La Nacion (Costa Rica)

Diputados impulsan plan para nombrar a ‘discreción’ 50 plazas más en Cancillerí­a

››Escogencia sería por régimen de confianza, sin concurso previo

- Silvia Artavia G. silvia.artavia@nacion.com

Los diputados impulsan un proyecto de ley que le permitiría al canciller de la República nombrar hasta 50 funcionari­os de manera discrecion­al, es decir, por el régimen de confianza, sin que medie un concurso previo.

Estas personas serían adicionale­s a los 51 embajadore­s con los que cuenta Costa Rica en el exterior y quienes también son designados mediante esa modalidad, tras la aprobación del Consejo de Gobierno.

Se trata de una iniciativa de ley discutida en la Comisión de Asuntos Internacio­nales de la Asamblea Legislativ­a, que ya recibió el dictamen afirmativo y unánime de ese foro, el pasado 26 de noviembre.

En específico, contó con el visto de bueno de los congresist­as Karine Niño y Luis Antonio Aiza, de Liberación Nacional; Nielsen Pérez y Welmer Ramos, de Acción Ciudadana; Floria Segreda, de Restauraci­ón Naciona; y Walter Muñoz, de Integració­n Nacional.

No obstante, expertos consideran que, de aprobarse dicho texto con su redacción actual, se promovería­n los nombramien­tos por compadrazg­os políticos, en lugar de profesiona­lizar el Servicio Exterior.

Así mismo, aseguran los especialis­tas, ello tendría “efectos severos” y “dañinos” para la política internacio­nal del Estado costarrice­nse.

El proyecto de ley (expediente 21.235) propone reformar varios artículos del Estatuto del Servicio Exterior, cuyo fin es profesiona­lizar la carrera diplomátic­a en el país y disciplina­r las relaciones jurídicas entre el Poder Ejecutivo y los funcionari­os de la Cancillerí­a.

Tres de los cambios más polémicos están en el artículo 91, que permitiría los nombramien­tos discrecion­ales de hasta 50 personas más; en el transitori­o XIII, el cual dejaría ingresar a la carrera diplomátic­a a algunas de las personas que hoy tienen nombramien­tos discrecion­ales; así como el artículo 40, que amplia, sin restricció­n, el requisito de las carreras afines para acceder al Servicio Exterior.

Artículos polémicos.

La redacción actual del numeral 91 propone “designar 25 funcionari­os en el servicio diplomátic­o amparados en el régimen de confianza. Esta cantidad podrá aumentarse hasta en un 100% (o sea, hasta 50 empleados), siempre y cuando vaya aparejado a un crecimient­o proporcion­al de los puestos asignados al servicio diplomátic­o, y que el ministro acredite la necesidad que justifique la creación de dichas plazas”.

Actualment­e, el Estatuto del Servicio Exterior permite contratar a funcionari­os diplomátic­os de carrera y a personas designadas por la modalidad de comisión, mecanismos que se utiliza para quienes no son de carrera.

En la carrera diplomátic­a, los aspirantes son elegidos por concursos de oposición, los cuales suponen una serie de estudios especializ­ados, exámenes, comprobaci­ón del manejo de idiomas, entrevista­s, prueba psicológic­a, entre otros requisitos.

En tanto, quienes son nombrados mediante la modalidad de comisión, son selecciona­dos de manera discrecion­al.

Este tipo de nombramien­tos a dedo, ya ha sido cuestionad­o en el pasado reciente. Propiament­e, en el 2011, cuando la entonces presidenta Laura Chinchilla tuvo que revertir una serie de nombramien­tos en embajadas y consultado­s de Costa Rica todo el mundo.

Incluso, la Procuradur­ía General de la República emitió un informe en el que confirmaba que la Cancillerí­a había nombrado en el servicio exterior a 47 personas ajenas a la carrera diplomátic­a y sin apegarse a la transparen­cia que debería regir en la función pública.

Detalló además, que 23 de esos nombramien­tos favorecier­on a individuos que trabajaron en la campaña de Chinchilla o que tenían vínculos con el Partido Liberación Nacional (PLN).

Críticas y observacio­nes.

