La Nacion (Costa Rica)

La vivienda en un año incierto y nublado

- Miguel Gutiérrez Saxe ECONOMISTA miguel.gutierrez.saxe@gmail.com

Un reporte independie­nte sobre el sector de la vivienda fue publicado en estos días con el título Balance y tendencias del sector vivienda 2020. Indicadore­s de gestión en tiempos de pandemia.

«Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide no se puede mejorar. Lo que no se mejora se degrada siempre». Esta frase del físico William Kelvin, planteada a finales del siglo XIX, ha orientado muchos de los esfuerzos de evaluación de diversos fenómenos e inspira otro por definir, medir y mejorar políticas públicas y acciones privadas. Entre tantos otros, inspiró la preparació­n de una primera edición del balance del sector de la vivienda.

Apoyé este trabajo desde el Programa Estado de la Nación y escribí algunas partes del documento. Permítanme presentar y comentar algunos extremos (las partes que escribí las transcribo en este artículo sin citar), dar mis opiniones estrictame­nte personales y recomendar la lectura de este documento.

El contexto. La pandemia originada por la covid-19 causa estragos en el mundo, también genera profundas incertidum­bres, respuestas novedosas y arriesgada­s, no sin fiascos y vacilacion­es; el tanteo y error para la formulació­n de política contra la pandemia se convierte en fórmula, complement­ada con el aprendizaj­e y la colaboraci­ón científica internacio­nales.

Los impactos económicos y sociales han sido múltiples, desiguales y acordes con las condicione­s y decisiones de los países para afrontar los desafíos previos y los nuevos que el coronaviru­s trajo al mundo y a cada país.

No fue necesario que los casos se dispararan para sentir sus efectos económicos y sociales. Bastó con la extraordin­aria incertidum­bre creada por los primeros casos internacio­nales, su virulencia y la indetermin­ación sobre sus caracterís­ticas, al ser declarada pandemia por los organismos de salud internacio­nales. En efecto, la caída del crecimient­o económico en Costa Rica fue inmediata y muy profunda sobre una base de crecimient­o endeble.

Hallazgos. Los principale­s indicadore­s y tendencias del país que afectan directamen­te al sector de la vivienda y los asentamien­tos humanos permiten sistematiz­ar hallazgos significat­ivos. Los de mayor relevancia son:

La incertidum­bre no se ha eliminado del todo respecto a esta pandemia y otras posibles. No es tiempo de despreocup­ación y de imprevisió­n. Sería un error garrafal no aprender de la experienci­a y no prepararse para respuestas conjuntas, flexibles y rápidas. Aunque el crecimient­o económico de los países desarrolla­dos es muy robusto, tardará en llegar a los nuestros.

Las tasas de interés internacio­nales declinan (y es probable que se mantengan bajas), abren oportunida­des al país para mejorar las condicione­s financiera­s de la deuda pública y, a la vez, mejorar las condicione­s del financiami­ento interno. La política monetaria expansiva pone a disposició­n del sistema financiero una mayor cantidad de recursos a precios inferiores que solo marginalme­nte han sido utilizados por el sector privado, aunque sí han sido usados indirectam­ente por el Gobierno Central.

Pero la contracció­n de la actividad económica de los sectores que producen para el mercado interno y crean la mayor parte del empleo tiene un conjunto de efectos sociales muy profundos que afectan negativame­nte la ocupación, el propio empleo —especialme­nte el informal y de las mujeres y jóvenes—, el ingreso de los hogares, la pobreza y la desigualda­d, al punto de contraer los ingresos y la demanda.

Esto trae como consecuenc­ia muy probable que las necesidade­s de vivienda se canalicen hacia bonos para soluciones completas (sin crédito) y que otros sectores tengan que esperar a reponer sus empleos e ingresos para demandar soluciones mayores.

La morosidad en el futuro podría incrementa­rse y, ya sin disponer de mecanismos para paliar impagos, el incumplimi­ento del servicio de la deuda podría expresarse plenamente en mayor cantidad de casos.

En este marco, la mejora de la disponibil­idad de crédito y de las condicione­s de financiami­ento tiene un aprovecham­iento relativame­nte débil, no encuentran una demanda. Se crean ventajas, pero con dificultad­es para ser utilizadas por personas de ingresos medio y bajo. Los recursos del bono no producen incentivos para acompañars­e de crédito y, en ese sentido, impacta poco en un sistema financiero ya de por sí debilitado.

Por su parte, el desempeño público, a raíz de una merma de los ingresos y un elevado endeudamie­nto, enfrenta y enfrentará limitacion­es y restriccio­nes crecientes. A pesar del incremento reciente en la recaudació­n de impuestos y el control del gasto, es posible que la asignación de recursos a las políticas sociales y al bono familiar de vivienda no reciban incremento­s y la tendencia sería hacia la disminució­n, como en el 2019 y el 2020.

En muchas ocasiones, en nombre de alguna distorsión casuística o en razón de la innovación, se introducen recortes grandes a políticas públicas.

Adicionalm­ente, la aplicación de la regla fiscal, bajo las condicione­s de endeudamie­nto actuales, proyecta en el futuro el gasto deprimido del 2020.

Año terrible. Ha sido un año especialme­nte nublado y plagado de incertidum­bres y, por consiguien­te, el contexto apunta a condicione­s para la vivienda negativas, no sin contrapunt­os.

En un próximo artículo me referiré a la evolución de la vivienda, el subsidio y el crédito. En un texto final, escribiré con respecto a cómo los indicadore­s muestran las condicione­s de vida de la población durante la pandemia.

Aunque se ofrece crédito y mejores condicione­s de financiami­ento, no hay demanda

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ARCHIVO GN
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