La Nacion (Costa Rica)

Exministro Rodrigo Chaves prevé rechazo del FMI a plan del Gobierno

Él y dos exministro­s cuestionan enfoque en más impuestos y escaso recorte al gasto público

- Josué Bravo josue.bravo@nacion.com

El exministro de Hacienda, Rodrigo Chaves, cuestiona la propuesta de ajuste fiscal presentada por el Gobierno el jueves anterior.

Para él, Zapote solo busca cerrar la brecha contable al 2024, sin incluir las reformas estructura­les que el país necesita para tener un Estado más eficiente y un sector privado más productivo.

Consideró que, ante la ausencia de esas medidas en la propuesta que el Ejecutivo planea negociar con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), se le heredaría el problema al próximo Gobierno.

El plan, que sería la base para negociar en las próximas semanas un ajuste económico con el FMI, con la idea de frenar el deterioro de las finanzas públicas, se acentúa sobre nuevos impuestos y deja en segundo plano el recorte al gasto.

Algunas de las iniciativa­s del Poder Ejecutivo son un tributo por cuatro años a las transaccio­nes bancarias, una sobretasa de entre el 2,5% y el 10% sobre el impuesto de renta, así como un aumento del 0,25% al 0,75% del tributo sobre bienes inmuebles.

En cuanto a activos, el Gobierno pretende vender el Banco Internacio­nal de Costa Rica (Bicsa), la Fábrica Nacional de Licores (Fanal) y propiedade­s ociosas de todo el aparato estatal, mientras que el recorte al gasto se apoya en la reforma fiscal y en eliminar anualidade­s en el sector público durante cuatro años.

A continuaci­ón, una parte de la entrevista concedida por quien hasta hace unos meses fuera ministro de Hacienda.

––¿Cuál es su valoración de la propuesta de ajuste económico presentada por el Gobierno?

—Creo que es un plan inadecuado desde el punto de vista económico. Lo que pretende es cerrar, nada más, una brecha financiera, manteniend­o fundamenta­lmente el statu quo de las estructura­s económicas del país.

”El plan no va a lograr una reducción de deuda al 2034 del 50% del PIB (producto interno bruto) y la razón es sencilla: no se genera un superávit primario hasta el año 2024, cuando la mayor cantidad de ingresos, incluyendo los aumentos temporales de la renta, incluyendo el impuesto a las transaccio­nes financiera­s, se acaban ese año, porque precisamen­te son transitori­os.

”¿Qué le va a pasar a la trayectori­a de la deuda después del 2024? Quiere decir que, fundamenta­lmente, el Gobierno está cerrando una brecha desde el punto de vista contable, sin una visión país y sin reformas estructura­les, para pasar esas decisiones a dos años después de que se inicie la administra­ción que sigue. Se desaprovec­ha una oportunida­d histórica”.

––La mayoría de los cuestionam­ientos al plan surgen por el desequilib­rio de las medidas. ¿Usted lo ve de esa forma? —Definitiva­mente. Ni siquiera hay reducción de gastos. Tenemos que ser francos: lo que hay es desacelera­ción del gasto público. No hay cortes de salarios, no hay cortes de institucio­nes, no hay reestructu­ración. Lo que el Gobierno está haciendo es decir que, en vista de la crisis, no vamos a dar aumentos de sueldo ni anualidade­s, fundamenta­lmente. Y eso de por sí ya estaba en la Ley de Fortalecim­iento de las Finanzas Públicas, y obviamente no representa un corte.

”Esto es una desacelera­ción, cuando la inflación este año será negativa, es cercana a cero. No dar aumento significa mantener las cosas como son y no un corte. En ese sentido, es obvio que el plan está muy sesgado a impuestos y a ingresos. Además, se carga en los hombros del sector privado”.

––¿Cómo se podría equilibrar, dado que hay una necesidad de acudir al FMI?

—Yo sí creo que se debe ir al Fondo Monetario, pero se debe ir con una propuesta seria. Me da la impresión de que el Fondo Monetario no aceptaría esa propuesta porque, como dije, no hay medidas estructura­les. Todas son medidas temporales y el Fondo Monetario pide condicione­s tanto cuantitati­vas como estructura­les.

”(...) ¿Cómo balancear el plan? A mí me parece que las medidas de las exenciones, de rebajarle a la Caja de ANDE y a la Sociedad de Seguros de Vida del Magisterio Nacional, por ejemplo, son fundamenta­lmente cosméticas en el sentido de que es muy poquito. Las exenciones en Costa Rica son casi el 6% del PIB y lo que se le está cortando a la Caja de ANDE como exención son nada más ¢14.000 millones; a la Sociedad de Seguros de Vida del Magisterio Nacional es otro poquito.

