Posturas fiscalistas
Cada setiembre, de acuerdo con el precepto constitucional, se discute legislativamente el presupuesto gubernamental que se ejecutará el año próximo.
Curiosamente, como no pocos hitos institucionales normalmente cargados de significancia y relevancia política en las democracias liberales, en Costa Rica el proceso que conduce a la aprobación de los planes de gasto y endeudamiento gubernamentales suele estar marcado por la inercia y las posturas fiscalistas irreflexivas e intransigentes que no hacen más que evidente la ausencia de visión estratégica e integral acerca de la complejidad del papel de las políticas públicas y de las intervenciones gubernamentales a la hora de satisfacer las demandas que plantea la ciudadanía.
Los problemas parecen, si la mirada se queda en lo superficial, ser simplemente una brecha significativa entre gastos e ingresos y la insostenibilidad de la deuda gubernamental y, por tanto, la solución a ellos tiende a concebirse casi como una cuestión de simple aritmética, olvidando que, tras cada renglón o partida presupuestaria, hay una política pública, una decisión política de implementarla y, especialmente, un impacto sobre grupos específicos de la ciudadanía y sobre la colectividad.
En las democracias modernas, los presupuestos gubernamentales están pensados en doble clave. Primero, al contener la expresión económica de todo el acervo de las políticas públicas que se han adoptado a lo largo de años y décadas, los momentos de formulación no pueden desentenderse de las respuestas a, por lo menos, tres preguntas relevantes: ¿Están alcanzándose los objetivos asignados a las intervenciones gubernamentales? ¿Están empleándose los recursos de una manera eficaz y eficiente? ¿Cómo pueden ser modificadas las políticas públicas y los marcos institucionales para mejorar su alcance y efectividad?
Su segunda dimensión fundamental, es política; lo natural es que las acciones, planes y proyectos que contengan reflejen la impronta ideológica de a quienes ha correspondido, luego de los procesos electorales, formar gobierno y dirigir el Ejecutivo. Así, tanto las decisiones de gasto como de financiación reflejarán, poco a poco y con el paso del tiempo, la visión de la sociedad y de las políticas públicas de quienes gobiernan.