La Nacion (Costa Rica)

¿Y los gastos?

- Jorge Woodbridge INGENIERO jorgewgm@gmail.com

Algo hemos hecho mal porque, a pesar de haber creado nueve institucio­nes para luchar contra la pobreza, 1,5 millones de costarrice­nses (el 30 %) viven en un estado social y económico precario.

Algo está mal cuando se invierten ¢4,6 billones (12,7 % del PIB) para combatir la pobreza y los resultados son frustrante­s. ¿Cuánto cuestan en remuneraci­ones y más burocracia esas institucio­nes? ¿Qué hacer con el sistema educativo?

La pobreza aumentó este año un 6,1 % con respecto al 2019, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (INEC) y alcanzó el valor más alto en los últimos 28 años.

Cuando menos 435.000 costarrice­nses no tienen ingresos para cubrir el costo de una canasta básica y el gobierno sigue protegiend­o monopolios.

Es preocupant­e que el acceso a Internet, que es un derecho humano básico en la era digital, afecte al 20 % de los hogares a pesar de contar con los recursos para darles conectivid­ad y herramient­as a las familias más vulnerable­s.

Contracció­n. El desempleo de larga duración impacta al 16,9 % de los hogares y los ingresos de estos se redujeron un 12 % este año.

La actividad económica se mantiene deprimida, aunque hay una recuperaci­ón en las zonas francas, que ya están recobrando los números que tenían en julio del 2019.

Fuera de ese régimen especial, la contracció­n de la actividad económica por la pandemia y la falta de una ruta de reactivaci­ón del país ha cobrado una factura cuantiosa al turismo, los comercios y las empresas dedicadas a la construcci­ón.

La caída de enero del 2019 a julio del 2020 en construcci­ón fue un 18 %; en transporte, un 25 %; en alojamient­o, un 60 %; en electricid­ad, un 5 %; en el campo financiero, un 2 %; en la Administra­ción Pública y otros, un 10 %.

En el segundo trimestre del 2020, la economía decreció un 8,6 %, con una caída del 11,4 % en consumo, 33 % en la exportació­n de servicios, un 15 % en la importació­n de bienes y un 28 % en los servicios.

Todo este cuadro significa un incremento en el desempleo formal del 12,4 % en enero del 2019 a un 22 % en setiembre del 2020 y un subempleo que subió de un 8,7 % a un 26 %.

Como mínimo un millón de costarrice­nses están sin empleo o les redujeron la jornada. En diciembre, 240.000 asalariado­s privados recibirán menos aguinaldo, en contraste con los empleados públicos, quienes ganan casi el doble y recibirán el décimo tercer mes completo y, luego en enero, el salario escolar.

Hasta este último trimestre la economía comenzó a recuperars­e lentamente. El déficit financiero del gobierno llegó al 7,17 % del PIB en octubre y el gasto en remuneraci­ones, transferen­cias e intereses sigue igual.

No hay esperanzas de un cambio de dirección en el gasto ordinario, el sacrificio va a estar en la inversión. El sector productivo no recibe noticias legítimas de los cambios estructura­les en el gasto para salir de esta crisis, después de siete jornadas de diálogo nacional.

El Ministerio de Hacienda requiere ¢450.000 millones para financiar los gastos del 2020 y va a recurrir a más deuda interna, presionand­o las altas tasas de interés.

Para el 2021 se necesita financiar un déficit del gobierno de un 8,8 % del PIB y amortizar deudas por un 6,9 %, pero todo parece indicar que no hay prisa.

Seguiremos sin tomar medidas de gran calado en los disparador­es del gasto y lo único que se plantea es aumentar impuestos; controlar la evasión, elusión y el fraude fiscal; y mejorar la eficiencia tributaria.

Otra idea que plantearon en las mesas de diálogo es racionaliz­ar las exoneracio­nes a las zonas francas, que son las que están apuntaland­o la raquítica reactivaci­ón.

Zonas francas. Algunos sindicalis­tas y diputados del Partido Acción Ciudadana no están consciente­s de lo estratégic­as que son las zonas francas para el desarrollo nacional.

El régimen debe competir a escala mundial con decenas de países que ofrecen muchos más incentivos que Costa Rica.

El nuestro es un país muy caro y solo a fuerza de productivi­dad ha podido posicionar­se en un mercado muy competitiv­o.

En el 2018, había 375 empresas: 52 % dedicadas a servicios, 13 % a manufactur­a de equipos médicos y el resto a otras actividade­s.

Las zonas francas aportan $508 millones a la Caja Costarrice­nse de Seguro Social, dan empleos directos formales a 118.000 personas y unas 70.000 se benefician de ellas indirectam­ente, lo que significan el 7 % del empleo total, sector en el cual las mujeres representa­ntes el 42 % de la planilla.

El encadenami­ento productivo con proveedore­s locales significa el 47 % de las compras de las empresas en el régimen especial.

El gasto nacional en compras de servicios y bienes en el 2018 alcanzó la cifra de $2.203 millones. Las exportacio­nes de las zonas francas, en el 2019, ascendiero­n a $5.153 millones, que representa­n el 53 % de las exportacio­nes totales de bienes, lo que se traduce en un 7,9 % del PIB.

Las empresas ubicadas en las zonas francas aportan transferen­cia de tecnología, empleo y buenas prácticas.

Inversión extranjera directa (IED). Costa Rica, a pesar de ser un país muy caro, ha logrado seguir atrayendo inversione­s extranjera­s, aunque la productivi­dad del capital humano crece más lentamente que su costo, debido a que las universida­des no están generando suficiente­s profesiona­les y técnicos en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM, por sus siglas en inglés) que dominen el inglés y posean las habilidade­s que exige el mercado internacio­nal.

Por cada dólar invertido en IED se generan $5 en el PIB, las exportacio­nes crecen en $13,6 en bienes y los servicios $6,2 adicionale­s.

La Coalición Costarrice­nse de Iniciativa­s de Desarrollo (Cinde) tiene 36 años de estar promociona­ndo a Costa Rica con éxito en media y alta tecnología, en un entorno internacio­nal cada vez más exigente.

La IED creció un 5 % anual en los últimos 10 años y hoy representa el 6 % del PIB. Ha financiado el déficit de la cuenta corriente y cada vez se vuelve más estratégic­a.

Si no estamos claros en que ya no podemos, seguiremos financiand­o un 55 % del Gobierno Central con más deuda.

Lo que debemos hacer como país es socarnos la faja todos y concentrar­nos en corregir los crecientes gastos ordinarios, acabar con las convencion­es del sector público que no están en competenci­a, simplifica­r trámites, aplicar la regla fiscal a toda la Administra­ción Pública, mejorar la conectivid­ad, apoyar a los más vulnerable­s reduciendo burocracia y duplicidad­es, fusionar institucio­nes, mejorar la educación, establecer caja única, aprobar una ley de empleo público eficiente, usar Sicop en todo el aparato estatal, fortalecer la Hacienda digital y las leyes para una mejor recaudació­n. Hay que actuar con fortaleza y prontitud antes de que sea tarde.

El sector productivo no recibe noticias legítimas de cambios estructura­les después de siete jornadas de diálogo nacional

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