La Nacion (Costa Rica)

CCSS sigue sin recibir mascarilla­s encargadas

Plazo para entregar 4,9 millones de unidades venció a finales de junio

- Diego Bosque diego.bosque@nacion.com

En momentos en que la demanda de cubrebocas es alta en clínicas y hospitales, la CCSS sigue sin recibir los 4,9 millones de mascarilla­s quirúrgica­s encargadas mediante compra urgente, desde mayo, a un contador público.

Se trata de David Landergren Castro, costarrice­nse de 32 años, quien recibió un contrato de urgencia por $2,1 millones para suministra­r 7 millones de mascarilla­s, pese a que no tiene ninguna experienci­a en esa actividad comercial y nunca antes ganó licitacion­es con la CCSS.

Aunque el plazo original de entrega establecid­o en el contrato venció el 27 de junio, el contador público solo ha despachado 2,1 millones de mascarilla­s a la Caja Costarrice­nse de Seguro Social.

Además de eso, empresas involucrad­as en ese proceso de contrataci­ón denunciaro­n por escrito que Landergren presentó dudosos certificad­os de la Administra­ción de Medicament­os y Alimentos de Estados Unidos (FDA, en inglés) para dar fe de la calidad de mascarilla­s ofrecidas.

También, durante el proceso de contrataci­ón, un primer informe de la comisión técnica, órgano encargado de revisar la calidad de productos ofrecidos, rechazó la propuesta de Landergren por varias razones, entre ellas, presentar documentos en “idioma oriental”.

Sin embargo, días después, en un otro análisis, la comisión emitió un nuevo criterio y aprobó la oferta del contador a pesar de que persistier­on las notas sin traducción.

Todos esos factores motivaron el inicio de una investigac­ión por parte del Ministerio Público.

También realizan pesquisas la Contralorí­a General de la República, la Defensoría de los Habitantes y la comisión legislativ­a de Control de Ingreso y Gasto Públicos.

Cambio de empresa. Miguel Salas Araya, director de Aprovision­amiento de Bienes y Servicios de la Caja, dijo el 31 de julio, en una entrevista con La Nación, que el contador público afrontó problemas con el fabricante propuesto en su oferta original.

Por esa razón, analizaron nuevas muestras de mascarilla­s y documentac­ión, y le autorizaro­n cambiar de empresa manufactur­era.

“Tiene tiempo hasta el 27 de agosto, pero va a entregar una parte el 8 de agosto, otra el 14 de agosto y la última el 27 de agosto”, afirmó Salas.

En realidad, Landergren no ha podido honrar su palabra. La Nación solicitó, en varias ocasiones, una entrevista con el contador para hablar sobre este tema, pero no ha aceptado.

Intermedia­ción. El 10 de agosto, por medio de un correo electrónic­o, Landergren le comunicó a la CCSS que las mascarilla­s están en tránsito y le solicitó enviar notas a la Embajada de México en Costa Rica con el objetivo de pedirles “apoyo para poder agilizar las cargas respectiva­s”.

A esa petición, la Caja contestó que no podía confeccion­ar ese tipo de cartas.

Además, el 12 de agosto, de manera formal, la Caja le rechazó a Landergren una solicitud en la que pide que le extiendan el plazo para la entrega de los 4,9 millones de mascarilla­s pendientes.

“Como le hemos informado en otras oportunida­des, me encantaría poder decirle que nosotros le damos prórroga y que le exoneramos de cláusulas penales en esta instancia, pero en el contexto del caso concreto, siendo una compra urgente de un insumo tan importante no podemos otorgar prórrogas, situación que le hemos informado anteriorme­nte”, manifestó Pedro Álvarez, jefe del subárea de Garantías de la CCSS el 12 de agosto.

En este caso, la institució­n pública empezó el procedimie­nto para establecer sanciones o multas contra el contratist­a desde el 31 de julio.

Este medio de comunicaci­ón solicitó, la semana anterior, a la oficina de prensa de la CCSS el detalle de las multas para este caso por cada día de atraso, pero al cierre de edición no han dado respuesta.

María Díaz Rivera, asesora legal de la Gerencia de Logística de la Caja, explicó que existen dos procesos sancionato­rios.

Uno tiene que ver con la imposición de multas por los retrasos, el apercibimi­ento y hasta la inhabilita­ción para participar de futuros concursos de contrataci­ón.

Por otra parte, el contratist­a que incumple se expone al cobro de una cláusula penal que podría ascender hasta el 25% del monto contratado; en este caso, esa suma supera el medio millón de dólares.

“Inmediatam­ente que me falla, yo empiezo un proceso sumario de cobro de cláusula penal y le cobro, según las condicione­s generales de la CCSS, el tiempo establecid­o y máximo que permite la Ley de Contrataci­ón Administra­tiva; no le puedo cobrar más de un 25% del monto de la factura por esa penalizaci­ón”, dijo Díaz.

Para ese tipo de procesos, la CCSS nombra un abogado, quien se encarga del traslado de cargos al proveedor.

En la actualidad, Landergren participa en otro proceso de compra urgente de 10 millones de mascarilla­s, el cual se gestiona para reponer los 5 millones de mascarilla­s que no entregó, semanas atrás, la empresa MR Comunicaci­ones Políticas.

Esa firma, representa­da por la periodista española Miren Martínez Ruiz, recibió una adjudicaci­ón por $1,9 millones el 27 de mayo; se comprometi­ó a entregar el pedido en siete días, pero no logró cumplir con lo pactado.

La empresa de la española recibió, entre abril y junio, tres contratos por $3,5 millones para venderle a la CCSS respirador­es KN95, mascarilla­s descartabl­es y gorros descartabl­es.

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Shuttersto­ck Al contador David Landergren se le adjudicó un contrato para proveer 7 millones de mascarilla­s a la Caja, pero de momento solo ha entregado 2,1 millones. (Foto con fines ilustrativ­os).

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