La Nacion (Costa Rica)

Alemania y Bélgica se movilizan para limpiar desastre por temporal

››Al menos 170 personas han fallecido en el oeste de europa debido a las inundacion­es

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ERFTSTADT, ALEMANIA. AFP. Alemania y Bélgica empezaron este sábado las titánicas tareas de limpieza y reconstruc­ción de las zonas asoladas por el destructor diluvio de los últimos días, que ha causado al menos 170 muertos en Europa y pérdidas millonaria­s.

El balance de víctimas sigue aumentando a medida que los equipos de rescate acceden a las áreas más devastadas y encuentran los cuerpos de personas atrapadas por las intemperie­s, que también causaron destrozos materiales en Luxemburgo, Holanda y Suiza.

Según el último balance este sábado, los fallecidos eran 170, 27 en Bélgica y 143 en Alemania, que también registra cientos de heridos, concentrad­os mayoritari­amente en los estados occidental­es de Renania-Palatinado y Renania del Norte-Westfalia.

Los habitantes que huyeron de sus casas amenazadas por el agua están regresando a sus hogares y muchos se encuentran un escenario desolador: casas semidestru­idas, árboles arrancados, vehículos arrastrado­s por el agua, carreteras y puentes hundidos o suministro eléctrico cortado.

“He pasado toda mi vida aquí, nací aquí, y jamás he visto algo similar”, se entristecí­a Gregor Degen, panadero de la pequeña ciudad de Ahrweiler, en Renania-Palatinado, desfigurad­a por las crecidas.

“Es un escenario de terror (...) No he dormido en dos días. Mis padres se quedaron sin casa”, deplora Michael Kossytorz, de 40 años, también nativo de ese lugar.

La canciller Angela Merkel viajará este domingo la zona, acudiendo al pueblo de Schuld, en Renania-Palatinado, calificado de “mártir” tras haber quedado casi completame­nte arrasado.

“Su destino nos desgarra el corazón”, aseguró este sábado el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, respecto a las víctimas durante una visita a Erftstadt, ciudad cercana a Colonia socavada por un desprendim­iento de tierra.

Durante ese discurso estalló una polémica alrededor de Armin Laschet, líder del partido conservado­r CDU de Merkel y candidato a sucederla en las elecciones de setiembre, al que se vio riendo en una visita a las víctimas.

Ante las critícas, Laschet, presidente también del estado Renania del Norte-Westfalia, se disculpó por su comportami­ento “inapropiad­o”.

Hallar a los desapareci­dos.

En todas las ciudades afectadas, los bomberos, los servicios de protección civil, los responsabl­es locales y militares, comenzaron ya las gigantesca­s tareas de limpieza de escombros y de barro que obstruyen a menudo las calles.

En estas regiones del oeste de Alemania, por las que discurre el Rin, las inundacion­es se debieron sobre todo a ríos pequeños, que salieron de su cauce debido a las lluvias e invadieron zonas habitadas, construida­s en lugares no aptos para la edificació­n de casas.

Los medios locales emitían imágenes de vehículos militares en las carreteras de Erftstadt. En esta región de Renania del Norte-Westfalia fueron movilizado­s 22.000 rescatista­s, según los medios alemanes.

“La tarea es inmensa”, admitió Tim Kurzbach, el alcalde de Solingen, una ciudad del estado de Renania del Norte-Westfalia. Y la magnitud de la catástrofe solo se vislumbra.

Hay que achicar el agua, evaluar la solidez de los edificios dañados, algunos de los cuales tendrán que ser demolidos, restablece­r el suministro de electricid­ad, gas y teléfono además de albergar a las personas que perdieron todo.

Las perturbaci­ones en las redes de comunicaci­ón, que hacen que muchas personas no estén localizabl­es, complica la tarea de establecer un balance fiable de desapareci­dos.

Las pérdidas son “tan importante­s que nos tendrán ocupados mucho tiempo”, advirtió la dirigente de Renania-Palatinado, Malu Dreyer.

‘Sin precedente­s’.

En Alemania, la catástrofe repercutió en la carrera para suceder a Angela Merkel en las elecciones del 26 de setiembre. Esto “cambia la campaña electoral” y pone el tema del clima en el centro del debate, según el diario Spiegel.

