Escuela rural de Tamarindo declarada patrimonio nacional
Una escuela rural en Santa Rosa de Tamarindo, en Santa Cruz, Guanacaste, se convirtió en el edificio más reciente en ser declarado patrimonio cultural arquitectónico, bajo la categoría de monumento.
La distinción le fue otorgada por el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC).
“Edificio en madera con 80 años de existencia fue reconocido por consolidar valores de tipo científico documental, antigüedad, buen estado de conservación, autenticidad, arquitectura, historia, ubicación armónica en el paisaje local y simbolismo para la comunidad”, indicó ese órgano.
La primaria fue originalmente construida entre 1940 y 1941. Está hecha en madera y se ubica frente a la plaza de Santa Rosa. Su costo total fue cercano a los ¢30.000.
Para los especialistas del CICPC, su diseño probablemente se le debe al arquitecto José María Barrantes Monge.
Barrantes fungió como jefe de Obras Públicas de la Secretaría de Fomento, y es el artífice de varios centros educativos que actualmente cuentan con este mismo reconocimiento.
Además, el maestro de obras fue Julián Brenes Ramos. Trabajaron con él los hermanos Joaquín y Antonio Calvo, todos de esa comunidad.
Joya local.
Según cuentan los vecinos de la zona, las puertas las hicieron unos ebanistas santacruceños con madera de pochote y de cedro.
“La Escuela de Santa Rosa de Santa Cruz tiene un gran valor científico documental porque la conservación de la mayoría del tejido histórico original le da el carácter de valiosa fuente primaria de información técnica e histórica, donde se pueden estudiar técnicas arquitectónicas y conocimientos tradicionales desaparecidos o en vías de desuso, igualmente parte de la historia social, económica y política de Guanacaste y del país en general”, se dice entre las consideraciones para su declaratoria.
Bien adaptada.
En criterio de expertos, la edificación está bien adaptada al clima, al terreno y a la función para la que fue concebida. Además, muy conservada tras 80 años de uso como lugar de estudios.
“El cariño y respeto de la comunidad circundante, usuaria y beneficiaria directa de sus servicios, generaron los cuidados necesarios para heredarlo, casi intacto, al presente”, destacaron los profesionales del Centro de Patrimonio.
El historiador Carlos Luis Fallas Pastor señala que la edificación refleja cómo se manejó la climatización en ese momento, mediante las alturas de las paredes y los pasos de aire que se dejaban para refrescar el ambiente.
El estado actual de conservación evidencia que la madera de paredes y de estructuras son todas las originales, lo mismo que los pisos exteriores, por lo que mantiene en altísimo grado su autenticidad.