LETRAS DE CAMBIO
Luego de mucho tiempo discutiendo cómo resolver la problemática situación fiscal, ya hay un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Todavía algunos quisieran seguir la discusión sobre las bondades y defectos del acuerdo. Que los impuestos incluidos tienen efectos negativos y perjudican a ciertos grupos de personas, que los recortes de gastos son insuficientes, que faltaron reformas estructurales y qué se yo qué más.
En Costa Rica somos expertos en discutir y patear la bola, en vez de tomar decisiones. Las empresas calificadoras de deuda nos critican muy duro por la incapacidad de actuar para resolver los problemas.
Ahora que hay un acuerdo entre el gobierno y el FMI, no queda otra que aprobarlo. Por varias razones. Por un lado, el país necesita resolver el problema fiscal. Debe reducir el déficit y, con ello, dar estabilidad a las tasas de interés y al tipo de cambio. Sin acuerdo, el país entraría en una crisis profunda.
Por otro, a estas alturas, no tenemos opción. No aprobar este acuerdo enviaría una muy mala señal a los mercados y daría la razón a las calificadoras. Como dicen que no existe nada más nervioso que un billete de cien dólares, el capital saldría volando fuera del país y no habría para financiar al gobierno ni para las muchas actividades privadas que son fundamentales para que la economía vuelva a crecer.
En el 2020 la economía se contrajo fuertemente debido a las restricciones impuestas para controlar la pandemia. El impacto fue menor por la caída de precios de las materias primas, de las cuales Costa Rica es importadora neta.
El acuerdo con el FMI es una condición necesaria, aunque no suficiente, para hacer que la economía vuelva a crecer y que con ello mucha gente recupere el empleo.
Además, con el control de la enfermedad, ayudado con el avance en la vacunación, deberíamos ver algo más de recuperación económica. Aunque hoy por hoy, más bien, el alza en los precios de las materias primas nos afectará negativamente. La mejor manera de mitigar los efectos de esos aumentos es mediante la búsqueda de mayores eficiencias.
Por eso, lo que toca es aprobar el acuerdo con el FMI y pasar la página de lo fiscal. De aquí en adelante, la discusión debe centrarse en los cambios estructurales que el país requiere para recuperar la eficiencia, tanto en lo público como en lo privado.