Un momento crucial en la pandemia
Este 18 de setiembre vence el plazo para los países que quieran unirse a la iniciativa Covax, alianza para distribuir la vacuna contra la covid-19 a ricos y pobres por igual
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INEBRA– Ya casi en el dé‑ cimo mes, la pandemia de la covid‑19 sigue causando grandes daños económicos y personales en todo el mundo. Pero aunque el final de la crisis parece tan lejano como siempre, lo cier‑ to es que estamos cerca de un posible punto de inflexión.
La dirigencia mundial tie‑ ne una oportunidad de apo‑ yar un marco global que pone la cooperación internacional por encima del nacionalismo en la búsqueda de una vacu‑ na para detener la pandemia.
El momento de la verdad será a la medianoche (4 p. m. en Costa Rica) de este 18 de setiembre. A esa hora vence el plazo para los países que quieran unirse a la iniciati‑ va Covax (Fondo de Acceso Global para Vacunas contra la Covid‑19) de Gavi (la Alian‑ za para la Vacunación), la Organización Mundial de la Salud y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias.
Covax es nuestra mejor po‑ sibilidad de proveer a la gente de todos los países acceso rá‑ pido, justo y equitativo a una vacuna en cuanto esté dispo‑ nible.
La iniciativa ya obtuvo un nivel de apoyo extraordina‑ rio: más de 170 países (que representan el 70 % de la po‑ blación mundial) han expre‑ sado intención de sumarse. En un momento de crisis sin precedentes en el mundo, los gobiernos están ansiosos de hallar soluciones que benefi‑ cien a todos.
Nunca antes se había intentado algo parecido a Covax y la rapidez con que se organizó la iniciativa la vuelve todavía más notable. Si funciona, será la primera vez que la comunidad inter‑ nacional se haya unido para garantizar acceso equitativo y simultáneo a innovaciones que salven las vidas de ricos y pobres por igual de una pandemia.
Mientras el hemisferio norte se acerca al otoño y la propagación de la covid‑19 no se detiene, la cifra mundial de muertes se aproxima al millón de personas, y las pér‑ didas económicas rondan los $500.000 millones al mes.
En estas condiciones, ase‑ gurar un acceso justo y uni‑ versal a las vacunas no solo es lo correcto, sino necesario para poner fin a la crisis.
En tanto una sola perso‑ na no esté protegida, todas estarán en riesgo de padecer la enfermedad, sus perjuicios económicos o ambas cosas.
La importancia de Covax es innegable, pues es la única respuesta realmente inter‑ nacional disponible. Aunque hay en desarrollo más de 200 vacunas contra la covid‑19 (con no menos de 35 ensayos clínicos en marcha) es pro‑ bable que la gran mayoría no funcione.
La historia muestra que la probabilidad de éxito de una vacuna candidata en fase preclínica es inferior al 10 %. Y de las que pasan a la eta‑ pa de ensayo clínico, las que consiguen aprobación son al‑ rededor del 20 %.
Con esos porcentajes, ni los gobiernos ricos que están ne‑ gociando acuerdos bilaterales con fabricantes pueden estar seguros de que conseguirán acceso a alguna vacuna por su cuenta.
En cambio, la iniciativa Co‑ vax está diseñada para maxi‑ mizar las probabilidades de éxito, mediante la inversión si‑ multánea en el desarrollo y la fabricación de una gran canti‑ dad de candidatas.
Al tener la cartera de va‑ cunas más numerosa y diver‑ sificada del mundo (que hoy incluye nueve en desarrollo y otras nueve o más en evalua‑ ción) Covax funciona como una póliza de seguro interna‑ cional.
Dentro de Covax, los paí‑ ses que ya tienen acuerdos bilaterales podrán acceder a vacunas alternativas si esas apuestas salen mal; y para la mayoría de los países que no tienen otras opciones, Covax es una tabla de salvación.
En un primer momento, Covax apunta a tener 2.000 millones de dosis para finales del 2021, que deberían ser su‑ ficientes para proteger a las poblaciones en alto riesgo o vulnerables y a los trabajado‑ res sanitarios de la primera línea. Pero para alcanzar este objetivo, primero necesitamos compromisos legalmente vin‑ culantes de todos los países posibles.
Finalizado el plazo para inscribirse el 18 de setiembre, la prioridad será completar el proceso de desarrollo y prue‑ ba para garantizar que las fu‑ turas vacunas sean eficaces y seguras.
Covax deberá suscribir acuerdos con fabricantes para iniciar la distribución a gran escala de las vacunas tan pron‑ to se autoricen. Y se necesita‑ rán donaciones para subsidiar la compra para países de ingre‑ sos bajos y medios inferiores.
Pero incluso resuelta la cuestión financiera, el proceso de distribución no será fácil. El despliegue del producto con‑ tra la covid‑19 será el mayor es‑ fuerzo de esta naturaleza que el mundo haya visto, y tendrá que ejecutarse en un momen‑ to en que la desinformación (infodemia) amenaza con debi‑ litar la confianza pública en la seguridad de las vacunas.
El final de la pandemia to‑ davía está lejos, pero cuando menos tenemos una solución global a la vista. Covax es la mejor esperanza que tenemos de poner fin a la crisis lo antes posible.
Un día, cuando la gente mire atrás y se maraville por la rapidez con que la comunidad científica y los profesionales del desarrollo respondieron a la amenaza de la covid‑19, la atribuirá a la prontitud de los gobiernos para dejar de lado el interés nacional en nombre de la cooperación internacional y la solidaridad.
Cualquiera que sea el mo‑ mento exacto que señalen los historiadores del futuro como punto de inflexión de la pan‑ demia, nadie dudará de que la creación y adopción gene‑ ralizada del Fondo de Acceso Global para Vacunas contra la Covid‑19 fue fundamental para ponerle fin.