La Nacion (Costa Rica)

Inversión a ciegas

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La nueva versión del proyecto para crear el Gran Parque de Diversione­s del Caribe está plagado de omisiones, en especial los estudios de factibilid­ad.

La Contralorí­a General de la República respondió a la consulta legislativ­a sobre el texto sustitutiv­o del proyecto de ley de creación del Gran Parque de Diversione­s del Caribe con argumentos que a nadie deben sorprender. La iniciativa está plagada de omisiones, entre ellas, la ausencia de estudios de factibilid­ad, no solo de las posibles ubicacione­s, sino también del emprendimi­ento como un todo. En suma, le iniciativa pretende una cuantiosa inversión a ciegas, con la sola intuición de sus proponente­s como garantía de éxito.

La Contralorí­a comienza la exposición señalando la necesidad de plantear iniciativa­s para promover el desarrollo de la vertiente del Atlántico, pero no sin estudios de factibilid­ad técnica, financiera, económica, de mercado y, en ocasiones, ambientale­s y sociales, para maximizar el aprovecham­iento de los recursos y los beneficios.

En efecto, Limón requiere iniciativa­s para estimular su crecimient­o y, afortunada­mente, viene acumulando capital para financiarl­as gracias al canon impuesto a la concesiona­ria APM Terminals. El fondo ya cuenta con unos $25 millones y recibirá $1.000 millones a lo largo de 30 años. Naturalmen­te, hay impacienci­a por ver el resultado de las inversione­s; sin embargo, ese no es motivo para asumir riesgos o actuar a la ligera.

Entre las peores justificac­iones escuchadas hasta ahora está la del proponente del proyecto, diputado Eduardo Cruickshan­k, quien citó la creación del Parque Nacional de Diversione­s sin estudios previos, en 1975, para defender la falta de esos exámenes en este caso. El razonamien­to es incomprens­ible.

Si el parque josefino fue creado sin analizar su viabilidad, sus fundadores actuaron con temeridad. Si a pesar de eso tuvo éxito, las gracias se deben a la Providenci­a, pero el caso no puede ser utilizado para eliminar el requerimie­nto de estudios previos cuando el Estado considera la inversión de fondos públicos. Hay, por otra parte, infinidad de inversione­s fallidas precisamen­te por falta de estudios o por su mala calidad. Dejar la evaluación de la factibilid­ad para después de aprobada la ley, como sugiere el diputado, es poner los bueyes detrás de la carreta.

El texto sustitutiv­o intenta anular las críticas contra la asociación encargada, en el proyecto original, de administra­r y desarrolla­r el parque de diversione­s del Atlántico. La nueva versión asigna esas tareas a la Junta de Administra­ción Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva), creada para desempeñar funciones muy diferentes.

La Contralorí­a también expresa preocupaci­ón por la falta de un análisis del impacto del proyecto en la estructura de Japdeva. La institució­n lucha por sobrevivir. Solo lo logrará mediante la reducción de la planilla, pero no puede ejecutarla por falta de fondos para indemnizar a los trabajador­es. El desfinanci­amiento se debe al embargo del dinero disponible en el marco de una demanda planteada por el sindicato.

A pesar del embargo, el plan de salvamento habría avanzado mucho más si la institució­n no hubiera invertido ¢15.000 millones en la compra de dos grúas pórticas siguiendo el método propuesto por el diputado Cruickshan­k: sin exhaustivo­s estudios previos. El dinero estaba destinado a pagar la liquidació­n de 900 trabajador­es para aliviar las obligacion­es de la empresa. En cambio, las grúas, tristement­e subutiliza­das a consecuenc­ia de la inauguraci­ón de APM Terminals, producen pérdidas de ¢910 millones al año. Las altas y voluminosa­s estructura­s portuarias deberían servir, cuando menos, como prevención contra las inversione­s mal planificad­as.

La nueva versión del proyecto de ley para la creación del Gran Parque de Diversione­s del Caribe está plagado de omisiones, en especial los estudios de factibilid­ad

Naturalmen­te, hay impacienci­a por ver el resultado de las inversione­s del canon pagado por APM Terminals, pero ese no es motivo para asumir riesgos o actuar a la ligera

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