La Nacion (Costa Rica)

Suspensión de rebaja tarifaria

Sorpresiva­mente, el intendente de transporte­s de la Aresep cambió reglas de juego y congeló el ajuste a la baja en tarifas de buses.

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Las empresas de transporte público conservaro­n el 50 % del canon de regulación recaudado de los pasajeros a lo largo de los últimos meses, de conformida­d con una ley promovida por la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) para aliviar los efectos de la pandemia. También se les redujo el pago del marchamo del 2020 y se les permitió suspender y reducir jornadas, operar con el 50 % de la flotilla y distanciar los horarios.

De los ¢702.000 millones canalizado­s por las entidades financiera­s a sectores afectados por la crisis, ¢32.200 millones fueron colocados en empresas del transporte, en su mayoría autobusero­s. Los bancos readecuaro­n préstamos. El Nacional, por ejemplo, dice haberlo hecho con el 80 % del crédito colocado en el sector del transporte, en especial, los concesiona­rios de autobuses.

Todo ese apoyo se justificó por la necesidad de dar continuida­d al servicio en las difíciles circunstan­cias creadas a lo largo y ancho de la economía por la covid-19. El transporte remunerado de personas no es, ni remotament­e, el único giro afectado, pero la demanda cayó en un 55 % según la Cámara Nacional de Transporte­s (Canatrans).

Por su parte, los usuarios incluyen a los sectores más humildes de la sociedad, así como a capas medias en cuyas filas la pandemia hizo estragos. El desempleo superó la quinta parte de la población y otros trabajador­es quedaron en espera de reanudar relaciones de trabajo suspendida­s temporalme­nte. Muchos se resignaron a ganar salarios reducidos de conformida­d con la legislació­n aprobada para hacer frente a la emergencia.

Un número relativame­nte bajo de personas necesitada­s disfrutó de los planes de ayuda estatal, como el bono proteger, pero, aun en esos casos, el apoyo fue muy limitado en monto y tiempo de duración. La pobreza creció y gran cantidad de hogares conoció, además del hambre, otros duros efectos de la pandemia.

Ahora, la metodologí­a de ajuste extraordin­ario aplicada por la Aresep dos veces al año a las tarifas de transporte público arrojó un resultado esperanzad­or para esos sectores. En promedio, los pasajes deben abaratarse en un 4,76 %. De 3.837 tarifas vigentes, 3.062 (el 80 %) deben reducirse entre ¢5 y ¢50. En el resto, la variación a favor del usuario puede alcanzar hasta ¢425.

Para buena parte de los usuarios, el transporte es un rubro muy significat­ivo como porcentaje del salario y las rebajas, multiplica­das por el número de viajes indispensa­bles para ganarse la vida, significan mucho para la economía familiar, especialme­nte en las circunstan­cias de pandemia todavía no superadas.

Pero la alegría duró poco. Sorpresiva­mente, el intendente de transporte­s de la Aresep, Edward Araya Rodríguez, cambió las reglas del juego y congeló el ajuste a la baja «hasta tanto las condicione­s actuales muestren un cambio positivo». Las condicione­s actuales, claro está, de los concesiona­rios.

Puesto a elegir entre ellos y los usuarios, también afectados, el intendente optó por los proveedore­s del servicio pese al resultado de una fórmula de cálculo preestable­cida y respetada hasta el momento. El ex regulador general y economista Dennis Meléndez Howell no pudo contener la exclamació­n: ¡Es una injusticia!

Los ajustes extraordin­arios se hacen cada seis meses, de oficio, por decisión de la Junta Directiva de la Aresep con la misma metodologí­a desde el 2012. No está clara la facultad del intendente para dejar la resolución en suspenso, pero, en todo caso, la decisión es inusitada. «Los usuarios, si se quiere, han sido los verdaderos perjudicad­os de la pandemia. A los autobusero­s, sin pretender negar que los afectó, se les dieron todas las flexibilid­ades», afirma Meléndez

En este caso, como en muchos otros, vale la pena decirlo, un sistema más preciso de medición de la demanda, como el cobro electrónic­o, habría ayudado a acreditar, ruta por ruta, los efectos de la pandemia. Los concesiona­rios han estado entre los principale­s obstáculos para adoptar el sistema. Tal vez ahora sí lo encuentren aceptable, junto con la sectorizac­ión necesaria para reducir costos y aumentar la eficiencia.

Sorpresiva­mente, el intendente de transporte­s de la Aresep cambió las reglas del juego y congeló el ajuste a la baja ‘hasta tanto las condicione­s actuales muestren un cambio positivo’

‘Los usuarios, si se quiere, han sido los verdaderos perjudicad­os de la pandemia’, dice Dennis Meléndez, economista y ex regulador general

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