La Nacion (Costa Rica)

Lecciones a distancia en pandemia dejaron a estudiante­s a la suerte

- Keyna Calderón

Correspons­al de GN

Luego de dos años difíciles por las huelgas de docentes, llegó la pandemia con otros dos años todavía más complicado­s, sin que hasta la fecha haya claridad de cómo vendrá el próximo.

Estudiante­s de escuelas y colegios quedaron a la suerte. Sí: si tenían la suerte de contar con un maestro comprometi­do; si tenían suerte de tener Internet y computador­a; si tenían suerte de alguien en el hogar que pudiera ayudar a entender la materia.

Lo anterior se percibe en los testimonio­s, recogidos por La Nación, de madres de pequeños escolares.

Yesenia Montoya Navarro, por ejemplo, cuenta que su hija Giulliana tuvo un primer grado muy complicado en el 2020. Fue necesario que darle mucho apoyo en la casa con las bases para que aprendiera a leer y escribir.

Este año, contó la mamá, con un cambio de escuela y el regreso parcial a las aulas, las cosas han mejorado.

“El año pasado, ella se me estaba quedando rezagada y le afectó mucho por ser primer grado. Este año, en la escuela en que está, la veo muy motivada. Siento que ahora que van de forma presencial han aprendido más; al ser combinado, entre presencial y virtual, sí avanzan.

”No es lo mismo para un niño de esa edad aprender a leer y escribir estando en el aula que de manera presencial”, admitió.

La niña acude a clases tres horas y 20 minutos cada día, cuatro días a la semana. Ella estudia en la Escuela Domingo Faustino Sarmiento, en Dulce Nombre de Cartago.

‘Muy lamentable’. Otra es la historia que relató la madre de una niña de nueve años, quien prefirió mantener en reserva su nombre, pues también es educadora.

“Lo que han vivido en estos años (los estudiante­s) ha sido muy lamentable, pues se han preocupado por dar y dar contenidos, muchas veces sin una explicació­n de por medio, por cumplir con los aprendizaj­es establecid­os por el MEP (Ministerio de Educación Pública) para ese nivel; sin embargo, no hay aprendizaj­e”, afirmó.

La crítica principal está en el envío de las llamadas Guías de Trabajo Autónomo (GTA), que son largas asignacion­es de temas que no conocen. Por eso, la participac­ión de papá, mamá o hermanos es clave.

Si no hay quien pueda explicar la materia, el alumno estará perdido.

Según dice, en su condición de educadora, ha tratado de no cometer el mismo error, aunque reconoce que sus estudiante­s van rezagados.

“Sé que no voy a cumplir con el programa, (pues) los he visto durante la presencial­idad una vez por semana durante dos horas, aproximada­mente, pues trabajo por áreas. A todo esto podemos agregar la gran inmadurez que tienen muchos y el exceso de dependenci­a; hay niños de tercero, actualment­e, que son como de segundo”, dijo.

Por su parte, otra madre terminó por buscar un tutor para contrarres­tar el “desastre que ha sido este año”, cuando su hijo cursa el cuarto grado. Le preocupa que el próximo año el niño se enfrentará a las pruebas nacionales Fortalecim­iento de Aprendizaj­es para la Renovación de Oportunida­des (FARO).

Agradece, sin embargo, que él tuvo una maestra que no se unió a las huelgas del 2018 y el 2019, y que durante el 2020 estuvo muy presente.

“El desastre se dio este año, cuando se supone que cuarto es la base importante para los otros años. Creo que la pandemia no se va a ir por un buen rato, por lo que se debe seguir adelante de manera presencial con todos los protocolos.

”Desgraciad­amente, la educación pública, de forma virtual, no es una opción, no todos tienen las mismas facilidade­s. El problema está muchas veces en las cabezas que dirigen los centros (educativos) y la responsabi­lidad y dedicación de los maestros; a algunos parece no importarle­s la educación”, lamentó.

Necesidad de apoyo externo.

Las pequeñas Fiorella y Valentina Meoño, en cambio, tuvieron la fortuna de contar con maestras muy comprometi­das, según cuenta su mamá, Stephanie González.

Ese compromiso, afirmó, y la ayuda externa que buscó es lo que les ha permitido salir adelante, pues la educación a distancia nunca será como la presencial, dice, y los papás no siempre saben cómo ayudar.

“Estos últimos años han sido difíciles, pero (han tenido el) apoyo de la maestra, que siempre ha estado presente para aclararles dudas y tratar de todas las maneras posibles que ellos saquen adelante los temas. Además, Fiorella y Valentina cuentan con apoyo por fuera en sus materias.

”De alguna manera, presencial o no, he buscado apoyo por fuera para que mis hijas comprendan mejor la materia y refuercen lo que aún les está costando”, narró.

 ?? KEYNA CALdErÓN ?? Giulliana Casasola vivió un primer grado complicado en el 2020. Este año, en otro centro educativo, ha tenido avances en el proceso para aprender a leer y escribir.
KEYNA CALdErÓN Giulliana Casasola vivió un primer grado complicado en el 2020. Este año, en otro centro educativo, ha tenido avances en el proceso para aprender a leer y escribir.

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