La Nacion (Costa Rica)

Trotamundo­s cartaginés reúne en museo los tesoros de sus viajes

››El visitante puede ver coleccione­s de aviones a escala y artesanías

- Keyna Calderón Correspons­al de Gn

Veinte pasaportes llenos de sellos, así como miles de recuerdos e historias son prueba de la vida viajera de Adrián Solano Solano, un cartaginés de 63 años que ha visitado 109 países.

Este trotamundo­s todavía tiene fresco en su memoria el primer viaje en avión, cuando tenía 13 años. Fue muy corto, pero fue el que despertó la pasión por recorrer el mundo.

“Ahorré ¢50 para vivir mi primera gran experienci­a que fue comprar un boleto de avión para viajar del aeropuerto El Coco (en ese entonces) a Puerto Limón. El avión era un modelo Douglas DC 3, muy común en esa época. El regreso de Limón a Cartago lo hice en tren con un valor del pasaje de ¢17”, recordó con emoción.

Su primera salida internacio­nal ocurrió un año después, cuando fue a Panamá por tierra. También por esa vía, a los 15, recorrió Centroamér­ica hasta Quetzalten­ango, en Guatemala, junto con su hermano Eugenio, compañero de aventuras.

Poco a poco, se sumaron amigos o conocidos. A la fecha, cuenta 270 vuelos.

En su lista de lugares visitados tiene rincones del mundo tan exóticos como la Antártida, Tahití, Bora Bora, en la Polinesia Francesa; Australia, Nueva Zelanda, isla de Pascua, Samoa, islas Maldivas, Sri Lanka, Mongolia, Sumatra, Borneo, Bután o Barrow en Alaska (un pueblo esquimal frente al Océano Ártico, el más al norte del continente americano).

De hecho, fue él quien organizó el primer grupo de ticos a la Antártida.

Entre sus tesoros de viajes guarda fotografía­s con la Madre Teresa de Calcuta y con los futbolista­s brasileños Ronaldinho y Jairzinho, este último del Mundial de México 70.

Fue también en uno de sus periplos donde conoció a su hoy esposa, Luz María Cáceres Flores, quien vivía en Puerto Montt, en el sur de Chile, donde ella manejaba una empresa de turismo.

Un museo de viajes. Recuerdos de sus numerosos viajes impulsaron la creación de un museo, que ubicó detrás del restaurant­e que abrió hace cinco años en Capellades de Alvarado, Cartago, cerca de la ruta alterna a Turrialba.

El negocio se llama Trotamundo­s, como él.

“La idea del museo nace hace unos 20 años a raíz de que, en mis viajes, he visitado algunos museos, especialme­nte en Europa, de trenes en miniatura y entonces tuve la idea de comenzar a traer cosas de todo el mundo como artesanías, aviones, monedas, billetes, muñecas con trajes típicos y diversos objetos más, para hacer este tipo de museo en Costa Rica que, en realidad, no existía nada parecido”, relató.

Fue su hermano Eugenio el que, así como se le unió en los viajes, se le sumó en este proyecto, pues además tiene gran habilidad para trabajar manualidad­es en miniatura.

Todo lo que se expone fue traído de las ciudades conocidas en los viajes.

“No se cobra entrada, es un complement­o cultural y artístico para quienes visitan nuestro restaurant­e que está ubicado en Capellades sobre la ruta nacional 230”, dijo Solano.

El visitante puede ver artesanías, billetes, monedas, colección de aviones a escala de todas las compañías del mundo, colección de muñecas, trajes típicos, entradas a diferentes lugares turísticos famosos, coleccione­s de buses, autos de magneto...

Entre lo que más llama la atención están tres maquetas, cuyo armado tomó entre tres y cuatro meses. Una de ellas es del aeropuerto Juan Santamaría, incluida iluminació­n y sonidos de despegues y aterrizaje­s.

Según Solano, se inspiró en las maquetas vistas en parques temáticos, algunas en miniatura y bajo techo, otras casi de tamaño real y al aire libre, como la que vio en la región de Shenzhen en China, que se llama las Ventanas del Mundo.

“Un cálculo conservado­r de todas las cosas que hay en el museo, hablaríamo­s de unas 6.000”, expresó. Las piezas fueron reunidas en 50 años de ires y venires.

El último viaje que hizo fue en febrero y marzo del 2020, cuando la pandemia ya empezaba a castigar al mundo. Fue a Turquía, Azerbaijan, Dubai, Kenia, Tanzania, Zimbabwe y Sudáfrica.

“He tenido la dicha de viajar dentro y fuera de Costa

Rica en avionetas de tres pasajeros y el piloto, y también en el avión más grande del mundo, que es un Air Bus de dos pisos modelo 380, con capacidad promedio de 600 pasajeros y de la compañía aérea más poderosa del mundo, que se llama Emirates.

“También tuve la dicha de sobrevolar en un avión pequeño partiendo desde Katmandú, Nepal, el Monte Everest, la montaña más alta del mundo; y en helicópter­o, he sobrevolad­o las cataratas del Iguazú, en Brasil; las cataratas Victoria, en Zimbabue; el gran cañón del Colorado, en Estados Unidos; y la ciudad de Río Janeiro, en Brasil.

“En hidroavión, sobrevolé los glaciares en Alaska y acuaticé en los fiordos Misty, en esa misma región. En globo aerostátic­o sobrevolé el lugar más famoso del mundo en esa modalidad, que es la región de Capadocia, en Turquia“, rememoró.

Fascinació­n por los aviones. Todos los aviones en escala que estaban en el museo fueron comprados en países asiáticos, donde hay gran afición por ese tema y negocios especializ­ados. En Asia, incluso, pagó a hacer cuatro aviones con los nombres de los equipos de fútbol más grandes de Costa Rica; el suyo es Cartaginés.

Tiene 250 aviones a escala de todas las compañías aéreas del mundo. Su favorito es uno de la empresa Emirates para conmemorar el Mundial de Fútbol de Brasil 2014.

Solano conoce 200 aeropuerto­s. Asegura que el que más le ha sorprendid­o por su decoración y belleza es el de Singapur, y por su tamaño, el de Beijing.

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KEynA CALdERÓn Adrián Solano estima que su colección tiene unas 6.000 piezas.
 ?? KEynA CALdERÓn ?? Adrián Solano y su esposa, Luz María Cáceres, tienen el restaurant­e cuyo nombre le hace honor a su vida.
KEynA CALdERÓn Adrián Solano y su esposa, Luz María Cáceres, tienen el restaurant­e cuyo nombre le hace honor a su vida.

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