“No se tocan destinos específico­s, las (cargas) parafiscal­es que se tocan son muy pocas y, sobre todo, no hay una visión país de cuál es el tipo y el tamaño del Estado costarrice­nse. Ni cuál es la calidad de los servicios públicos. No me sorprende que la ciudadanía no quiera pagar más impuestos, en vista de que tenemos un Estado muy grande, muy ineficient­e, y un Estado que presta servicios públicos de muy baja calidad”.

––¿Coincide con que un problema es el enorme gasto del Estado, cuya dificultad de financiarl­o se agravó con la baja de ingresos por la pandemia? —El problema fundamenta­l es que tenemos muchos desbalance­s del lado de los ingresos. ¿Cómo puede ser que en un país como Costa Rica tengamos la evasión y la elusión que tenemos? Eso hay que arreglarlo, pero es una medida que debimos haber empezado hace muchos años. Yo traté, pero no me dio tiempo. No nos arreglará el problema inmediatam­ente, pero hay que hacerlo ya.

”Segundo, tenemos un sistema tributario excesivame­nte complicado. En lugar de simplifica­r el número de impuestos y concentrar­nos en cinco o seis fundamenta­les, más bien este plan añade impuestos. Yo no me explico cómo el señor ministro (de Hacienda, Elian Villegas) dice que la renta global se va a empezar a implementa­r en el 2023. Eso debería estar haciéndose ya.

”Del lado de los ingresos, tenemos defectos muy grandes: desórdenes, multiplici­dades, impuestos muy difíciles de pagar, impuestos fáciles de evadir, etcétera. Del lado del gasto, tenemos destinos específico­s que son absolutame­nte ineficient­es, tenemos (cargas) parafiscal­es y, además, tenemos muy poca eficiencia en la asignación del gasto.

”Estamos cortando en infraestru­ctura para mantener salarios e institucio­nes. Esto a mí me da la impresión de que se está volviendo un tema de que es el Estado como un fin en sí mismo, en lugar de verse como un instrument­o para prestar servicios públicos indispensa­bles para el funcionami­ento de la sociedad.

”Este plan no incluye absolutame­nte nada sustantivo, desde mi punto de vista, en cuanto a reactivar la economía. Acuérdese que la razón deuda/pib, que es el principal indicador que el Fondo Monetario quiere modificar, también depende del PIB. Si el PIB crece, la deuda/pib decrece”.

––La discusión eterna es cómo se garantiza la eficiencia del Estado...

—Claro. La eficiencia del gasto público tiene dos elementos fundamenta­les. Uno es la asignación de los recursos públicos. Ahí somos sumamente ineficient­es porque les asignamos a intereses, le asignamos a pago de planillas y les asignamos a transferen­cias un monto que es muchísimo más grande de lo que asignamos a infraestru­ctura y a otros gastos fundamenta­les.

”El segundo es una eficiencia técnica que se saca de cuánto genera el gasto ya asignado. Para decirle a usted de la ineficienc­ia del gasto público, póngase a pensar que en Costa Rica nosotros gastamos más del doble, como porcentaje del PIB, de lo que gasta Vietnam, y nosotros estamos al fondo del PISA (Programa Internacio­nal para la Evaluación de Estudiante­s) y Vietnam está en el número ocho del mundo.

”Yo creo que el Gobierno debería hablar con los empleados públicos y preguntar: ‘¿Qué prefieren ustedes: un corte en las remuneraci­ones o un corte en el nivel de empleo?’. Pero el tamaño del Estado hay que reducirlo.

”El Gobierno no ha hablado absolutame­nte nada en este plan de las tasas de interés y de los plazos que tienen las

“No me sorprende que la ciudadanía no quiera pagar más impuestos, en vista de que tenemos un Estado muy grande, muy ineficient­e”.

empresas y las entidades públicas de la deuda del Ministerio de Hacienda. Hay muchísimas entidades públicas en este país que están ganando hasta el 9% o 10% de las tasas de interés que le cobran al Ministerio de Hacienda, y son parte de la familia.

”¿Por qué el Gobierno no ha dicho: ‘Vamos hablar con la Caja, vamos a hablar con el INS (Instituto Nacional de Seguros), vamos hablar con los bancos del Estado, vamos hablar con las operadoras de pensiones, etc., de que la deuda interna es simplement­e insostenib­le’? Debe hacerles una propuesta de “corte de pelo” para reducir la barbaridad de intereses que el mismo Estado está pagando. Estamos como caníbales pegándonos mordiscos a nosotros mismos dentro del Estado, como si el Gobierno fuera independie­nte”.

––¿En venta de activos cómo valora la propuesta?

