Mujeres afganas
En una nota publicada en el diario El País la cofundadora de Mujeres para las Mujeres Afganas, Manizha Naderi, describió que antes de la invasión a Afganistán en el 2001 no había nada, y en los últimos 20 años en el país volvió a crearse todo: educación, el sistema judicial, la sociedad, la economía. «Las mujeres lo han ganado todo», afirmó.
La historia valorará en su verdadera dimensión los aciertos y errores cometidos durante la guerra más larga de los Estados Unidos, cuyo capítulo más reciente es la sorpresiva y descontrolada salida de las tropas estadounidenses y la rápida recuperación por los talibanes de las ciudades más estratégicas. Es una de las decisiones más controvertidas por las que será recordada la administración Biden, con implicaciones geopolíticas, pero especialmente por el desamparo en el que quedan unos 18 millones de niñas y mujeres afganas.
Si ellas fueron ganadoras durante dos décadas, hoy son las grandes perdedoras. La retirada pone en jaque su progreso.
Las promesas de los talibanes en cuanto a respetar los derechos de las mujeres se tornan espurias, pues se enmarcan en la ley islámica. Fresca está en la memoria su restrictiva y misógina interpretación del Corán.
Resulta representativo que el precio de las burkas, opresiva vestimenta que niega toda libertad e individualidad, se haya disparado debido al temor por el posible regreso a la era de mayor represión de los derechos de las mujeres, que las convirtió en personas muertas en vida, y el suicidio fue para muchas una puerta de salida.
Es también trágica la situación de las niñas y mujeres que durante años han paladeado libertades, accedido al conocimiento, incluso hasta el nivel superior, y hoy ven amenazados sus derechos a la educación, el trabajo fuera de casa y a transitar sin la compañía de un hombre, entre otros.
Habrá más Malalas que no correrán la misma suerte de sobrevivir a un balazo por defender su derecho a educarse.
Así como la comunidad internacional condenó los actos terroristas del 11 de setiembre del 2001 y a sus autores intelectuales, recordemos cómo también nos unió y motivó el compromiso ético por liberar a las mujeres del yugo talibán.