La Nacion (Costa Rica)

Repetir los errores o innovar para prevenir la violencia

- Carlos Tiffer ABOGADO carlos@doctortiff­er.com

Dicen que si no se corrige un error, generalmen­te se comete uno más grande. Precisamen­te es lo que ha sucedido en el país en lo concernien­te a la respuesta al delito y la violencia que se vive desde hace décadas.

Señalaba en mi artículo anterior, «El homicidio de cada día» (28/3/21) que la respuesta se ha centrado tradiciona­lmente en una reacción eminenteme­nte punitiva. Ejemplo es la reforma legal del aumento de las penas para adultos, hecha en 1994 al Código Penal, la cual elevó el máximo de prisión a 50 años, según rige actualment­e.

Lo mismo la aprobación de la Ley de Justicia Penal Juvenil, de 1996, que contempla un extremo mayor de 15 años de internamie­nto para personas menores de edad.

Tal incremento causa un serio conflicto humanitari­o en las cárceles, que no se correspond­e con un país como Costa Rica, respetuoso de los derechos humanos. El acuciante problema se refleja en la sobrepobla­ción y el hacinamien­to; una población cercana a los 16.000 privados de libertad, a enero del 2020, y un hacinamien­to cercano al 30 % en las cárceles. Datos aproximado­s, en todo caso, ya que el Ministerio de Justicia cuenta con estadístic­as oficiales hasta el 2017, muestra del poco interés político en el asunto.

Las respuestas concentrad­as en enfoques represivos han demostrado ser ineficaces para la solución del problema. En lo fundamenta­l, han apelado al uso de las fuerzas policiales; en otros países de la región, incluso a las fuerzas militares, con el apoyo de un derecho penal cada vez más represivo.

No obstante, las soluciones de este signo no resultan duraderas y producen una falsa sensación de «control» de la situación, la cual es pasajera, por cuanto no incide en el origen del problema, que se encuentra en la base de la violencia y el delito.

El fenómeno con otros

ojos. Pese a que los expertos han demostrado claramente la falta de correlació­n entre castigos fuertes, penas duras y grandes cantidades de presos con una disminució­n de la violencia y el delito, el país continúa repitiendo errores, crea más delitos, más condenas y más años para los sentenciad­os.

Entonces, ¿qué debemos hacer? Primero, no repetir lo que sabemos que no funciona y, segundo, innovar en las respuestas a estos complejos fenómenos sociales, culturales, familiares y también individual­es, especialme­nte cuando se trata de delitos graves, como homicidios dolosos, feminicidi­os, violencia intrafamil­iar, víctimas colaterale­s, delitos sexuales, delitos contra la propiedad, asaltos, delitos culposos derivados de la circulació­n de vehículos automotore­s, los suicidios y, muy especialme­nte, la delincuenc­ia juvenil.

Debería llamar seriamente la atención y, sobre todo, intervenir­se con carácter de urgencia cuando se trate de delitos juveniles cometidos por menores de edad. La Nación publicó recienteme­nte (2/5/2021) que 8 de cada 10 presos cumplen condenas por homicidio en el Centro de Formación Juvenil Zurquí y que el 40 % de los detenidos en condición de indiciados están acusados de este mismo grave delito contra la vida.

Una innovación frente a este crítico problema de la violencia y el delito que asegure no solo una respuesta integral, sino también duradera, podría iniciarse con la formulació­n de una ley de prevención integral de la violencia y el delito y la reinserció­n social.

Resulta oportuna, ante todo urgente y necesaria, una respuesta con rango legal que contribuya a la disminució­n de los factores de riesgo que degeneran en formas de violencia y consecuent­e victimizac­ión.

Oportunida­d. Nos encontramo­s casi al final de un gobierno y el inicio de uno nuevo. El próximo año tendremos elecciones presidenci­ales y renovación legislativ­a; los electores tienen derecho a conocer las propuestas de los candidatos y partidos políticos a este complejo problema nacional.

