Ayunos de pensamiento crítico
La enseñanza para buscar la verdad basada en fuentes fidedignas debe acometerse
En épocas como esta, pandémica, de insatisfacción con los gobiernos, fanatismos ideológicos y más, me replanteo la necesidad de enseñar pensamiento crítico.
Entre varias definiciones, me decanté por la siguiente: “Es el proceso de dudar de las afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas. Consiste en analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, en especial aquellas afirmaciones que la sociedad acepta como verdaderas en la vida cotidiana”. La finalidad del pensamiento crítico es la búsqueda de la verdad objetiva. No pretende un cambio en la gente ni en sus sentimientos ni de su pensamiento, pero sí un criterio basado en información fidediga.
Nuestro sistema educativo nunca ha incluido este asunto formalmente en los planes de estudio, excepto una universidad privada y por un tiempo; supongo que por desconocimiento o miedo al posible cuestionamiento del statu quo por parte de las nuevas generaciones.
Tal omisión hace más daño a la sociedad que el dudar de las afirmaciones sin mayor sustento que nos llegan todos los días y desde diferentes lugares.
Insto al Ministerio de Educación y a las universidades a impartir el pensamiento crítico en todos los niveles, ya sea como materia o como tema dentro de, por ejemplo, Cívica, Ética, Ciencias u otra asignatura.
Dada la necesidad de poseerlo, la enseñanza debe profundizarse en cada nivel, no solo para que a los alumnos no se les olvide, sino para mejorar en ellos la capacidad de análisis conforme avanzan en sus estudios.
¿Y todos cuantos nunca recibieron un curso o una charla formal acerca del pensamiento crítico? Es obligación moral del gobierno, de las universidades públicas y privadas, de la Defensoría, del Tribunal Supremo de Elecciones y de la prensa en sus diversas modalidades crear y mantener campañas de formación acerca del problema que nos ocupa.
Ya existe, por lo menos, una iniciativa del periódico La Nación, con #Nocomacuento, en esta dirección. Otros pueden hacer lo mismo.
Con optimismo, espero que mis palabras no caigan en el vacío y alguna de las entidades mencionadas haga suya mi propuesta.