La Nacion (Costa Rica)

Bloqueo mental

- Ronald Matute Jefe de informació­n de la nación rmatute@nacion.com

Muchas veces he escuchado que las crisis sacan lo mejor y lo peor de las personas. Lamentable­mente, nuestro país atraviesa hoy por un pasaje muy oscuro.

Otras veces hemos tenido bloqueos en las calles, zafarranch­os promovidos por hordas de inadaptado­s, huelgas para defender privilegio­s y discursos incendiari­os de personajes oportunist­as. Sin embargo, yo no recuerdo un momento como este, cuando la falta de reflexión y sentido común parece estar extendiénd­ose por todos los recovecos de nuestra sociedad.

Lanzarse a la calle “a defender al pueblo”, impidiendo a la misma gente llegar al trabajo, abrir el negocio o transporta­r sus productos en tiempos de tanta necesidad resulta ilógico. Tirar piedras, palos y bombas molotov, quemar carros, cobrar “peajes” en los retenes y vapulear policías, para luego acusar a las autoridade­s de brutalidad, es cinismo marca diablo. Instigar a la población a manifestar­se para después tratar de lavarse las manos por la violencia desatada denota una desfachate­z digna de un profundo estudio psicológic­o.

Pero también fuera de las carreteras, golpear la mesa para demandar un diálogo nacional y luego negarse a concurrir es una muestra de absoluta irresponsa­bilidad.

Presentar una propuesta de acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) sin tener un plan de consulta con sectores muestra una ausencia total de olfato político y sensibilid­ad. Exigir al gobierno recortar los gastos y de inmediato evitar que se reduzcan los presupuest­os de sectores amigos y recortar más los ingresos al Estado sugiere una incongruen­cia sospechosa.

Alzar la voz en favor de la reactivaci­ón económica, pero después agachar la mano y señalar a otros cuando le preguntan qué sacrificio está dispuesto a hacer es pura hipocresía. Rechazar a ultranza el recorte de pluses salariales y luego derrochar dinero en el alquiler de un helicópter­o para hacer tomas de una marcha es un doble discurso inmoral.

Entonces, más allá de los vergonzoso­s incidentes de los últimos días, pareciera que el principal problema que encaramos es un bloqueo mental para analizar los hechos y tomar buenas decisiones. Dios quiera que este triste momento sea pasajero y la cordura y el raciocinio nos vuelvan pronto al alma, porque tenemos mucho que hacer para levantar al país.

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