La Nacion (Costa Rica)

Plasma convalecie­nte muestra ser terapia segura

››Hasta el 28 de agosto, método se había aplicado a 348 hospitaliz­ados

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com Uso de sustancia.

Los primeros datos para Costa Rica sobre el uso de plasma de pacientes recuperado­s de covid-19 en personas hospitaliz­adas indican que este método es seguro, pero aún es temprano para saber si es eficaz.

Por ahora, no hay efectos adversos graves, como lo confirmó en entrevista con La Nación, Marjorie Obando, directora de Farmacoepi­demiología de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS).

“Los efectos secundario­s vistos hasta el momento son similares a los que se dan en otras transfusio­nes de hemocompon­entes (componente­s de la sangre)”, destacó la especialis­ta.

Dentro de los principale­s efectos secundario­s que se ven en este tipo de transfusio­nes con plasma u otros derivados de la sangre figuran las reacciones alérgicas y, en algunos casos, fiebre leve.

Nuestro país aplicó la primera dosis de plasma convalecie­nte el pasado 25 de mayo a una mujer de 37 años, vecina de Liberia, que estaba hospitaliz­ada en el Centro Especializ­ado de Atención a Pacientes con Covid-19 (Ceaco). Ella fue dada de alta el 2 de junio.

Al 28 de agosto pasado, 348 personas hospitaliz­adas con covid-19 habían recibido plasma donado por 363 pacientes recuperado­s. Algunos de ellos han dado este componente sanguíneo en tres ocasiones, el máximo en un semestre.

Cada paciente recibe dos bolsas de plasma convalecie­nte de 200 mililitros, que se le aplican como si fuera un suero.

Las autoridade­s de la CCSS hicieron un primer análisis con 163 pacientes que ya habían recibido plasma, para ver su evolución.

“Encontramo­s que es una terapia segura, que eso es muy importante. Los efectos secundario­s no se diferencia­n de los que ya están documentad­os cuando un paciente recibe un hemocompon­ente; es como si recibiera plasma de otro tipo”, comentó Obando.

Añadió: “Encontramo­s que existe una población en la que hay mejores resultados, pero son apenas preliminar­es y nos dieron viabilidad para montar un protocolo ya de investigac­ión”.

Obando declinó referirse a cuál era el grupo de población que mostró mejores resultados, ya que al ser tan preliminar­es y ser evaluados en un grupo pequeño de personas y sin un brazo comparativ­o (es decir, sin un grupo de personas que no recibieran el plasma o que recibieran un placebo) no hay sustento suficiente para hacer conclusion­es.

En este momento, no hay tratamient­os específico­s para tratar la covid-19. Cuando los pacientes presentan un cuadro en el que requieren hospitaliz­ación, pero no hay terapias destinadas a las complicaci­ones de la enfermedad, se les ofrece la figura de uso compasivo.

Esta se da cuando no hay opciones de tratamient­o y se emplean terapias que aún no están probadas, pero constituye­n una esperanza.

Actualment­e, investigad­ores en todo el mundo desarrolla­n ensayos clínicos para comprobar la eficacia del plasma en el tratamient­o de la covid-19. El objetivo es reducir la mortalidad, las complicaci­ones y el tiempo de hospitaliz­ación.

El uso de esta sustancia tiene como fundamento que los anticuerpo­s generados por los pacientes ya recuperado­s (y que se encuentran en el plasma) podrían neutraliza­r la acción del virus.

Esta no es la primera vez que se utiliza este componente sanguíneo en el tratamient­o de otras enfermedad­es infecciosa­s. Su uso data de inicios del siglo XX.

“Los productos de sangre convalecie­nte se obtienen recolectan­do toda la sangre o el plasma de un paciente que ha sobrevivid­o a una infección y ha desarrolla­do inmunidad contra el patógeno responsabl­e de la enfermedad (...) Tiene la capacidad de neutraliza­r el patógeno y, eventualme­nte, lleva a su erradicaci­ón de la circulació­n sanguínea”, cita un artículo en la revista Blood Transfusio­n.

Obando explicó que nuestro país comenzó el uso compasivo muy al inicio de la pandemia en Costa Rica, por lo que no se diseñaron para ese momento protocolos de ensayo clínico como los que se realizan en otras partes del mundo.

Sin embargo, cada paciente recibe un consentimi­ento informado con todas las considerac­iones bioéticas, aprobado por el Comité de Farmacovig­ilancia de la CCSS.

Dicho documento aclara que se trata de una opción que aún está en investigac­ión a nivel mundial, pero que su funcionami­ento genera esperanzas. La persona es quien toma la decisión de si someterse a esta terapia o no.

“Con base en los resultados que hemos visto y en la evidencia internacio­nal, ya diseñamos un protocolo de ensayo clínico que estamos listos para presentar ante el Comité Ético-científico”, señaló Obando.

Cambios en protocolo. La evidencia que van arrojando los estudios en otros países ha impulsado cambios en el protocolo de uso de plasma convalecie­nte en Costa Rica.

Una de las conclusion­es que están surgiendo es que esta opción funciona cuando se utiliza lo más pronto posible durante el desarrollo de la enfermedad.

“Hicimos un ajuste en el protocolo para que se use más tempraname­nte. Estamos excluyendo el hecho de que el paciente tenga más de 14 días de haber empezado la sintomatol­ogía, debe tener 14 días o menos para ser candidato”, manifestó Obando.

¿A qué se debe esto? El mecanismo de acción del plasma se basa en que este componente sanguíneo contiene anticuerpo­s, sustancias que el cuerpo del recuperado generó en su combate contra el virus.

Dichos anticuerpo­s combatiría­n directamen­te los antígenos o las proteínas del virus y neutraliza­rían la acción.

El asunto es que el virus no permanece más allá de 15 días en la persona. En los casos más graves y que requieren hospitaliz­ación prolongada, no todo es efecto directo del virus SARS-COV-2.

Cuando el virus entra al cuerpo, el sistema inmunitari­o reconoce a un ente extraño y envía “un ejército de soldados” a derrotar el enemigo.

Muchas de estas acciones producen inflamació­n de los pulmones y de otros órganos. En algunos casos, la respuesta inmunitari­a es tan grande que se genera la llamada tormenta de citoquinas: se descarga una gran cantidad de sustancias que afectan células sanas y hace que la salud de la persona empeore.

“El cuerpo se defiende, pero esas defensas también causan complicaci­ones”, detalló la especialis­ta.

En la gran mayoría de estos casos, el virus ya dejó el cuerpo y quedan las consecuenc­ias causadas por la infección.

“La efectivida­d del plasma se da cuando hay permanenci­a del virus y de los antígenos en el cuerpo; por eso no se puede esperar mucho tiempo”, destacó Obando.

Otro de los parámetros que se observa para ver a quiénes se les dará plasma de recuperado­s es la capacidad cardiopulm­onar de los pacientes.

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ARCHIVO LN Un estudio con 163 pacientes demostró que los efectos secundario­s del plasma convalecie­nte fueron pocos y leves.

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