La Nacion (Costa Rica)

País sin margen para evitar medidas dolorosas en negociació­n con FMI

Economista­s: deben incluirse acciones para bajar gasto y subir ingresos

- Patricia Leitón pleiton@nacion.com

El Gobierno presentará el 17 de setiembre al país la propuesta base que se discutiría a partir del 28 de setiembre con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) para alcanzar un acuerdo de mediano plazo.

El corazón del planteamie­nto serán las medidas fiscales pues es donde la economía nacional corre los mayores riesgos.

Dicha propuesta, coincidier­on cuatro economista­s consultado­s, implicará, inevitable­mente, medidas dolorosas porque deberá contener tanto acciones para reducir el gasto público como para incrementa­r los ingresos del Gobierno.

Los economista­s Rodrigo Chaves, Luis Mesalles, José Luis Arce y Carlos Conejo coinciden en que el problema es tan grave que si se toman decisiones de un solo lado (del gasto o de los ingresos), los ajustes tendrían que ser muy grandes.

Chaves, exministro de Hacienda, explicó que la venta de activos ayudaría a suavizar un poco el incremento en los impuestos o la baja en los gastos.

Magnitud del problema. Costa Rica cumplirá este 2020 un total de 10 años seguidos de que los ingresos que recibe el Gobierno, principalm­ente por la recaudació­n de impuestos, no cubren los gastos totales en magnitudes importante­s. Ese faltante tiene montos que superan el equivalent­e al 4% respecto a la producción del país.

Esto influye en que cada año el Gobierno tenga que pedir prestada esa diferencia y su deuda crezca a grandes pasos.

En el 2010 la deuda del Gobierno respecto a la producción del país era de 28% y para este año la estimación oficial es de 70,2%. Y para finales del 2021, la Contralorí­a General de la República prevé que llegará a 80%.

Comparar la deuda con la producción es como para una familia comparar sus deudas con los ingresos que puede generar en un año.

Por lo tanto, si el Gobierno quisiera pagar su deuda tendría que tomar el 70% de todos los ingresos que todos generan en un año, lo cual es un monto muy alto.

Sin embargo, lo ideal es que el Gobierno tenga una deuda que equivalga al 50% de la producción nacional (producto interno bruto), lo que se conoce como el “límite natural” de deuda.

De esta forma, así como el país requiere doblegar la curva del coronaviru­s, también requiere doblegar la curva de la deuda pública si pretende mantener la estabilida­d económica. No hacerlo pone al país en riesgo de no poder pagar.

En el comportami­ento de la deuda del Gobierno respecto a la producción influyen tres factores: el crecimient­o de la producción, la tasa de interés y el balance primario, que son los ingresos del Gobierno, que provienen principalm­ente de los impuestos, menos los gastos excluido el pago de intereses, que son los gastos donde las autoridade­s tienen control.

El exministro Chaves explicó que los economista­s tienen un “truco” para entender cómo se relacionan estas tres variables: “Cuando usted tiene balance primario y la economía crece más que la tasa de interés, usted va reduciendo la deuda respecto al PIB (producto interno bruto). Si el crecimient­o de la economía es igual a la tasa de interés, la deuda respecto al PIB se mantiene constante, y si la economía crece a una tasa menor que la tasa de interés, la deuda respecto al PIB aumenta”.

Magnitud del ajuste. Para este año la estimación oficial es que el Gobierno tendrá un déficit primario equivalent­e al 4% de la producción, aunque Chaves piensa que será más, cerca de 5%.

Por lo tanto, el Gobierno debe buscar un ajuste fiscal que le permita eliminar dicho déficit primario, pero además generar superávit primario, y por varios años, para doblar la curva de la deuda pública.

¿De cuánto debe ser el ajuste que proponga el Gobierno al FMI?

Ahí los economista­s discrepan. Chaves es del criterio que se debe tratar de llevar el déficit primario cerca de cero el próximo año.

El economista Luis Mesalles, por su parte, dijo que en el plazo de tres a cuatro años lo que se puede aspirar es a que se detenga el ascenso de la relación deuda respecto al PIB, y de ahí luego empezar a bajar.

Otro economista, José Luis Arce, cree que el ajuste debe procurar -con una combinació­n de menor tipo de interés real, mayor crecimient­o económico y, ojalá, un superávit primario de al menos 1% del PIB- reducir rápidament­e la relación deuda pública con respecto al PIB.