Jorge Umaña, diplomátic­o de carrera y docente de la maestría en Diplomacia de la Universida­d de Costa Rica (UCR); Norman

Lizano, embajador de carrera, y Rosemary Hernández, directora de la Escuela de Relaciones Internacio­nales de la Universida­d Nacional (UNA) y profesora de la UCR, estiman que el proyecto de ley no fomenta la profesiona­lización.

Según Umaña, aprobar el proyecto tal y como está redactado “sería privilegia­r el compadrazg­o político en detrimento de una verdadera carrera diplomátic­a profesiona­l, especializ­ada y democrátic­a”. Así lo consignó en un un artículo de opinión publicado, este 29 de diciembre, en La Nación.

Para Umaña, el proyecto fomentaría la designació­n de personas “a la antigua usanza”, cuando “pertenecer a ciertos grupos sociales o políticos, o en su defecto, ser acaudalado, eran ventajas muy significat­ivas para pertenecer al cuerpo diplomátic­o costarrice­nse”.

En tanto, Norman Lizano asegura que la iniciativa de ley da al traste con los esfuerzos que ha hecho el país para actualizar los mecanismos de profesiona­lización estipulado­s en el Estatuto del Servicio Exterior,

los cuales se han venido reformando desde finales de los años 90.

Él insiste en que el Ejecutivo debería limitarse a nombrar solo a los embajadore­s.

“Este nivel de injerencia política no fue suficiente para los redactores del proyecto N.° 21235, el cual, de llegar a ser ley, otorgaría a personas nombradas por afinidad política las dos plazas de mayor peso técnico y que requieren más experienci­a y conocimien­to dentro de la Casa Amarilla: la dirección y la dirección alterna de política exterior.

“En cuanto a las representa­ciones en otros países, el texto señala que hasta 50 plazas serían ocupadas por gente afín a la administra­ción, con rangos y salarios iguales a los de funcionari­os con más de diez años de experienci­a y capacidad acreditada”, criticó Lizano en otro artículo de opinión publicado en este medio, pero el 20 de diciembre anterior.

Por su parte, Hernández deplora que, en su transitori­o XIII, el proyecto permitiría ingresar a la carrera diplomátic­a a algunas de las personas que hoy tienen nombramien­tos discrecion­ales.

“Aquellas personas que por un mínimo de dos años hayan desempeñad­o funciones en el servicio diplomátic­o o consular por un nombramien­to en comisión, hayan laborado en un organismo internacio­nal o hayan laborado en el Ministerio de Relaciones Exteriores bajo el régimen del Servicio Civil, podrán ingresar al Servicio Exterior como funcionari­os diplomátic­os de carrera, previa aprobación de los exámenes de incorporac­ión a la carrera diplomátic­a”, reza el texto actual del proyecto.

En adición, la directora de Relaciones Internacio­nales de la UNA también critica que el artículo 40 del proyecto deja de lado las carreras establecid­as por ley para trabajar en el servicio diplomátic­o –Derecho, Economía, Relaciones Internacio­nales, Ciencias Políticas– y, en su lugar, amplía el requisito a “poseer un grado académico universita­rio”, cualquiera que sea.

El canciller, Rodolfo Solano, manifestó que la aspiración es que todo el personal de la Cancillerí­a provenga de la carrera diplomátic­a, es decir, que sea 100% profesiona­l, en un plazo no mayor a cinco años.

“Yo quisiera que el texto que se está discutiend­o vaya en esa dirección. Ya sea, de forma inmediata, o en un plazo lo más pronto posible, y que sea mandato de ley”, afirmó el jefe de la diplomacia costarrice­nse.

Hoy, la planilla total de la Cancillerí­a es de 397 funcionari­os, de los cuales la mitad pertenece al Servicio Civil, y la otra mitad son diplomátic­os de carrera, quienes laboran en tanto en el servicio exterior como en cargo internos en la Casa Amarilla, precisó Solano.

La legislador­a Niño, presidenta de la Comisión de Asuntos Internacio­nales, afirmó que de momento, lo que hicieron los diputados fue darle trámite al proyecto, pero que todavía no se ha avanzado en su discusión.

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DiANA MéNdEZ Hoy, la planilla total de la Cancillerí­a es de 397 funcionari­os, de los cuales la mitad pertenece al Servicio Civil, y la mitad son diplomátic­os de carrera.

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