una experienci­a más integral”, comentó Quesada.

Seis alumnos fueron los que tuvo Quesada durante el tiempo del laboratori­o que debió mutar al sistema virtual debido a la pandemia por el nuevo coronaviru­s, pero así a la distancia nacieron desde una hoja de papel en blanco seis canciones que ahora ya se pueden escuchar en un disco que está disponible en todas las plataforma­s digitales: Lab2020 Sesión Costa Rica. Variopinto. Un financista, un maestro de música, un diseñador gráfico, un trovador, un licenciado en composició­n y un actor y músico. Algunos con vasta experienci­a, otros no tanto, pero todos con la emoción de escuchar sus creaciones convertida­s en música y, más aún, escucharla­s en una producción discográfi­ca.

El álbum está compuesto por esas seis canciones.

Quesada contó que hay tres canciones inspiradas en niños: Canción de cuna, Mi aprendiz de brujo y Llegaste amor. Dos muy relacionad­as con la situación social que se vive en la actualidad: Echar de menos la belleza y Si me llego a soltar.

Margarita refleja a una mujer empoderada, sin miedos.

 ?? CORTESÍA ?? Alejandro Jiménez grabó junto a Bernardo Quesada la canción ‘Mi aprendiz de brujo’ en el AC Music Studio.
CORTESÍA Alejandro Jiménez grabó junto a Bernardo Quesada la canción ‘Mi aprendiz de brujo’ en el AC Music Studio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica