La Nacion (Costa Rica)

Mecánico se valió de amabilidad de mujer para vivir con ella y matarla

››Hija de Sonia María del Socorro durán pide justicia y acusa a hombre

- Eillyn Jiménez B. y Keyna Calderón

Redactora y correspons­al de gN Como una mujer feliz, valiente, luchadora, amante de la vida, creyente en Dios y, sobre todo, solidaria. Así describe Kimberly Pamela Quesada Durán a su madre, Sonia María del Socorro Durán Abarca, quien fue asesinada por su compañero sentimenta­l el pasado 12 de agosto en el Carmen, Cartago.

Precisamen­te, esta joven de 29 años cree que el sospechoso de matar a doña Sonia se aprovechó de lo amable que era ella, para introducir­se en su casa.

Se trata de un hombre de apellido Taborda Candelo, de 65 años, quien llevaba cerca de un año de tener una relación con Durán y alrededor de ocho meses de vivir con ella.

Llegó y se quedó. “Ella (Durán) nunca le dijo a él (Taborda) que se viniera a vivir con ella, sino que él llegó un día a dormir, se empezó a traer la ropa y se quedó. Ella me decía que estaba molesta porque no quería juntarse con nadie (...).

“Incluso, ella me dijo que el lunes (9 de agosto) le pidió que se fuera y hasta le alistó las cosas, él le dijo que se iba a ir al día siguiente, pero no fue así, más bien se tomó el tiempo de planear todo esto, porque hasta avisó en el trabajo que no iba a ir porque tenía una orden sanitaria, cuando todo era mentira”, manifestó Quesada.

Tanto esta muchacha como el resto de la familia pide justicia a las autoridade­s, para que Taborda, un mecánico de precisión, de nacionalid­ad colombiana, pague por los hechos.

Kimberly recordó que nunca vio que el hombre tratara mal a su madre, pero luego de lo sucedido, una amiga de la fallecida le contó que el sujeto la estaba ofendiendo, celando y manipuland­o.

“Mi mamá le contó a una amiga que él (Taborda) la venía ofendiendo de palabra, cuestionán­dole por qué iba al gimnasio, bajándole la autoestima, celándola y menospreci­ándola.

”Incluso, un día antes de esto (el crimen) ella le dijo a la amiga que ya no confiaba en él, pero creo que nadie pensó que ese hombre fuera a hacer algo así (...)

“Realmente, creo que él no aceptaba que mami (Sonia Durán) lo dejara y que le dijera que se fuera, él hasta le pidió recapacita­r”, explicó la joven.

A diario, Quesada hablaba con su madre y el miércoles 11 de agosto se despidió de ella a eso de las 10 p. m. A la mañana siguiente (jueves 12 de agosto), le escribió, pero al no tener respuesta, decidió irse a la casa a buscarla.

Recordó que llegó a las 10:30 a. m. y, como tenía llaves de la vivienda, intentó entrar, pero la puerta estaba bloqueada y necesitó ayuda.

Una vez dentro, se dirigió al cuarto de su madre y la encontró sin vida, por lo que alertó a las autoridade­s; sin embargo, se dio cuenta de que ya doña Sonia, de 56 años, había llamado al 9-1-1 para pedir ayuda.

“Mi mamá llamó al 9-1-1 cuando él la atacó, pero no encontraro­n la casa”, lamentó.

Esfuerzo. Kimberly destacó que su madre siempre fue una mujer esforzada, ya que luchó por tener su casa propia y darles una buena calidad de vida a sus cinco hijos.

Por algún tiempo, ellos vivieron en un precario en Cartago, pero doña Sonia luchó por el desarrollo de un proyecto de vivienda que le permitió tener su propio hogar y, posteriorm­ente, invertir en otras propiedade­s.

“Ella siempre buscaba la manera de cómo ayudar. Mi mamá fue presidenta de un proyecto de vivienda y ayudó a mucha gente para que tuviera casa en El Tejar de El Guarco.

“Fue una líder comunal, hace poco buscó convertirs­e en síndica y siempre se preocupaba por los demás, hasta les daba comidas a los indigentes y hablaba con ellos, era muy amistosa y conocida por bastantes personas”, aseguró.

Además, a doña Sonia le gustaba ejercitars­e, bailar, cultivar plantas y tejer. Nunca se cansaba de aprender y llevó diferentes cursos, entre estos uno de Lesco (Lengua de Señas Costarrice­nse).

Captura. El día que doña Sonia fue encontrada sin vida dentro de su habitación, Taborda, el sospechoso del crimen, presentaba varias heridas de arma blanca en ambos brazos, tórax y abdomen, por lo cual estuvo hasta el pasado 18 de agosto internado en el Hospital Max Peralta.

Una vez dado de alta, agentes del Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) lo detuvieron, pues es sospechoso del feminicidi­o.

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KeYNa CaldeRÓN Durán tenía 56 años y sus allegados la recuerdan como una persona alegre y servicial.

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