La Nacion (Costa Rica)

TAIWÁN CONQUISTÓ A EXPERIODIS­TA DE CANAL 7

María José Cubero cumplirá tres años de vivir en esa isla asiática; ella narra algunas anécdotas de lo que implica residir ahí

- Jairo Villegas S. jvillegas@nacion.com

E

ste nuevo siglo apenas se iniciaba cuando emergió en la televisión nacional una periodista deportiva dedicada al mundo de los motores, llena de entusiasmo que cautivó al público.

Se trata de María José Cubero Castro, quien ahora tiene 39 años. Esta vecina de Santa Bárbara de Heredia informaba sobre carreras de autos y motos en Canal 7, donde trabajó entre el 2004 y 2010.

Ese no fue el único espacio en que informó al público sediento de la adrenalina que producen diversas disciplina­s deportivas pues también laboró en el desapareci­do Canal 9, Radio Monumental, Zoom Radio, periódico Al Día, la empresa RPMTV y

Tdmás.

Empezó como reportera deportiva escribiend­o sobre surf en la revista Surfos.

No obstante, su carrera profesiona­l en medios se detuvo, aunque aún se sorprende de que muchas personas la reconozcan.

“Me cuesta creer porque en mi tiempo no había redes sociales, pero creo que el trabajo que hice en deportes de motor le gustó a la gente y por eso algunos se acuerdan todavía”, comentó María José.

Quizás entre sus planes no estaba migrar e instalarse en otro país, lejos de Costa Rica, al punto que hace 10 años fundó una empresa de comunicaci­ón, que aún mantiene con su gran amiga y ahora socia, Adriana Hernández, pero en el 2015 todo cambió.

En ese año, su esposo André Quirós encontró una oportunida­d laboral con la aerolínea taiwanesa Evaair.

Durante un año, André estuvo solo en Taiwán, pero luego, la familia tomó la decisión de estar unida, en Asia.

El próximo diciembre, María José cumple tres años de vivir en ese sitio.

“Mi esposo supo que la vida en Taiwán era apta para nosotros. También queríamos darle a nuestro único hijo -en ese momento- la oportunida­d de vivir en una cultura diferente. Ni Tomás (hijo) ni yo hemos tenido por ahora el mal de patria, ni nos hemos arrepentid­o de venir por acá. Eso sí, viajamos regularmen­te a Costa Rica”, indicó María José.

Tomás ya tiene 10 años, y estando en la isla, María José volvió a ser mamá. Hace poco más de un año nació Fabián.

Una experienci­a.

“Describirt­e la vida acá me tomaría muchas páginas, pero siempre es bueno empezar comentando que todo tiene su lado bueno y su lado no tan bueno. Logramos adaptarnos muy bien a la vida acá, aunque no hablamos mandarín. El taiwanés es muy amable con el extranjero y en muchos lugares hablan inglés. La vida acá es tranquila, es más económica que Costa Rica”, relató María José.

Adora la seguridad en esa nación, así como la honradez

de los taiwaneses. Otra caracterís­tica que destaca de los habitantes de ese lugar es el respeto.

“Podés vestirte como quieras y nadie te dice nada ni te vuelven a ver mal. Además, si olvidas algo, es seguro que lo tendrás de vuelta muy pronto, estará en el puesto de seguridad o policía más cercano. Si es la billetera o cartera, vendrá con el dinero intacto”, resaltó. Estar tan lejos de Costa Rica provoca momentos de dulces recuerdos, que se convierten en pasajes que se extrañan en demasía. La familia, los amigos, el trabajo y las playas ticas son parte de esos elementos que extraña María José. Con la comida no han tenido problemas. ¿Por qué? Asegura que es deliciosa y variada, al punto que siempre hay algo nuevo que probar. “Afortunada­mente, acá tengo la posibilida­d de comer exactament­e lo que comíamos en Costa Rica. La variedad de frutas, verduras y vegetales es enorme. Puedo hacer una olla de carne, chifrijo, chorreadas, tortillas con queso, picadillos”. “Una curiosidad es, por ejemplo, el taro, esta verdura que para nosotros es el tiquizque, creo; acá la usan para postres y yo la cocino en mi olla de carne. También hay muy buen café, en cada esquina hay buenas cafeterías e incluso puedo comprar café de Costa Rica en algunos supermerca­dos”, afirmó María José. Una linda caracterís­tica de Taiwán es la cantidad de restaurant­es, que van desde las comidas rápidas a internacio­nales de un sinfín de lugares. “Nos encanta la tailandesa, vietnamita y japonesa”, comentó esta costarrice­nse.

Adaptarse.

Antes de la pandemia por la covid-19, María José solía venir a Costa Rica una vez al año con sus hijos, y dos veces sola.

Vivir lejos de Costa Rica no es sencillo. Sobre todo en los primeros meses, ella llegaba a un restaurant­e, el menú estaba en mandarían y nadie hablaba inglés.

“Me he perdido manejando a lugares nuevos y bueno, hasta manejar es diferente y uno tiene que acostumbra­rse. Se conduce a alta velocidad en la pista y no se hace a la defensiva, sino que las personas son amables, pero al principio uno siente que son atrevidos, pero luego aprende esas reglas”, dijo.

María José fue a clases de taiwanés durante seis meses, por lo que puede decir algunas palabras. Su hijo mayor aprende ese idioma en la escuela, como segunda lengua, pues las clases las recibe en inglés.

Por ahora, esta familia no tiene una fecha definida para regresar a Costa Rica.

*Esta es la sexagésima novena historia sobre ticos que dejaron su país por diferentes circunstan­cias, se adaptaron a otra tierra, pero guardan el cariño por sus raíces.

 ?? CORTESÍA ?? María José Cubero en Taoyuan City, en
Taiwán.
CORTESÍA María José Cubero en Taoyuan City, en Taiwán.
 ?? CORTESÍA ?? María José, su esposo André Quirós y sus hijos Fabián (en brazos) y Tomás, en Taiwán.
CORTESÍA María José, su esposo André Quirós y sus hijos Fabián (en brazos) y Tomás, en Taiwán.

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