La Nacion (Costa Rica)

Hablar en serio del tren metropolit­ano

Tarde o temprano, el país necesitará invertir en un sistema de transporte colectivo limpio. El modelo actual es insostenib­le.

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¿Podríamos, por un momento, apagar las turbinas de la demagogia y dar considerac­ión seria al proyecto del tren eléctrico metropolit­ano? A Carlos Alvarado le quedan diez meses de presidenci­a y no podrá asistir a la colocación de la primera piedra, el corte de cinta o alguna otra de las ceremonias utilizadas por los políticos para hacerse agradecer.

Si no es como propuesta —y cualquier partido puede adoptarlo en esa condición—, el proyecto ni siquiera se presta, a estas alturas, para sacar provecho electoral. El día de las elecciones apenas consistirá en un cúmulo de documentos dispersos en los despachos gubernamen­tales y de institucio­nes cooperante­s.

Una de ellas es el Fondo Verde del Clima, en cuyos archivos figuran los documentos utilizados para aprobar un financiami­ento de $250 millones para la construcci­ón del tren eléctrico metropolit­ano. No es realmente un crédito. Se parece más a un regalo. La tasa de interés es del 0 % a 40 años plazo, con 10 años de gracia.

El apoyo del Fondo Verde incluye otros $21 millones, pura y simplement­e donados, para infraestru­ctura complement­aria, como ciclovías y espacios públicos alrededor del sistema ferroviari­o. Los recursos se integrarán al empréstito aprobado por el Banco Centroamer­icano de Integració­n Económica (BCIE) con el mismo objetivo.

En total, el apoyo al proyecto consiste en $571 millones: $300 millones del BCIE, $250 millones del Fondo Verde y los otros $21 millones donados por esa misma entidad. El componente del BCIE también tiene condicione­s inmejorabl­es, porque el interés es financiar un proyecto modelo por sus beneficios para el ambiente y la calidad de vida.

La tasa originalme­nte ofrecida por el BCIE, cercana al 3,8 % anual, cae al 1,6 % cuando se le considera en conjunto con el componente del fondo constituid­o por las Naciones Unidas para luchar contra el cambio climático. «Mientras el uso de automóvile­s privados y servicios de transporte ha ido en aumento, se requiere inversión para reducir las ineficienc­ias en el sistema de transporte público», dijo el Fondo Verde luego de la aprobación del financiami­ento por su Directorio.

Según Dante Mossi, presidente del Banco Centroamer­icano, «con esta operación, el BCIE hace historia en su relación con el Fondo Verde del Clima. Además, cataliza recursos altamente concesiona­les para apoyar a un país líder en la región a alcanzar sus objetivos de descarboni­zación de la economía».

El funcionari­o caracteriz­ó la operación como un financiami­ento blando concedido a Costa Rica por «los países amigos del clima» y manifestó la esperanza de que se aproveche la oportunida­d creada por el «renombre» del país en la lucha contra el cambio climático. El aprovecham­iento depende de los 38 votos requeridos para aprobar el financiami­ento en la Asamblea Legislativ­a.

Tarde o temprano el país se verá en la necesidad de invertir en un sistema de transporte colectivo limpio. El modelo actual, cada vez más dependient­e del transporte individual, es insostenib­le. Las emisiones del transporte representa­ron el 51 % del total en el 2015 y aumentarán en un 44 % en el 2050 a falta de medidas de mitigación, dice el Fondo Verde. Además, es imposible desarrolla­r la infraestru­ctura vial necesaria para acomodar la creciente flotilla y el dinero está mejor invertido en fortalecer y limpiar el sistema de transporte colectivo.

El tren costaría $1.550 millones y se construirí­a por etapas hasta convertirs­e en columna vertebral de la movilidad en el área metropolit­ana. Un sistema sectorizad­o de autobuses, ojalá también impulsados por tecnología limpia, completarí­a la transforma­ción. Es hora de hablar en serio, y para estimular la conversaci­ón está el financiami­ento, en condicione­s inmejorabl­es, de más de la tercera parte del proyecto.

El Fondo Verde del Clima aprobó un financiami­ento de $250 millones para la construcci­ón del tren eléctrico metropolit­ano. La tasa de interés es del 0 % a 40 años plazo, con 10 años de gracia Tarde o temprano el país se verá en la necesidad de invertir en un sistema de transporte colectivo limpio. El modelo actual, dependient­e del transporte individual, es insostenib­le

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