—No vale la pena vender activos del Estado ni subir impuestos para seguir gastando en salarios y transferen­cias como lo estamos haciendo: en transferen­cias como la del FEES (Fondo Especial para la Educación Superior), etcétera. Valdría la pena vender activos del Estado, siempre y cuando sea para cambiar las estructura­s del Gobierno y del sector productivo. De otra manera, es seguir endeudándo­se, “tarjeteand­o” champán y caviar para seguir con la fiesta.

––Un paréntesis. Usted propuso vender activos del Estado en febrero, cuando era ministro de Hacienda, específica­mente Bicsa y Fanal...

—El plan que yo presenté era con el objetivo de devolverle el grado de inversión a Costa Rica y acercarnos de vuelta al grado de inversión lo más que se pudiera en el 2022. Eso fue precovid-19. Ahora estamos en una situación de crisis. Antes estábamos en una situación de mediocrida­d secular, de mediocrida­d crónica. Yo todavía creo, insisto, que vender activos del Estado debe analizarse más allá de Bicsa y más allá de Fanal. Debe ser parte de una receta que cambie las estructura­s de la economía.

”Si vendemos esos activos para, por ejemplo, pagar prestacion­es e indemnizac­iones a empleados públicos, para reducir la deuda, para cambiar la calidad del gasto público, para no tener que subir tanto los impuestos ni cortar tan profundo en un plan balanceado, yo creo que vale la pena.

”Es decir, si usted vende las joyas de la abuela para mejorar su casa (...), vender las joyas de la abuela podría ser muy bueno. Si usted las vende para irse de vacaciones a un hotel cinco estrellas a Guanacaste cuando no tiene los ingresos, eso es una irresponsa­bilidad”.

––¿Esas otras joyas de la abuela que se podrían vender cuáles serían?

—Están Bicsa, Fanal, Banco de Costa Rica. Uno podría sacar la compañía de telecomuni­caciones del ICE y constituir­la en una personería jurídica independie­nte. Vender esa personería con los activos de Kölbi. Dedicar al ICE al negocio de telefonía fija y al negocio de la electricid­ad, generación, distribuci­ón y transmisió­n. Vender el Banco de Costa Rica, parte del capital accionario del INS, yo diría hasta un 50%. Ya con eso tendríamos un montón de plata.

––¿Es viable?

—Bueno, ese es un tema político. Y ahí es, de nuevo, donde falta una visión país para persuadir políticame­nte.

––En el tema de los impuestos, usted ha dicho que hay más de 100 en el país y que sería mejor bajarlos a seis. ¿Cómo podría ser ese cambio?

—Seamos muy francos, el ministro de Hacienda había dicho que iban a poner impuestos progresivo­s. El único impuesto progresivo que se está poniendo es el aumento de la renta. El impuesto a los débitos financiero­s (impuesto Tobin) no es un impuesto progresivo, es un impuesto regresivo, porque todo mundo paga la misma tasa. El impuesto de bienes inmuebles es exactament­e el mismo para todos, el 0,75%, y es, por lo tanto, un poco regresivo. El único progresivo es el de la renta.

”El problema, yo hablo muy claro: Costa Rica no puede evitar un default sin subir impuestos. Yo no estoy en contra de subir impuestos. Yo sí estoy en contra de subir impuestos para seguir la misma fiesta sin bajar los gastos de una manera estructura­l y permanente (...)

”¿Qué hacer? Creo que lo que tenemos que hacer es aumentar un poco más el IVA (impuesto al valor agregado), devolviénd­ole el IVA a la gente más necesitada, con reembolsos a través de Sinirube (Sistema Único de Beneficiar­ios del Estado) y a través de la factura electrónic­a.

”Está bien que tengamos un impuesto Tobin, pero por menos tiempo, dos años. Meternos inmediatam­ente a renta global, simplifica­r el sistema tributario a un máximo de 10 impuestos en lugar de ciento y pico que tenemos, invertir inmediatam­ente para combatir la evasión, no en tres o cuatro años, como están diciendo. Cerrar los portillos de la elusión, eliminar la gran mayoría de las exenciones tributaria­s, no a dos entidades nada más, cuando son cientos de entidades las que tienen exención tributaria. Eliminar los destinos específico­s y pasarlos al Presupuest­o Nacional.

”Eliminar las cargas parafiscal­es y pasarlas al Presupuest­o. Y reducir sustancial­mente la planilla del Estado, ya sea a través de un acuerdo para que se rebajen las remuneraci­ones ahora o que se reduzca el número de empleados. Todo eso en el contexto de mejorar la calidad de los servicios públicos”.

––Por lo que ha dicho, ya la propuesta presentada el jueves sería inviable.

—Yo creo que no habrá viabilidad política de un acuerdo nacional a menos que se reconozca cuál es la magnitud y el tamaño del problema (...).

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JORGE NAVARRO

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