Mayoría de víctimas son amas de casa y de bajo nivel académico
En el Informe sobre tentativas de feminicidio, realizado por la funcionaria Xinia Fernández y que nació a raíz de la preocupación de no tener mayores datos sobre este ilícito, se hace un análisis sobre quiénes fueron las víctimas.
La muestra, para efectuar el análisis correspondiente, fue de 77 denuncias, cuyos expedientes tienen información poco clara e inclusive no tienen del todo.
Por edad, sobresale que 33 de ellas tenían entre 25 y 40 años. Además, 30 estaban solteras.
Principalmente, se trata de amas de casa. Pero también hay mujeres que fungían como empleadas domésticas, vendedoras ambulantes, manicuristas, cocineras, cajeras, dependientes.
Lo anterior va muy de la mano con el tema educativo.
Tras la revisión de los expedientes, solo una de las 77 víctimas tenía universidad completa. De las que hay información, se señaló que poseían la primaria o secundaria incompleta, mientras que había una que apenas estudiaba.
Sobre la relación entre las mujeres y sus agresores, el informe precisó que, en la gran mayoría de los casos (59), la víctima convivía con el sujeto. De esa cifra, 47 tenían entre un mes y nueve años de vivir con el victimario.
Un total de 32 ofendidas tenían hijos en común con quien las maltrató, mientras
EN VARIOS DE LOS CASOS, EL SUJETO USÓ UNA COMBINACIÓN DE ARMAS O MECANISMOS PARA ATACAR A LA VÍCTIMA”. Informe de tentativas de homicidio Secretaría Técnica de género
que 22 o no tenían hijos del todo o no eran del agresor.
Violento vínculo. Ese informe de la Secretaría también hace un apartado para mencionar que, en la mayoría de los casos, hay un “historial de violencias físicas, patrimoniales, sexuales y psicológicas infringidas por el acusado”.
Sin embargo, llamó la atención que, según lo indican, muy pocas víctimas denunciaron lo ocurrido de previo a la tentativa de feminicidio.
Lo que sí existió fueron solicitudes de medidas de protección. El documento detalló que siete de las ofendidas estaban bajo esta modalidad cuando fueron atacadas, lo cual también deja ver el irrespeto a estas órdenes judiciales.
Otras 30 mujeres hicieron la petitoria tras la agresión que las tuvo al borde de morir.
Pero, y es un dato preocupante, en nueve casos las ofendidas no solicitaron ningún tipo de protección aún después de haber sido violentadas.
Sobre el arma usada para cometer el hecho, hay variedad. En 42 de esos expedientes se estipuló que el agresor utilizó arma blanca, como puñales, machetes, cuchillos de cocina o para pelar cocos.
Mientras que, 13 agresores usaron sus propias manos y/o mecates para intentar asfixiarlas, mientras que siete accionaron pistolas.
En otros hechos, los victimarios usaron martillos, frascos de vidrio y hasta un automóvil para intentar acabar con la vida de su pareja o expareja.
“En varios de los casos, el sujeto usó una combinación de armas o mecanismos para atacar a la víctima”, apunta el documento basado en datos entre 2010 y 2018.
A raíz de esa agresión, las mujeres sufrieron todo tipo de heridas en sus cuerpos, lo cual les produjo incapacidades que, según establecen los expedientes, fueron desde un día hasta dos meses, con revaloraciones a los seis meses.
También hay casos con tratamientos de un año a causa de las lesiones, concluyó el análisis efectuado.
Sobre lo anterior, Jeannette Arias, jefa de la Secretaría Técnica de Género, manifestó que los ciclos de violencia doméstica provocan consecuencias no solo a nivel físico, sino también arrojan secuelas psicológicas “muy graves”.
“El temor, el vínculo de codependencia emocional y/o económica son factores que inciden en el comportamiento de las mujeres de continuar con aquella relación, pese a la violencia que existe. Y una violencia prolongada en el tiempo genera secuelas mayores a nivel mental”, sintetiza la especialista.