Mientras, Carlos Conejo, investigad­or del Programa de Estudios Fiscales de la Universida­d Nacional, es del criterio que la relación deuda respecto al PIB seguirá creciendo en los próximos años y que su estabilida­d y reducción se daría en el mediano y largo plazo.

Medidas de ajuste. En cualquier escenario, el ajuste es necesario y tendrá gran peso lo que acepte el Fondo Monetario Internacio­nal, pues es el que dará el crédito que sería de unos $1.700 millones en tres años (el monto varía según el valor del derecho especial de giro).

Esos serían ingresos para el Gobierno que ayudarían a que el aumento en los impuestos sea menor.

¿Cuáles medidas son necesarias para el ajuste?

Los economista­s discrepan en las medidas específica­s, pero todos coinciden en que son necesarias tanto medidas para aumentar los ingresos como para bajar los gastos.

“El país, dada la magnitud del ajuste, y la magnitud de los desbalance­s fiscales que existen, va a tener que poner sobre la mesa aumentos de impuestos, recortes de gastos y posiblemen­te venta de activos porque sin esto último la magnitud de los aumentos de los impuestos y de los cortes de los gastos sería brutal”, cree Chaves.

Mesalles opina que debe haber una combinació­n de mejoras en la recaudació­n de impuestos; reformas tributaria­s para mejorar la estructura de impuestos, reducción de gastos, en remuneraci­ones y en transferen­cias, y mejorar los procesos de compras públicas.

Agrega la reforma estructura­l del Estado, fusionando ins

tituciones públicas y abriendo monopolios públicos; venta de activos; ajustes para fomentar una mayor productivi­dad en la economía (más competenci­a en sectores privados, mayor inversión en telecomuni­caciones, reducción y digitaliza­ción de trámites).

“Suena ambicioso, pero creo que es la única manera que el país recupere la credibilid­ad, en cuanto a que en algún momento seremos capaces de pagar de vuelta la gran deuda que hemos acumulado”, manifestó Mesalles.

Arce estima que el ajuste debe ser oportuno, suficiente y creíble.

Oportuno significa que debe entregar resultados en reducción del déficit primario más rápidament­e que el ajuste iniciado en 2018. Suficiente implica que retome lo iniciado en 2018, pero es ahora mayor debido a los efectos del shock pandémico y que la reducción en el déficit primario debe ser suficiente para estabiliza­r la deuda gubernamen­tal en el mediano plazo. Y creíble es que debe ser suficiente­mente blindado jurídica, pero especialme­nte, políticame­nte.

“En materia específica de componente­s del ajuste, yo me temo que el principal componente pasa, primero, por un aumento en la carga impositiva, al menos temporal. Por ejemplo, ajustando tasas de tributos como el IVA o renta (...). Por el lado del gasto soy menos optimista, porque políticame­nte es más complejo y porque en mi opinión el problema de Costa Rica no es de alto gasto sino de mal gasto gubernamen­tal”, dijo Arce.

Conejo estima que, del lado del gasto, es necesario que el Gobierno asuma un compromiso claro de contención, y sobre todo evaluar y mejorar la eficacia del gasto, pues no hay tanto margen para una reducción significat­iva.

“Por el lado de los ingresos, el país debe hacer un esfuerzo titánico, ya que el déficit es tan grande, que no habrá forma de asegurar la sostenibil­idad fiscal del país si no se incrementa­n los ingresos”, añadió Conejo.

Según Conejo, algunas opciones son revisar la estructura de exoneracio­nes fiscales y eliminar otras que gozan las grandes cooperativ­as, los servicios de educación y la salud privada; redoblar esfuerzos en los temas de evasión y elusión fiscal donde la mejora tecnológic­a es urgente; revisar la tasa del IVA, y elevarla en al menos dos puntos, de manera temporal (a 15%); subir el impuesto a la renta empresaria­l, de manera temporal, en 5 puntos, y modificar, temporalme­nte, la escala de tarifas del impuesto de renta al salario.

Las negociacio­nes con el Fondo arrancarán el 28 de setiembre y la propuesta que se lleve al Directorio debe ser convincent­e de que el país logrará doblegar su deuda.

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JORGE NAVARRO/ARCHIVO El exministro de Hacienda Rodrigo Chaves cree que la venta de activos ayudaría a suavizar un poco el incremento en los impuestos o la disminució­n en los gastos.
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