Ni siquiera había un ‘buenos días’
Saprissa inició el certamen al mando de Wálter Centeno.
Paté, el ídolo morado, a quienes llaman el Rey, venía encumbrado luego de conquistar el título 35, pero la pérdida de puntos le pasó factura a inicios de febrero y, luego de perder 3 a 1 ante la Liga en el Morera Soto, fue cesado de su cargo.
Pero, ¿qué pasaba a lo interno del camerino saprissista en la era Centeno?
“La química estaba un poco desgastada ya. Las cabezas de la planilla no tenían sintonía con Wálter, tal vez por su forma de ser, no lo tengo claro.
”Tampoco los jóvenes estaban con la confianza debida porque a Wálter en Saprissa se le ve como una figura mayúscula, entonces, eso crea un efecto complejo”, relató el allegado al vestuario.
Pese a que el mismo Centeno hizo sus esfuerzos por buscar la cohesión del plantel, lo cierto es que ya no era sano para él ni para el club que la relación se mantuviera.
De hecho, el estratega hizo una dinámica grupal en la que se sentó frente a los jugadores y les permitió que le dijeran las falencias que ellos notaban en él para mejorar la parte deportiva. Empero, el entrenador notó que el camerino tenía diferencias no con Centeno el técnico, sino con la persona.
Paté no recibió un solo comentario negativo sobre su estrategia o táctica, sino que se le señalaron situaciones de trato con jugadores que nada tenían que ver con lo deportivo. Incluso, en aquella cita salió a relucir que entre técnico y jugadores no mediaba siquiera un saludo de “buenos días” antes de cada entrenamiento.
El tiempo continuó y el rendimiento en cancha no fue el deseado, por lo que después de perder la final de la Liga Concacaf y un clásico, el timonel se fue. ¿Por los resultados?, sí, pero también por la falta de química con los jugadores.