Depresión tropical podría agravar situación de Haití tras terremoto
››Fenómeno amenaza con dejar inundaciones y deslizamientos
PUERTO PRÍNCIPE. aFP. Una depresión tropical amenaza con empeorar aún más la situación en Haití, pocos días después del potente terremoto que dejó como saldo más de 1.400 personas fallecidas.
La alerta sobre los posibles efectos de este nuevo fenómeno natural trascendió ayer lunes, en medio de la persistente búsqueda de desaparecidos por parte de cuadrillas de rescate.
El Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami, Estados Unidos, advirtió de que la depresión tropical Grace descargaba lluvias torrenciales sobre Haití y República Dominicana. En ambos lugares, amenaza con dejar inundaciones y deslizamientos de tierra.
Haití, que recientemente afrontó un magnicidio, aún lidia con el desastre de un fuerte sismo registrado el sábado en la mañana. Según las últimas cifras de Protección Civil, divulgadas la tarde del lunes, la catástrofe dejó 1.419 muertos, más de 6.900 heridos y una cifra superior a 37.000 viviendas destruidas o dañadas.
En la pequeña ciudad costera de Port Salut, al igual que en el resto de las zonas afectadas, los residentes se enfrentaban a un dilema: permanecer al aire libre para protegerse de las réplicas o trasladarse a los edificios dañados para refugiarse del fuerte temporal por la depresión tropical Grace.
El hospital de la ciudad decidió intentar proteger a los pacientes hacinados en el patio, bajo lonas de plástico desde el terremoto. Por eso, desde el mediodía de este lunes, los internados fueron trasladados al interior de las instalaciones a pesar del temor a las réplicas.
“Los médicos nos piden que volvamos bajo la losa de hormigón esta noche, pero hasta ahora no estamos seguros. Todavía está temblando; por eso estamos fuera”, manifestó Wilfried Labaye, de 41 años, antes de que se tomara la decisión de meter a todo el mundo dentro.
Su esposa, Esperance Rose Nadine, de 36 años, yacía en el suelo a su lado. Sus dos piernas fueron aplastadas cuando su casa se derrumbó.
Labaye estaba preocupado no solo por la salud de su esposa, sino también por el clima, del que no pueden escapar. “No sé cómo será esta tormenta”, expresó.
Junto a las enfermeras que atienden a los heridos, Aline Cadet, una comadrona de 26 años, estaba también angustiada por los informes meteorológicos. “Psicológicamente, no estamos bien. No tenemos ni idea de cómo nos las vamos a arreglar. Hay mujeres embarazadas aquí y algunas perdieron a sus bebés por caídas o lesiones”, lamentó.
Ayuda humanitaria. Muchos países, entre ellos Estados Unidos, República Dominicana, México y Ecuador, ofrecieron su ayuda enviando personal, raciones de alimentos de emergencia y equipos médicos.
El Ejército estadounidense anunció ayer la formación de una misión militar conjunta y desplegó un equipo encargado de evaluar la situación en las zonas afectadas con recursos de observación aérea, tras el sismo de 7,2 grados.
También se movilizaron cuatro helicópteros para el transporte. El objetivo es “hacerse una idea de los daños”, adelantó el portavoz del Pentágono, John Kirby.
Las imágenes aéreas tomadas por los equipos estadounidenses “ayudarán a determinar qué ayuda se necesita, dónde y cuándo”.
Los socorristas trabajaban en las zonas afectadas con camiones y retroexcavadoras, como en la localidad de Los Cayos, cerca del epicentro del terremoto, a unos 160 kilómetros de la capital haitiana, Puerto Príncipe.
El primer ministro haitiano, Ariel Henry, quien declaró estado de emergencia durante un mes en los cuatro departamentos más golpeados por la catástrofe, agradeció el domingo a la comunidad internacional. “Queremos dar una respuesta más adecuada que en el 2010 tras el terremoto. Toda la ayuda que venga del exterior debe ser coordinada por la Dirección de Protección Civil”, exigió el jefe de gobierno.
También pidió a sus conciudadanos que dieran muestras de unidad nacional.
“Olvidemos nuestras rencillas”, pidió Henry, quien dirige el país más pobre de América luego del asesinato del presidente Jovenel Moise, el 7 de julio anterior.
El terremoto de 7 grados, del 12 de enero del 2010, devastó la capital y varias ciudades provinciales.
Más de 200.000 personas murieron y al menos 300.000 resultaron heridas en aquella catástrofe.