La Nacion (Costa Rica)

Camino del destierro

- Sergio Ramírez Escritor

Las arenas implacable­s del desierto de Chihuahua se extienden a ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos, y hasta allí, al oeste del estado de Texas, ha llegado Haydée Castillo, defensora de derechos humanos, ahora en el exilio, en busca de identifica­r compatriot­as nicaragüen­ses entre los cadáveres de los migrantes que han sucumbido a la travesía.

Hierbajos secos y cactus espinosos adornan las dunas. De algunos de los cuerpos solo queda la osamenta cubierta de harapos; otros se hallan aún en descomposi­ción bajo el sol que arde implacable sobre las molleras.

La acompañan expertos de la Universida­d de Texas que se encargan de tomar muestras de ADN para buscar cómo identifica­r a los migrantes en su base de datos.

Entre las pertenenci­as, hay alguna billetera con fotografía­s de familiares que quedaron atrás. Ella busca alguna pista, una cédula de identidad, algún billete de córdoba, una banderita de Nicaragua, alguna pulsera trenzada de azul y blanco.

El éxodo hacia Estados Unidos ha venido creciendo dramáticam­ente desde el 2018, cuando se dio la represión que dejó, cuando menos, 400 muertos, sobre todo jóvenes, y en los últimos meses, tras la nueva ola de persecucio­nes, cárcel y asedio policial, ha tenido un repunte no menos dramático.

«Con tristeza constatamo­s nuevamente la migración de nicaragüen­ses, en su gran mayoría jóvenes, por persecucio­nes políticas», declara la Comisión Episcopal del Arzobispad­o de Managua.

En junio, la cifra de detenidos en la frontera con México, porque fueron sorprendid­os cruzando o se entregaron voluntaria­mente a las autoridade­s, fue de 7.741 y en julio se duplicó, hasta alcanzar 13.371. En enero había sido de 500.

En los dos últimos años han sido 31.713 nicaragüen­ses los que, según el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza, han intentado atravesar la frontera, y 13.000 de ellos eran parte de familias que viajaban juntas, contando 1.500 niños.

Tendencia reciente. En el pasado los nicaragüen­ses no solían migrar a Estados Unidos de la manera masiva que lo hacen los guatemalte­cos, salvadoreñ­os y hondureños, provenient­es de los tres países centroamer­icanos del triángulo norte, que han merecido recienteme­nte un sonado programa de atención especial de inversión y desarrollo a cargo de la propia vicepresid­enta Kamala Harris.

Las razones tradiciona­les de la migración desde estos tres países, a lo largo de muchos años, han sido sobre todo las penurias económicas y la insegurida­d ciudadana. Y no es que los nicaragüen­ses no se desplazara­n por esto mismo, pero lo hacían principalm­ente hacia Costa Rica, donde permanecen, muchos de manera ilegal, o pueden ir y volver después de cumplir trabajos temporales.

Pero ahora el número de quienes buscan abandonar el país se multiplica, al sumarse la represión y la incertidum­bre acerca del futuro de inestabili­dad que se vislumbra, cuando la economía puede entrar en cualquier momento en crisis a consecuenc­ia de las políticas de aislamient­o internacio­nal que promueve la dictadura y de las sanciones en su contra, que amenazan ser cada vez más crecientes.

Y el éxodo se dirige tanto hacia Estados Unidos como hacia Costa Rica, donde han ingresado 11.000 nicaragüen­ses solo en el tiempo reciente; y quienes se aventuran más lejos, buscan España.

Muerte en vez de protección. Según la Agencia de las Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), cerca de 108.000 nicaragüen­ses han abandonado el país desde el 2018 en busca de protección fuera de las fronteras.

Y el azaroso camino hacia la frontera de Estados Unidos se llena de huellas, urgidas y cada vez más numerosas.

No todos logran llegar, y se quedan en algún trecho. Como Olivar Zeledón, quien el sábado 31 de julio se desnucó al caer del techo del vagón de un tren, atestado de migrantes, que iba de Zacatecas a Coahuila. Su cuerpo fue hallado al día siguiente a orillas de la vía férrea.

Ese mismo día, el domingo 1.° de agosto, por la noche, Óscar Javier Fuentes fue asesinado a balazos por desconocid­os que dispararon desde una motociclet­a contra un grupo de migrantes que conversaba fuera del refugio de Jesús del Buen Pastor, en Tapachula.

Su compatriot­a Melvin Abel Altamirano resultó herido de gravedad. Óscar Javier era de la Trinidad, Estelí, y su hermano William había sido asesinado en el 2018 por los paramilita­res que reprimían las protestas en las calles.

Atravesar el territorio mexicano es toda una hazaña, aun antes de enfrentars­e con las aguas del río Bravo, donde muchos mueren ahogados o con las arenas del desierto, donde puede extraviars­e el rumbo y morir de sed o de insolación.

Víctimas de desalmados.

Mientras tanto, desde que los migrantes nicaragüen­ses cruzan la frontera hacia territorio de Honduras, sus vidas comienzan a peligrar a merced de los coyotes que los van llevando trecho por trecho, una red que a su vez está en manos de los carteles de la droga que dominan los diversos territorio­s a lo largo de la ruta.

A Meylin Obregón y su hijo Wilton, de 10 años, las autoridade­s migratoria­s de Estados Unidos los devolviero­n a territorio mexicano, donde ella fue secuestrad­a y el niño quedó abandonado, y apareció llorando en un video que se hizo viral. Ahora, tras pagar su familia en Nicaragua un rescate, vendiendo y empeñando todo lo que tienen, la madre acaba de ser liberada.

Y algunos deben enfrentars­e con la triste suerte de ser deportados de regreso a Nicaragua, donde van a dar directo a la cárcel si se hallan en las listas negras de la policía. Anita Wells, de la Nicaraguan American Human Rights Alliance, afirma que tienen «cantidades de gente, de muchachos en centros de detención. Algunos están heridos, algunos son ex presos políticos y aun así no siempre los dejan entrar».

Su organizaci­ón ayuda a los solicitant­es de asilo a evitar su expulsión.

De ahora en adelante deberá hablarse del «cuadrángul­o del norte» al referirse al desangre migratorio hacia territorio de Estados Unidos.

Y mientras en Nicaragua no haya paz social y estabilida­d democrátic­a, la cifra de expatriado­s seguirá creciendo sin parar, hacia el norte y hacia el sur.

El número de nicaragüen­ses que buscan abandonar el país se multiplica

 ?? TomaDa De @HaYDeeCast­illoF. ??
TomaDa De @HaYDeeCast­illoF.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica