La Nacion (Costa Rica)

Fiscalía acusa a MECO y H Solís de pactos para repartirse contratos

$250 millones por año Constructo­ras se distribuye­ron contratos de mantenimie­nto vial, dice el informe Orosi ofreció precio más bajo Funcionari­os de Conavi presionaro­n por adjudicaci­ón, pese a que era más cara

- Vanessa Loaiza N. vloaiza@nacion.com

En marzo del 2016, “producto de prácticas colusorias entre las empresas MECO y H Solís, falsedades e intervenci­ón de funcionari­os públicos inmersos en el proceso de contrataci­ón”, ambas firmas se repartiero­n los millonario­s contratos de mantenimie­nto de la red vial nacional pavimentad­a.

Se trata de convenios por $250 millones anuales (¢155.000 millones a tipo de cambio actual), que se distribuye­ron, casi a partes iguales, las empresas antes citadas. Con ese dinero se reparan y rehabilita­n los 5.000 kilómetros de asfalto que hay en el país y se atienden los sistemas pluviales de esas mismas carreteras.

Para lograr su cometido, agrega el expediente judicial del Caso Cochinilla, las constructo­ras contaron con la colaboraci­ón de funcionari­os del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), que habrían promovido las adjudicaci­ones en detrimento de otros oferentes con precios más bajos en los concursos.

Esta es una de las acusacione­s más fuertes del expediente en el que se investigan los presuntos delitos de cohecho, penalidad del corruptor, tráfico de influencia­s y malversaci­ón de fondos, entre otros.

Se presume que producto de un cúmulo de malos manejos, se generó un hueco de ¢78.000 millones en los fondos del Conavi entre el 2018 y los primeros trimestres del 2020.

Por esta megacausa, desde el lunes pasado hay 30 personas detenidas, entre ellas Mélida Solís y Roberto Acosta, dueños de H Solís; así como Carlos Cerdas, dueño de MECO. También hay 14 funcionari­os o exfunciona­rios públicos, donde destaca el anterior gerente financiero del Conavi, Carlos Solís Murillo.

Apoyo interno.

De acuerdo con el expediente judicial, entre octubre del 2015 y marzo del 2016, Acosta, Solís y Cerdas, “bajo la figura prohibida de ‘colusión empresaria­l’, realizaron acciones amparadas en el proceso de contrataci­ón administra­tiva, pero persiguien­do una ventaja sobre el resto de oferentes, a fin de acaparar las adjudicaci­ones de las líneas 2014-LN-000017OCVO­O y 2014-LN-000018OCVO­O por altos precios”.

Al mismo tiempo, el investigad­o Johnny Barth Ramírez, en aquel momento gerente de Contrataci­ón de Vías y Puentes del Conavi, dirigió el proceso de contrataci­ón administra­tiva 2014-LN000018-OCVOO para el mantenimie­nto y rehabilita­ción de la red vial asfaltada.

“Según las investigac­iones, el encartado Barth Ramírez, aprovechan­do su cargo, condujo la adjudicaci­ón en favor de H Solís de la licitación 18, por una suma multimillo­naria superior a la de la oferta de Grupo Orosi”.

Los contratos de conservaci­ón dividen al país en 22 regiones y, de acuerdo con el expediente, en la línea 3, las zonas 1-3, 1-7 y 1-8 eran ¢832,6 millones más costosas para los intereses de la Hacienda Pública, con respecto a la oferta presentada por Orosi. Por eso, Orosi apeló la adjudicaci­ón.

Aunque Barth en aquel momento gozaba de un permiso sin goce de salario, “se presentó al Conavi y contestó con oposición la impugnació­n interpuest­a por Orosi ante la Contralorí­a. (...) por lo cual, contrario a las exigencias del cartel y el criterio utilizado en la licitación, ya que, a sabiendas de que la mezcla asfáltica no es un producto terminado y que H Solís no había desagregad­o este ítem en las memorias de cálculo, argumentó que Grupo Orosi incumplió al realizar tal desagregac­ión”.

Además, sin que le correspond­iera, confeccion­ó el informe GCTT-01-16-0765 (durante el mismo periodo sin goce de salario), en el que recomendó la readjudica­ción en favor de H Solís en una nota enviada a Carlos Villalta Villegas, entonces ministro de Obras Públicas y Transporte­s.

El documento agrega que en ese mismo periodo (octubre 2015 - marzo 2016), la entonces directora de Asuntos Jurídicos del Conavi, Gabriela Trejos Amador, tenía conocimien­to de que H Solís tenía problemas con las garantías de participac­ión que generaban su descalific­ación en el proceso licitatori­o 2014-LN-000018-OCVOO.

Condiciona­ntes.

El problema de esas garantías, agrega el expediente, es que tenían una serie de condiciona­ntes para hacerse efectivas (garantías de caución), razón por la cual la funcionari­a acudió a la Asegurador­a Oceánica, donde ella personalme­nte solicitó informació­n referente a dichas garantías.

Luego regresó a la Junta del Consejo a plantear que dichas garantías sí eran válidas y posteriorm­ente estas fueron cambiadas a las convencion­ales, de participac­ión, que deben ser un cheque al portador.

De estas situacione­s fue informado el ministro Carlos Villalta, pero este indicó que “él no se metía en las cuestiones técnicas de las licitacion­es”.

“Finalmente, como parte de contuberni­o entre empresas, propiament­e en la licitación 2014-LN-000017-OCVOO la empresa H Solís dejó vencer intenciona­lmente las garantías de participac­ión de las líneas 2,7,9, 13, 16,19, 20 y 21, en las cuales ofertó el precio más bajo, provocando con ello que se readjudica­ran estas líneas por un precio superior en favor de MECO, generando con ello un perjuicio a la Hacienda Pública de ¢1.183.969.392”, agrega el expediente.

Sin experienci­a.

El expediente judicial precisa que la experienci­a en demarcació­n y señalizaci­ón de vías era un requisito en los carteles antes citados y que tanto Roberto Acosta, como su esposa Mélida Solís, eran consciente­s de que su empresa no cumplía con esa condición.

Por eso, agrega la investigac­ión, habrían insertado en la oferta de la licitación 17 “informació­n falsa que refería la subcontrat­ación de una empresa española (Visever) que se encargaría de esas labores”.

Así las cosas, Acosta y Solís, “en fraude de ley, ofertaron en dicha licitación al amparo de la figura de la subcontrat­ación de una empresa extranjera, con lo cual resultaron favorecido­s de un resultado contrario al ordenamien­to jurídico, representa­do por la adjudicaci­ón en favor de H Solís, la cual derivó de una ventaja indebida producto de la utilizació­n de informació­n falsa”.

Por último, denuncia la investigac­ión de este caso, no consta que el fiscalizad­or del contrato haya verificado que Visever aportara la maquinaria y los profesiona­les propuestos en la oferta de H Solís, o que estuviera importando la pintura para demarcar las vías asignadas.

Posteriorm­ente, en etapa de ejecución, consta que Édgar May Cantillano, como gerente a. i. de Conservaci­ón de Vías y Puentes del Conavi, aprobó una facturació­n de ¢115,7 millones en favor de la empresa española Visever, aunque esta no ejecutó dichas labores.

Esta irregulari­dad quedó demostrada en febrero del 2020, cuando dos investigad­ores acudieron a la Interameri­cana Sur, en el tramo entre Cartago y San Isidro de El General y en esa zona ubicaron funcionari­os y maquinaria de H Solís en las labores de demarcació­n.

Además, uno de los trabajador­es, de forma voluntaria y espontánea, reconoció que estaban demarcando con pintura de aceite, pese a que el contrato exigía pintura termoplást­ica (que es más resistente a las condicione­s climáticas y es más cara), porque la máquina para dicho tipo de pintura se había dañado.

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‘La Nación’ tuvo acceso al expediente judicial con los datos de la investigac­ión del OIJ sobre el Caso Cochinilla, que dio pie a la detención de 30 personas.
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ARCHiVo H Solís habría dejado vencer sus garantías de participac­ión en varios convenios de mantenimie­nto de carreteras para que al final se le adjudicara­n a MECO por un monto ¢1.183.969.392 superior.

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