La Nacion (Costa Rica)

Fallido intento de decapitar al mensajero

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No se trata de bonos ni rotativas, sino del acoso sexual atribuido al candidato cuya aspiración, de colmarse, lo pondría a tratar con entidades que le vetan entrar.

La práctica de decapitar al mensajero se pierde en los anales de la historia. En su momento, fue la ilógica compensaci­ón del gobernante absolutist­a por el disgusto de recibir una mala noticia. En la actualidad, solo existe en sentido figurado como medio para evadir responsabi­lidades y cambiar el curso de la conversaci­ón. En el caso del exministro de Hacienda y ahora candidato presidenci­al Rodrigo Chaves, el recurso no funcionó.

El círculo íntimo de Chaves habla del traído y llevado caso de las rotativas de La Nación y hasta repite la infamia de una supuesta colocación de bonos de la empresa en la Caja Costarrice­nse de Seguro Social, cuando ningún emisor sabe quién adquirirá sus bonos y los del Grupo Nación han sido pagados puntualmen­te. Ninguno de esos temas guarda relación alguna con los periodista­s de este diario ni con la informació­n publicada. En cambio, sentimos la necesidad de contestar a quienes, más protagonis­tas que periodista­s, califican sin fundamento nuestro trabajo.

No se trata de bonos ni de rotativas, sino del acoso sexual atribuido a un candidato presidenci­al cuyas aspiracion­es, de verse colmadas, lo llevarían a tratar, en nombre de Costa Rica, con las institucio­nes financiera­s internacio­nales que le prohibiero­n el acceso a sus instalacio­nes como medida de protección para las víctimas.

Para evitar la discusión de fondo, también preguntan por qué publicamos ahora, justo cuando el candidato anuncia la próxima celebració­n de una asamblea de su partido para elegir candidatos a diputados. La pregunta es necia. ¿Cuánto debe esperar un periodista, antes y después del anuncio de una candidatur­a, para informar sobre hechos de tanta importanci­a?

En cualquier caso, la fecha tiene razón de ser. Los rumores sobre el procedimie­nto seguido contra Chaves se remontan al 2019, año de su nombramien­to. El presidente, Carlos Alvarado, dijo haberlos escuchado e incluso consultó al Banco Mundial, pero no obtuvo confirmaci­ón. La Nación hizo la misma pregunta el 26 de noviembre del 2019, pero la institució­n no informa sobre procesos en curso. La consulta la formuló la periodista Silvia Artavia, quien ya no labora en este diario, a petición del editor de política, Esteban Oviedo.

El procedimie­nto contra Chaves terminó el 7 de junio del 2021, pero la resolución del Tribunal Administra­tivo del Banco Mundial que le puso fin apenas fue publicada el 30 de julio, es decir, exactament­e un mes antes de nuestra primera informació­n sobre el caso. En suma, comenzamos a indagar apenas un mes después del nombramien­to de Chaves, el 30 de octubre del 2019, cuando nadie sospechaba que duraría solo siete meses en el cargo y aspiraría a la presidenci­a casi dos años más tarde, pero no conseguimo­s informació­n fidedigna, porque todavía no estaba disponible.

Consultado sobre la fecha de publicació­n de la resolución y la negativa anterior a dar informació­n, el Banco Mundial respondió: «La sentencia se hizo pública el 30 de julio de 2021» y añadió: «Los expediente­s no se hacen públicos, solo las sentencias son públicas». Evidenteme­nte, nuestro interés obedecía, en el 2019, a que Chaves era ministro de Estado y, ahora, a que es candidato presidenci­al, pero no consultamo­s a diario las páginas oficiales del Banco Mundial para ver si aparecía la sentencia. Lo hicimos el 30 de agosto, alertados por una fuente, y ahí estaba el documento.

Casi segurament­e, la alerta guarda relación con el despliegue mediático de la tendencia de Chaves en ese momento. La fuente dirigió nuestra mirada al sitio donde por fin pudimos constatar las sospechas de hace casi dos años. Sus razones para hacerlo no nos conciernen, aunque tenemos motivo para creer que son las mejores. Si hubiéramos tenido la misma confirmaci­ón en noviembre del 2019, de inmediato habríamos publicado que el recién nombrado ministro de Hacienda fue sancionado por acoso. Como logramos la confirmaci­ón hasta ahora, publicamos la noticia referida al candidato presidenci­al.

Los aspirantes a diputados en las papeletas de Rodrigo Chaves deben ser los primeros agradecido­s. Ahora, su decisión de seguir adelante es una opción bien informada. Ninguno podrá alegar desconocim­iento del caso antes de aceptar la postulació­n y todos tienen tiempo de asumir, muy consciente­mente y antes de la asamblea partidaria, una posición ante el fallo del Banco Mundial.

Los documentos citados en nuestra informació­n sobre las sanciones impuestas a Chaves hablan por sí mismos. Por eso, establecim­os un vínculo entre nuestras publicacio­nes y la ubicación electrónic­a de la sentencia. Cualquier interesado puede verla, con la única limitación del dominio del inglés. La traducción y síntesis está en nuestras publicacio­nes.

Confirmada la existencia del procedimie­nto y sus resultados, intentamos insistente­mente entrevista­r al candidato. Solo recibimos evasivas y preguntas sobre cuándo pensábamos publicar. Los políticos a menudo hacen eso para ganar tiempo y adelantars­e difundiend­o una versión lo más favorable posible. Al día siguiente, publicamos la versión hecha circular por Chaves en un comunicado, eso sí, con citas de la sentencia que la desmienten.

Sigan hablando de bonos y rotativas, pero el país quiere saber sobre la conducta de quienes aspiran a presidirlo. El acoso es un comportami­ento repugnante y la sentencia concede a las víctimas la razón, al extremo de otorgarles la retribució­n de $64.838 en costas «dado el éxito de sus reclamos legales» («Given the success of their legal claims…», punto 222 de la sentencia). También las elogia por su «inmenso valor» al denunciar la conducta de un funcionari­o situado en una posición de poder en relación con sus carreras profesiona­les. («The Applicants showed immense courage by coming forward to report the conduct of a staff member who was situated in a position of power over their careers», punto 223).

Los jueces también señalaron que el Banco y su personal son beneficiar­ios de la perseveran­cia de las denunciant­es («The institutio­n and its staff are beneficiar­ies of the Applicants’ perseveran­ce», punto 225). Es sorprenden­te que una persona, especialme­nte mujer, les niegue los mismos reconocimi­entos después de leer el documento.

No se trata de bonos ni de rotativas, sino del acoso sexual atribuido a un candidato cuyas aspiracion­es, de verse colmadas, lo llevarían a tratar con las institucio­nes que le prohibiero­n ingresar a sus instalacio­nes

Ninguno de esos temas guarda relación con los periodista­s de este diario ni con la informació­n publicada. En cambio, sentimos la necesidad de contestar a quienes, más protagonis­tas que periodista­s, califican sin fundamento nuestro trabajo

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