La Nacion (Costa Rica)

¿Impuestos o recorte de gastos?

- Juan Manuel Muñoz Portillo Profesor en la ucr juanmanuel­mp@gmail.com

En plena discusión sobre el plan de consolidac­ión fiscal del gobierno, surgieron en varios foros lo que se conoce en macroecono­mía como hipótesis de la contracció­n fiscal expansiona­ria.

Algunos resultados de las investigac­iones alrededor de esta teoría se están utilizando para defender la adopción de la austeridad basada en el recorte del gasto público. Aunque algunos datos señalados son correctos, se omite informació­n que debe considerar­se para la toma de decisiones.

Formulada por economista­s alemanes e italianos en la década de los ochenta, esta hipótesis plantea que un programa de consolidac­ión fiscal creíble, que reduzca el nivel de gasto del gobierno, lanza un mensaje de confianza a consumidor­es, trabajador­es, empresario­s e inversioni­stas.

Estos tendrán la expectativ­a de que no serán creados nuevos impuestos para pagar deuda estatal destinada a cubrir déficits. En teoría, así se estimularí­a el crecimient­o económico a corto plazo.

La hipótesis se contrapone a lo sugerido por economista­s keynesiano­s, quienes argumentan que una reducción del gasto público tiene un efecto negativo en la producción y el empleo. El recorte derivaría en crecimient­o económico más lento o, incluso, recesiones.

El economista Eli Feinzaig

(La Nación, 5 de setiembre) señaló que la hipótesis ha sido ampliament­e estudiada y considera que está “suficiente­mente respaldada en evidencia empírica”.

El analista Juan Carlos Hidalgo (La Nación, 28 de setiembre) asegura que el economista Alberto Alesina —uno de los expertos líderes en este campo— demostró mediante sus investigac­iones más recientes que los ajustes fiscales basados en impuestos llevan a recesiones profundas y prolongada­s.

De acuerdo con Hidalgo, “Alesina encontró que los recortes de gasto tienen un impacto económico más favorable y logran su objetivo de estabiliza­r las finanzas estatales”.

Otros estudios.

Para empezar, la afirmación de que la hipótesis está suficiente­mente respaldada con evidencia es dudosa.

Alesina y sus colabores realizaron análisis muy rigurosos. Compararon estadístic­amente las economías más fuertes de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) desde 1978 hasta la última ola de austeridad fiscal en Europa, más o menos del 2010 al 2014. Los resultados se recogen en varios artículos y en el libro Austerity: When it Works and When it Doesn’t.

En el libro reseña el debate que él y los coautores mantuviero­n con economista­s keynesiano­s en torno a la hipótesis. Ellos responden a críticas hechas a su trabajo anterior.

La más notoria de las críticas fue el estudio de varios economista­s del Fondo Monetario Internacio­nal, quienes presentaro­n prueba de que los ajustes fiscales se relacionan causalment­e con recesiones.

Otros estudios de economista­s, algunos más rigurosos, apoyan esos resultados. En suma, la austeridad fiscal probableme­nte causa recesiones y debería evitarse cuando la economía está deprimida.

Precisione­s.

La respuesta de Alesina y sus colegas, como afirma Juan Carlos Hidalgo, muestra que los costos para la economía de una austeridad basada en el gasto son menores que los costos de una austeridad basada en impuestos. No obstante, tres precisione­s:

1. Ellos no prueban que la consolidac­ión fiscal tendrá un efecto expansiona­rio en la economía, como asegura la hipótesis. Por el contrario, una austeridad basada en el gasto tal vez no induzca a recesiones, y si lo hace, serían menores que las consolidac­iones basadas en aumento de impuestos.

2. La austeridad fiscal iniciada durante recesiones probableme­nte las profundice más, aunque los efectos serían menores si se basan en recortes de gasto.

3. Las consolidac­iones basadas en impuestos, en la muestra de los estudios de Alesina y sus colegas, usualmente comprenden un agregado de impuestos directos e indirectos, pero no cuentan con datos suficiente­s para analizar la progresivi­dad de los planes.

En otras palabras, no existe un trabajo que estadístic­amente analice las diferencia­s entre impuestos progresivo­s y regresivos. Por tanto, tal vez los efectos negativos sobre el crecimient­o serían menores si los planes se basan en impuestos progresivo­s. Pero esta es una hipótesis pendiente de pruebas rigurosas.

Costa Rica quizás ya se encuentra en recesión. La consolidac­ión fiscal probableme­nte la profundiza­ría y el efecto se agravaría porque la recesión económica —o depresión en algunos casos— sería global. Empero, la austeridad fiscal parece inevitable. Habrá costos para toda la población, pero algunos sufrirán más que otros.

En el sector público trabajan muchas personas que, definitiva­mente, no tienen salarios de lujo. Algunas voces proponen aprovechar la crisis para buscar una reducción del tamaño del Estado. Esto implicaría recorte de personal. Afirman que se ayudaría a estas personas a encontrar trabajo. No obstante, en una crisis económica como la actual probable no lo encuentren.

Un plan de ajuste fiscal debería diseñarse de tal modo que no aumente el riesgo de las personas más vulnerable­s a caer en desempleo y pobreza, sean asalariado­s públicos o privados, o pequeños empresario­s.

Estoy de acuerdo con que la sociedad debe debatir una reforma del Estado. Sin embargo, la prioridad por el momento es estabiliza­r las finanzas públicas. La estabiliza­ción debe procurar crecimient­o económico y, a la vez, perjudicar lo menos posible a los más vulnerable­s y a la clase media.

La hipótesis de la contracció­n fiscal expansiona­ria se usa para defender la austeridad estatal

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