Por encima de todo, es obligación de cualquiera que aspire a estos puestos públicos pronunciar­se sobre sus estrategia­s y acciones concretas para enfrentar el fenómeno de la violencia y el delito, más aún en vista de la crisis social y económica causada por la pandemia, debido a la cual pobreza, desempleo y desigualda­d han alcanzado graves índices.

No debemos olvidar que la violencia y el delito, en general, son resultado de un fenómeno social.

La nueva legislació­n debe tener como objetivos prioritari­os implementa­r una política pública de prevención y reinserció­n social, que no se limite a la agenda del gobierno de turno, al contrario, que se mantenga como una política de Estado. Además, su derrotero debe ser fortalecer la inclusión social, a través, principalm­ente, de la salud y la educación; una población sana, física y mentalment­e, así como educada, será siempre menos proclive a la violencia y el delito.

Asimismo, debe tener otros objetivos: garantizar el acceso a la justicia, especialme­nte para las víctimas, disminuir los factores criminógen­os, promover una cultura de paz y legalidad en la que Costa Rica haga valer su tradición democrátic­a.

Tampoco debe escapar a esta legislació­n una definición de los medios para alcanzar los objetivos antedichos. Es menester una política pública con enfoque integral de género, de juventud y de niñez, que contenga los ejes de la política pública, como la gestión, la comunicaci­ón, la evaluación y rendición de cuentas, así como el modelo de gestión nacional, local y comunal.

Acciones concretas. Aunado a ello, deben definirse por ley los programas de prevención y las acciones concretas por adoptar, según criterios territoria­les, sociodemog­ráficos o delictuale­s.

Una nueva legislació­n ayudaría en este momento, por ejemplo, a la provincia de Puntarenas, que atraviesa una gran crisis de violencia y de delitos, donde urge una intervenci­ón pronta y de manera integral.

En esta ley deben ir también programas enfocados en lo social (salud, vivienda, empleo, recreación sana) y lo situaciona­l, en la atención de lugares específico­s a través de proyectos de recuperaci­ón de espacios públicos, vigilancia natural o electrónic­a y participac­ión comunitari­a.

El involucram­iento comunitari­o es fundamenta­l desde el diagnóstic­o del problema hasta las propuestas de solución para que la comunidad entienda el problema, decida y participe; que no espere que todo venga «de arriba», sino que sea construida colectivam­ente en asociación con las autoridade­s competente­s.

Esta nueva legislació­n deberá regular la institucio­nalidad a cargo de los programas y la responsabi­lidad por su definición y ejecución, de tal forma que garantice una coordinaci­ón y respuesta integrales. Deberían participar el Poder Ejecutivo con sus ministerio­s competente­s, el Poder Judicial, las municipali­dades y la representa­ción de organizaci­ones privadas, empresario­s y organizaci­ones no gubernamen­tales.

Otra área fundamenta­l que debe abordar esta nueva legislació­n es inevitable­mente el sistema penal. Los extremos de penalidad deben revisarse y promover las medidas o penas alternativ­as a la prisión.

Aparte del ámbito normativo, deben ser revisados los institucio­nales y programáti­cos. Solo con un análisis de estos podrán plantearse respuestas integrales, diferentes a las tradiciona­les, para solventar este complejo fenómeno social.

Como no existe magia, ni jurídica ni social para resolver este inextricab­le problema, la legislació­n debería fomentar la investigac­ión, especialme­nte empírica, sobre la violencia, el delito y la reinserció­n social.

La investigac­ión científica nos dará mejores conocimien­tos para el diagnóstic­o, que es condición necesaria para la obtención de más herramient­as para la intervenci­ón, con el fin de no repetir errores. El resultado serán soluciones idóneas contra la violencia y el delito, así como para rendir cuentas a los ciudadanos, que tienen derecho a vivir en un ambiente libre de violencia.

El país precisa una nueva legislació­n cuyos objetivos prioritari­os sean una política pública de prevención y la reinserció­n social

 ?? AlonSo TenoRio ?? Imagen de archivo del Centro de Formación Juvenil Zurquí.
AlonSo TenoRio Imagen de archivo del Centro de Formación Juvenil Zurquí.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica