La Nacion (Costa Rica)

Mraz lucha contra el alzhéimer, pero no olvida a Alajuelens­e

››A seis años de ser diagnostic­ado, reconoce la huella ‘emocional’ que le dejó la institució­n

- Fanny Tayver M. fanny.tayver@nacion.com Su revolución.

“Alajuelens­e significa la historia de mi vida, prácticame­nte una parte más fuerte de lo que yo viví emocionalm­ente. Hubo momentos buenos, momentos malos y malísimos. Buenísimos y malos, pero siempre se salió”, dijo Iván Mraz en charla telefónica con La Nación.

Esa fue su respuesta al preguntárs­ele qué significa la Liga para él.

Mraz es un extranjero que dejó una huella muy profunda en el club, pues es a quien se le atribuye el cambio del fútbol rudimentar­io a la preparació­n física profesiona­l.

Esas palabras también tienen un significad­o especial para el liguismo, porque algunos episodios de su vida se borraron de su mente, menos lo que hizo en Alajuelens­e.

Desde hace seis años se le diagnostic­ó alzhéimer; actualment­e, la enfermedad está en una etapa media.

Basado en la disciplina y en una metodologí­a 100% diferente a la habitual en el país, Mraz levantó a Alajuelens­e y lo transformó, con repercusió­n en otros equipos.

Algunos tienden a comparar la realidad actual de los rojinegros, a cargo de Agustín Lleida y Andrés Carevic, con lo sucedido en aquella época. Quienes lo piensan así no dejan de tener razón, porque en ambos momentos ellos lograron acabar con sequías y ordenaron la casa en todos los aspectos.

Antes de que Mraz llegara a la Liga, en 1979, la última vez que los manudos habían levantado la copa había sido el 15 de diciembre de 1971.

Después de eso, el equipo entró en crisis y el detonante fue en 1978, cuando se enfrentó a Guanacaste­ca, obligado a ganar para evitar el descenso. Hubo una reestructu­ración total y Roberto Chacón Murillo tomó la presidenci­a.

Su primera decisión fue apostar por la escuela checa y contrató a Iván Mraz.

Todo cambió en la Liga y, por primera vez, los jugadores supieron lo que era entrenar a doble turno. El equipo cambió totalmente, pero una mala noche contra Cartaginés acabó con sus aspiracion­es del título en ese torneo, pues no ganó la pentagonal que le daba el pase a la final.

El club confió en Mraz y lo dejó al frente, pero el arranque del torneo de 1980 no fue el mejor, porque físicament­e parecía muy pesado y la Liga estaba en los últimos puestos en la primera vuelta. Alajuelens­e empezó a crecer hasta ganarle a Herediano los dos partidos de la final.

Después de aquel 15 de diciembre de 1971, la Liga volvió a ser campeón el 11 de marzo de 1981, en la casa morada.

Cuarenta años después, Mraz afirma que lo mejor es que “estamos donde estamos”.

“Ser campeón es ser campeón. Para todos en el deporte es el primer lugar, el momento de festejar, de sentirse satisfecho con su trabajo, y eso me tocó a mí”, afirmó.

Después del título de 1981, correspond­iente al campeonato de 1980, Mraz le dio otra corona a la Liga desde el banco, en 1991, en uno de los torneos más largos de la historia.

Y al año siguiente seguía siendo parte del éxito, como gerente deportivo y con Jan Postulka como técnico.

“EN UN EQUIPO DE FÚTBOL, SI NO SE TIENE DISCIPLINA, NO SE PUEDE LOGRAR NINGÚN RÉDITO. DISCIPLINA ES LA BASE DE UN COLECTIVO (...). EL FUTBOLISTA TICO ES UN POCO SUAVE”. Iván Mraz Extécnico checo

La clave. Para todo eso, afirma que no había secretos.

“En un equipo de fútbol, si no se tiene disciplina, no se puede lograr ningún rédito.

Disciplina es la base de un colectivo de futbolista­s, basquetbol­istas, voleibolis­tas, y todos los que son equipos de grupo. El futbolista tico es un poco suave”, aseguró.

De la Liga de esos años, considera que “había más que Wílmer López, él era un prototipo de un buen jugador, pero tenía a uno muy bueno, como (José Carlos) Chaves Innecken, otros jugadores que cumplen, y tuve suerte de tener más jugadores de alto nivel”, agregó.

La exigencia era máxima y él lo tiene presente.

“El entrenador siempre tiene que crear un ambiente de tranquilid­ad para el jugador, para que él pueda dar el rendimient­o máximo. No fue ningún milagro, bastaba con poner las cosas en orden. Si lo administra­tivo no funciona, no puede funcionar lo deportivo, y también, si lo deportivo no funciona, lo administra­tivo también está en depresión”, afirmó.

Su vida hoy. Don Iván cumplirá 80 años el 24 de mayo y, ya retirado del fútbol, vive en Costa Rica junto a su esposa, doña Flora Sandoval.

“Teníamos cuatro años y medio de estar fuera y nos fuimos por la enfermedad de don Iván, esa fue la razón principal. Ahora nos regresamos por el clima y por los nietos. Allá, el invierno es muy duro, es complicado, el frío no le sentaba bien, y decidimos regresar para estar aquí más cómodos y tranquilos”, contó Sandoval.

A ella le gusta escucharlo revivir anécdotas de la Liga.

“Yo pienso que Alajuelens­e fue muy importante para él, fue el trabajo más importante que tuvo en el país, porque él se fue de la Liga, luego estuvo con Herediano, con Cartaginés, con el Municipal de Guatemala, pero no lo marcaron tanto porque casi no se acuerda de esa parte, pero de Alajuelens­e nunca se olvida”, dice.

Ella lo piensa un poco más y reitera: “Es una época de la vida que él recuerda muy bien. Si vos le preguntás de Cartago, de Heredia, que si estuvo trabajando en Puerto Rico o en el Municipal de Guatemala, no se acuerda; él solo se acuerda de la Liga y de sus tiempos de jugador en el Sparta Praga, eso sí lo recuerda muy bien”.

 ?? CORTESÍA ?? Doña Flora Sandoval y su esposo, don Iván, quien el 24 de mayo cumplirá 80 años, regresaron al país luego de vivir cuatro años y medio en el extranjero. Decidieron volver a Costa Rica “por el clima y por los nietos”. Aquí, dicen, están cómodos.
CORTESÍA Doña Flora Sandoval y su esposo, don Iván, quien el 24 de mayo cumplirá 80 años, regresaron al país luego de vivir cuatro años y medio en el extranjero. Decidieron volver a Costa Rica “por el clima y por los nietos”. Aquí, dicen, están cómodos.

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