Emprendimientos sociales crecen en busca de equilibrio financiero
››algunas iniciativas destacan por su innovación, pero aún no logran suficiente rentabilidad
Los emprendimientos sociales crecen de manera orgánica en Costa Rica con el desafío inmediato de consolidar su sostenibilidad financiera.
Este tipo de iniciativas pretenden crear valor social y aspiran a resolver un problema en particular.
El fenómeno es relativamente nuevo, tanto así que el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) no lo tiene cuantificado. La cartera solo lleva registro de la cantidad de personas emprendedoras que hay en el país, cifra que, a marzo del 2021, ascendía a 4.544.
El constante cambio en el flujo de emprendimientos, aunado a los proyectos que mueren después de haber visto la luz, son dos obstáculos para poder llevarles el pulso.
Sin embargo, la aceleradora Auge registra un 40% de emprendimientos de carácter social entre el total de su cartera de proyectos, confirmó David Ramírez, coordinador de incubación de esta agencia adscrita a la Universidad de Costa Rica (UCR).
Por otra parte, con base en la experiencia del concurso Social Skin, que premia la innovación social, creado por el Grupo Bolívar-Davivienda en el 2019, durante las últimas dos ediciones Costa Rica ha presentado más de 250 emprendimientos sociales.
“Este indicador nos muestra que los emprendimientos sociales año con año van a ir tomando una mayor relevancia y aporte a la sociedad costarricense”, afirmó Arturo Giacomin, presidente ejecutivo de Davivienda.
Asistente virtual. En la práctica, los emprendimientos sociales aportan valor, tratan de cerrar brechas y promover la inclusión. Tal es el caso de Sara, una asistente virtual que facilita el abordaje de personas con discapacidad auditiva en plataformas de atención al cliente; actualmente, se utiliza en entidades bancarias como Davivienda y BAC Credomatic.
La herramienta tiene como objetivo hacer mayor inclusión de este segmento de la población al traducir el mensaje del español al lenguaje lesco o viceversa.
“Nos relacionamos con entidades como Conapdis (Consejo Nacional de Personas con Discapacidad) y Cenarec (Centro Nacional de Recursos para la Educación Inclusiva), y empezamos a ver la problemática real que tenía la población sorda en el acceso a los servicios cotidianos.
”En ese momento, con los paradigmas que tenemos las personas oyentes, pensamos que un cajero con sonido era una herramienta de inclusividad y resulta que no lo es”, manifestó Gabriel Bustamante, cofundador del proyecto de asistencia virtual.
Si una persona con discapacidad auditiva llega a la sucursal bancaria, se le da un dispositivo electrónico con la aplicación, donde puede usar el lenguaje de señas (el aparato interpreta señas básicas de trámites bancarios), puede escribir o elegir accesos rápidos, pues el sistema utiliza un lenguaje muy visual para facilitar el trámite. Así, el trabajador bancario sabrá cuál es la gestión que se va a realizar.
El proyecto ganó la primera edición del concurso centroamericano Social Skin 2019, y en octubre de ese año se puso en marcha el plan piloto en tres sucursales del BAC Credomatic, afirmó Bustamante.
En el 2021, el Banco Davivienda comenzó a utilizar la asistente Sara en cinco sucursales, y el BAC Credomatic, en seis alrededor de la Gran Área Metropolitana (GAM).
“NO TODO EN LA VIDA ES LUCRO, SINO QUE SE PUEDEN RESOLVER PROBLEMAS SOCIALES CON EMPRENDIMIENTOS FINANCIERAMENTE SOSTENIBLES QUE CREAN VALOR, TRANSFERENCIA DE RECURSOS, INFORMACIÓN O CONOCIMIENTOS”. Carlos Peña Presidente de la cámara Nacional de Pymes
Según Bustamante, el emprendimiento aún no llega al punto de equilibrio para poder ser financieramente sostenible, pero aspira a que la asistente virtual pueda utilizarse en los Equipos Básicos de Atención Integral en Salud (Ebáis), en el sector médico privado y las instituciones públicas, para que genere mayor rentabilidad.
Negocio potable. Refugio Vital Filtros Purificadores es otro ejemplo de emprendimiento social en Costa Rica. El pro- yecto nació hace cuatro años y consiste en un sistema de purificación de aguas a bajo costo.
La idea nació porque Jorge Enrique Calderón, creador del mecanismo, detectó que las aguas que provienen de las Asociaciones Administradoras de los Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Comunales (Asadas) presentan sedimentaciones de arsénico, hierro, manganeso u otros minerales, y no existía un sistema para depurarlas.
Por eso decidió fundar el emprendimiento y así contribuir para que más personas tuvieran acceso al agua potable.
“(...) Ya se está utilizando en la Asada de San Rafael de Ciudad Neilly; la de San Jorge, en Paso Canoas, que tiene como 1.000 abonados, y otro desarrollo en Ojochal de Osa”, comentó Calderón.
El valor del mecanismo varía según las necesidades; en un acueducto, el costo puede alcanzar hasta los ¢2 millones, y en una casa de habitación ronda entre ¢50.000 y ¢500.000.
Actualmente, el proyecto le deja un margen de ganancia a Calderón y a su hijo (quien lo acompaña en las labores diarias), pero aún no llega a un nivel de rentabilidad que le permita contratar personal.
Crear un sistema de purificación de aguas de bajo costo es un ejemplo de lo que un emprendimiento social puede hacer en la práctica. No obstante, en la teoría, definir en qué consiste este modelo de negocio genera una amplia discusión, pues existen varias perspectivas sobre el concepto.
Para Carlos Peña, presidente de la Cámara Nacional de Pymes, los emprendimientos sociales forman parte de una corriente ideológica que consiste en crear valor social por medio de herramientas de creación de riqueza.
“No todo en la vida es lucro; se pueden resolver problemas sociales con emprendimientos financieramente sostenibles (...)”, indicó Peña.
El generar valor social y que sea sostenible es la diferencia entre un emprendimiento y una organización no gubernamental (ONG). El emprendimiento social genera su propia renta, acotó Peña.
Lo anterior podría hacerse por medio de ventas directas o mediante alianzas con otras instituciones.
El presidente ejecutivo de Davivienda afirma que es imprescindible que un emprendimiento social genere ingresos.
“Un emprendimiento social es la puesta en marcha de una empresa cuyo objetivo final no es la maximización del beneficio económico, sino la creación de valor para la sociedad, debe contribuir con la solución de una problemática social. Para lograrlo también debe ser rentable, por lo que la gestión como empresa que genere ingresos para ser sostenible es imprescindible”, resaltó.
No obstante, para el coordinador de incubación de Auge, David Ramírez, este tipo de iniciativas tienen un propósito superior al lucro.
“Primero se cumple el aliviar esa problemática (social); el esquema de rentabilidad es secundario”, aseguró.