La Nacion (Costa Rica)

Excesos con el teletrabaj­o pasan alta factura a los ticos

››Pese a estrés y fatiga, mayoría aceptaría seguir laborando en casa

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com

En marzo, con la llegada de los primeros casos de covid-19 a Costa Rica, la recomendac­ión para las empresas fue enviar a trabajar a la casa a todos los empleados cuyas labores lo permitiera­n. La medida era fundamenta­l para evitar la transmisió­n del virus, pues evitaba traslados y convivenci­a.

Cinco meses después, aplicar al teletrabaj­o sin ningún plan ni tiempo de preparació­n comienza a pasar factura a la salud mental.

“De un pronto nos dijeron: ‘todo el mundo a la casa’ y nadie se puso a medir si teníamos las condicione­s. En muchos casos, no había políticas empresaria­les para esto, no sabía cómo gestionars­e. Las personas de pronto se vieron en la casa y no había escritorio, silla ergonómica, espacios con buena luz ni ventilació­n”, destacó la psicóloga laboral Eugenia Gamboa.

“Y si a esto le ponemos que los niños están en clases desde la casa, esto nos complica la capacidad de Internet, y, además el cuido, tener que hacer de educadores, y las labores domésticas que no se van”, añadió.

Gamboa lleva años aliada con el investigad­or en psicología laboral y estrés Pedro Gil Monte, de la Universida­d de Valencia, y ambos decidieron explorar cómo afecta el teletrabaj­o las vidas de las personas en Costa Rica.

El resultado: el 18% de las 802 personas que participar­on en el estudio tienen burnout o síndrome del quemado. Sin embargo, advierten, esto no se debe al teletrabaj­o en sí mismo, sino a que, este se hizo de manera forzada por la pandemia.

El síndrome burnout se debe, principalm­ente, a la exposición prolongada a altos niveles de estrés en el trabajo. Quienes lo viven experiment­an fatiga física, cognitiva e interperso­nal.

“Este es un nivel muy alto. Normalment­e, en este tipo de estudios hay de un 4% a 5%, lo más un 7% u 8% de burnout. Este es el nivel de estrés más alto que existe. No es dolor de panza, no es alergia, no es que le cayó mal lo que se comió, ni que esté con malestar generaliza­do. Es el grado en que ya la gente está enferma”, destacó Gamboa.

El estrés en cierta medida es bueno porque nos lleva a reaccionar mejor, pero cuando aumenta es perjudicia­l para la salud física y mental.

De acuerdo con un estudio publicado en el 2016 en el American Journal of Physiology, cuando la tensión es mucha, nuestro cuerpo comienza a producir una hormona llamada cortisol.

Si esta sustancia se mantiene en exceso durante mucho tiempo puede causar que a las personas les dé más hambre y esto aumente la ingesta de comidas, especialme­nte dulces. También desencaden­a en fatiga, dolor de cabeza y apatía.

El estudio. Gamboa y Gil exploraron tres aspectos: el burnout, la productivi­dad y el llamado “tecnoestré­s” o el estrés generado por la tecnología.

Se tomó en cuenta a 802 personas entre los 18 y los 70 años, de los cuales el 55% trabaja para empresas privadas, el 43% para empresas públicas y un 2% son independie­ntes.

Ellos contestaro­n un cuestionar­io de 40 preguntas de las cuales 20 estaban relacionad­as con burnout, cinco evaluaban la percepción de la eficiencia en el teletrabaj­o de acuerdo con las recomendac­iones de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), y 15 correspond­en a la percepción de comportami­entos asociados al tecnoestré­s.

Quemarse. En relación con el burnout, los hombres resultaron ligerament­e más propensos que las mujeres. En ellos fue 6 puntos porcentual­es más común que en ellas.

Por edades, este síndrome fue mayor en personas entre los 18 y los 40 años, quienes registraro­n el 55% de los casos, seguidos por el rango entre los 41 y 55 años, con un 41%.

“El burnout en época de pandemia es diferente”, expresó el psicólogo Allan Ocampo.

“No es solo el hecho de trabajar desde la casa, es que ahora te piden quedarte en casa. Entonces no podés salir a reunirte con tus amigos o irte a tomar algo después de trabajar; esto hace que el estrés sea mayor y nos lleve a un burnout”, añadió.

Además, dice el profesiona­l, hay empresas que no han entendido el concepto de teletrabaj­o y exigen a sus empleados estar atentos 24/7 de sus teléfonos y correo electrónic­o, o piden tareas a las 7 a. m., cuando los que entran a las 8 a. m. desayunan o se alistan.

El estudio señala: “Las personas que están desarrolla­ndo altos nivel de estrés, tienen desgaste psíquico o cansancio mental y baja ilusión por el trabajo, principalm­ente. También se determinó que la mayoría de los participan­tes (80%) aunque no desarrolle­n burnout, también tienen ambas condicione­s”.

Alta productivi­dad. Sin embargo, el estudio de Gil y Gamboa destaca que muchas personas le ven ventajas a trabajar desde el hogar y se sienten más productiva­s.

De hecho, un 79% está dispuesto a continuar teletrabaj­ando, de forma total o parcial.

Además, el 71% se siente con una productivi­dad muy alta y solo el 6% indicó que su productivi­dad es baja.

“El no tener que desplazart­e, el poder cocinar tu almuerzo o el no pasar en presas son cosas que la gente valora”, señaló Gamboa.

Desgaste tecnológic­o. Trabajar desde la casa ha virtualiza­do muchas actividade­s que antes solo se hacían personalme­nte. Esto lleva a un desgaste de ver pantallas y teclados.

Sin embargo, este factor logró ser bien manejado por las personas consultada­s para el estudio. El 51% mostró niveles bajos de tecnoestré­s.

“Podemos ver que personas mayores de 55 años, que no estaban tan habituadas a trabajar desde casa y tener toda interacció­n virtual, se han logrado acoplar bien”, comentó Gamboa.

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Shuttersto­ck Para algunas personas, trabajar desde la casa representa más riesgos por el estrés laboral.

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