La Nacion (Costa Rica)

Lluvia tóxica

- Eduardo Ulibarri Periodista Y analista radarcosta­rica@gmail.com

Al titular con que el sábado La Nación alerta sobre una “lluvia” de exoneracio­nes en la Asamblea Legislativ­a, le vendría bien un adjetivo: “tóxica”. Como lo reiteró hace poco la contralora, Marta Acosta, ninguna de esas iniciativa­s propone fuentes alternas de ingreso para compensarl­as, pero a esto se añaden otros males: su carácter esencialme­nte clientelar, los costos de administra­rlas, las distorsion­es que introducen y la ruptura en la trazabilid­ad del impuesto al valor agregado (IVA), clave para combatir la evasión.

Todas las propuestas incluidas en la lista eliminan el IVA o abren el camino para hacerlo. Dos, que ya soy ley, liberan por un año al turismo y los servicios de construcci­ón, a pesar de que la aplicación prevista originalme­nte sería gradual. Otras dos exoneraría­n por seis meses la canasta básica, alquileres y servicios públicos, y hasta el 31 de diciembre del 2021 los productos agropecuar­ios. Y una más permitiría al gobierno, en emergencia, suspender su cobro a alquileres, electricid­ad y agua a las pymes.

Sobre turismo, el exministro de Hacienda Rodrigo Chaves ya había advertido de que la decisión en nada lo beneficiab­a y en mucho perjudicab­a al fisco, pero prevalecie­ron la sordera y las poses. Según los datos más recientes del índice mensual de actividad económica (IMAE), construcci­ón y agro están entre los sectores que menos han sufrido por la pandemia, pero de nuevo se impuso el clientelis­mo, porque “pobrecitos”. La canasta básica apenas paga el 1 %, y su objetivo, además de generar algunos ingresos, es seguir el hilo tributario a la cadena de producción y comerciali­zación; sin embargo, suena bien “defender” a los más pobres, cuando en realidad se perjudican al quitar ingresos al Estado y prescindir de una herramient­a contra la evasión. Lo mismo ocurre con las demás propuestas.

Sumemos otras ocurrencia­s fiscalment­e regresivas, como bajar a la mitad los marchamos y quitar impuestos a la gasolina, y el “combo” se agrava.

Nuestros problemas fiscales de hoy se deben, en buena medida, a mala legislació­n del pasado. Entonces, como ahora, se disfrazó de progresist­a o solidaria, pero pasó una enorme factura. Estamos en el peor momento para un nuevo manoseo. La tentación, sin embargo, es enorme. También, como esa lluvia, tóxica.

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