‘Fiebres’ de la música aprenden a componer
Aficionados participaron en lab2020, un taller dirigido por Bernardo Quesada
Olivia tiene apenas siete meses y, casi, desde que nació, ha sido amamantada con música, con una canción de cuna muy especial que su abuelo le escribió a ella.
“Olivia es la inspiración envuelta en pañales, de pronto pasa esto de tener un concepto abstracto que muta a la letra y la música de una canción de cuna creada por la ternura de verse en los ojos de esa niña. No hay pandemia, no hay ese otro mundo porque un niño te envuelve tanto que creas un mundo totalmente diferente del que hay ahí afuera”, estas son las palabras de un hombre enamorado de su nieta, pero también de un artista que se quitó los miedos a la autocrítica y se lanzó a escribir su primera canción a los 54 años.
Pablo Hernández es ese orgulloso y enamorado abuelo, pero también es el guitarrista y financista que siempre había querido escribir una canción y publicarla. El sueño se vio materializado gracias a su participación en el Lab2020, un taller musical dirigido por la mano y la mente del experimentado director, compositor, cantautor y arreglista costarricense Bernardo Quesada.
El laboratorio nació de la experiencia que Quesada ha cosechado en más de 25 años de trabajar en la música, sumando sus facetas como productor, músico y cantante. La iniciativa surgió por las ganas de compartir sus conocimientos con personas algo ajenas a la industria, con el fin de enseñarles un camino para la composición.
Esta clase maestra se llevó a cabo desde los primeros días de marzo, estaban pactadas más de 60 horas de aprendizaje con el apoyo de músicos experimentados, un director de cine, una profesional en canto y especialistas en técnologías de la grabación.
“Aprendí el oficio y tuve a grandes productores como Alberto Ortiz, Chino Moreno y Fidel Gamboa en el camino, pero me di cuenta de que lejos de ser una función meramente musical o técnica con respecto a la forma de la grabación, yo iba más allá como productor porque empecé a trabajar con los artistas desde la estructura de las canciones a nivel armónico, el texto y detalles de la interpretación. Es una experiencia más integral”, comentó Quesada.
Seis alumnos fueron los que tuvo Quesada durante el tiempo del laboratorio que debió mutar al sistema virtual debido a la pandemia por el nuevo coronavirus, pero así a la distancia nacieron desde una hoja de papel en blanco seis canciones que ahora ya se pueden escuchar en un disco que está disponible en todas las plataformas digitales: Lab2020 Sesión Costa Rica. Variopinto. Un financista, un maestro de música, un diseñador gráfico, un trovador, un licenciado en composición y un actor y músico. Algunos con vasta experiencia, otros no tanto, pero todos con la emoción de escuchar sus creaciones convertidas en música y, más aún, escucharlas en una producción discográfica.
El álbum está compuesto por esas seis canciones.
Quesada contó que hay tres canciones inspiradas en niños: Canción de cuna, Mi aprendiz de brujo y Llegaste amor. Dos muy relacionadas con la situación social que se vive en la actualidad: Echar de menos la belleza y Si me llego a soltar.
Margarita refleja a una mujer empoderada, sin miedos.