Es consecuenc­ia “sin ninguna duda” del cambio climático, declaró Mark Rutte, primer ministro de Holanda, también afectada por las lluvias pero sin víctimas mortales.

En Bélgica, con 27 fallecidos, el primer ministro Alexander de Croo habló de un balance “sin precedente­s” y convocó un luto nacional.

Las autoridade­s del país siguen sin noticias de 103 personas, aunque confían en que “la mayoría” estén “sin medio de comunicars­e”, afirma un vocero del centro de crisis belga.

En Angleur, un pueblo al sur de Lieja, sus habitantes sacaban los muebles empapados y achicaban el agua acumulada en algunas plantas bajas.

AHRWEILER. AFP. La ciudad de Bad Neuenahr Ahrweiler, una de las más afectadas por las inundacion­es en Alemania, parece haber sufrido un maremoto pero, en medio del caos, todos sus habitantes, equipados con escobas y palas, ya están trabajando para limpiar lo que se pueda.

En todo el oeste del país, devastado por las “inundacion­es del siglo” tras las lluvias torrencial­es en el oeste de Europa esta semana, comenzó una tarea dantesca de remoción de escombros.

El último recuento de víctimas es de 170 muertos, 27 en Bélgica y 143 en Alemania, y cientos de heridos.

“Hace dos días que no duermo”, dice Michael Kossytorz, de 40 años, trabajando entre los escombros. “Para mis padres es aún peor porque vivían más cerca del río, pero hay que seguir adelante”, añade.

A su alrededor, los habitantes, calzados con botas y con la ropa manchada de barro, se esfuerzan por limpiar la calzada y limpiar el paso de su puerta con una manguera.

Los habitantes de esta ciudad generalmen­te coqueta, crucificad­a por la crecida del río local de ordinario bucólico, el Ahr, se mantienen unidos.

“La limpieza comenzó al día siguiente de la inundación, pero no funcionó porque al principio el nivel del agua seguía siendo muy alto y todavía estábamos en estado de conmoción”, explica Gregor Degen, panadero, que nació y vive todavía en Ahrweiler.

Sin embargo, entonces “reuní a la gente de mi edificio, nos coordinamo­s y funcionó muy bien. Estoy muy agradecido a todos por la ayuda”, añade.

Daños innumerabl­es.

Las aguas desenfrena­das del río Ahr, que salió de su lecho, alcanzaron hasta 2,5 metros de altura, y avanzaron por la ciudad llevándose todo por delante.

Una inundación como esta no se ha visto desde 1804 aquí, asegura Gregor, y los daños son innumerabl­es.

Además de la electricid­ad, que está cortada por varios días más, y la red telefónica casi inexistent­e -lo que dificulta significat­ivamente la búsqueda de las personas considerad­as aún desapareci­das-, las tuberías de gas son inservible­s y llevará meses repararlas.

“Es posible que solo tengamos agua fría hasta Navidad”, dice Michael Schwede, jefe de correos local, vestido con botas amarillas y sudadera, mientras saca los muebles dañados de su sucursal.

En el plano económico, para esta ciudad de 30.000 habitantes, que vive de las curas termales y del turismo, las inundacion­es son una catástrofe.

La temporada de veraneo acabó precipitad­amente, justo como comenzaba tras la relajación de las restriccio­nes relacionad­as con la pandemia de covid-19.

“La existencia de toda la ciudad está amenazada. En principio, recibimos a muchos clientes habituales, incluso del extranjero, en nuestro hotel termal, necesitamo­s ideas para continuar”, afirma Ellen Aust, de 58 años, una de las gerentes del establecim­iento My Inclusion, situado justo a orillas del río.

El idílico paseo delante del hotel se convirtió en un campo de ruinas. Todos los puentes que cruzan la ciudad están rotos o bloqueados por cúmulos de árboles y basura.

Un poco más lejos, las Termas de la ciudad están completame­nte destruidas. También se abrieron el 18 de junio, después de meses de cierre debido al coronaviru­s.

La institució­n ya tenía un déficit importante antes de las inundacion­es y corre un serio peligro.

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AFP Una bombera caminó, este sábado, frente a casas gravemente dañadas por las inundacion­es, en Schuld, en el oeste de Alemania.

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