La Liga Geriátrica Alajuelense
Lo correcto, lo recomendable, lo idóneo es tener a un técnico maduro y experimentado, con un equipo joven, potente y versátil. Esa es la fórmula del triunfo.
Pero la Liga Deportiva Alajuelense ha invertido el esquema: tiene a un técnico principiante e imberbe, con un equipo gerontológico. Esa es la fórmula para el fracaso.
Básicamente, Carevic vino a Costa Rica a aprender cómo se juega el fútbol.
Y por lo que a la planilla liguista atañe, bien podría llamarse “Asilo Carlos María Ulloa Fútbol Club”.
Saborío tiene 38 años, Junior Díaz 36, Bryan Ruiz 35, Machado 35, Cubero 33, Salvatierra 30, Moreira 30. Sí, ya sé que el promedio de edad es de 25, 2 años.
Pero la línea axial, la columna vertebral (el zaguero central, el jugador pivote, el creador de juego, el centro delantero) parece sacada de Parque Jurásico.
Vuelvo a machacar: todo ello con un técnico que todavía juega con carritos. Un despropósito. Un error de criterio. Una mala visión de conjunto del equipo. Un armatoste mal ensamblado, mal lubricado, mal atornillado.
Un cuadro sacado del paleolítico, cuando el fútbol se jugaba con una piedra, y no había demasiados mamuts o tigres dientes de sable en el terreno de juego.
Ahora aparece, merodeando el campamento liguista, nuestro inextinguible Guima.
Si los directivos de la Liga tuvieran un dedo de frente (no les pido dos), correrían a contratar a este extraordinario hombre de fútbol.
En su momento fue un jugadorazo (mediocampista creativo, pasador egregio, dotado de una pasmosa facilidad para el gol).
Hoy es un entrenador experimentado, un viejo lobo de mar que ha surcado todos los océanos, participado en tres campeonatos mundiales, y entrenado equipos en todas las latitudes y meridianos del planeta, incluyendo el cercano y el lejano oriente.
Una cosa me parece inexorable: con el equipo del Asilo Carlos María Ulloa y un adolescente a guisa de técnico, la Liga se encamina hacia otra amarga desilusión.
Guima es el hombre.