La Nacion (Costa Rica)

‘Viaje a las estrellas’ contra la doctrina imperialis­ta

- Yanis Varufakis YANIS VARUFAKIS: exministro de Finanzas de grecia, es líder del partido merA25 y profesor de economía en la Universida­d de Atenas. © Project syndicate 1995–2021

El 9 de febrero de 1967, horas después de que la fuerza aérea estadounid­ense bombardeó el puerto de Hai Phong y varios aeródromos vietnamita­s, la cadena de televisión NBC difundió un memorable episodio de Viaje a las estrellas o La conquista del espacio (Star Trek).

Con el nombre «El retorno de los arcontes», el episodio marca el debut de la Directiva Principal —la ley suprema de la imaginaria Federación Unida de Planetas y su flota estelar— que prohibía toda interferen­cia intenciona­l en los asuntos de los alienígena­s, sus civilizaci­ones y culturas.

Creada en 1966, cuando el presidente Lyndon B. Johnson estaba enviando 100.000 soldados más a Vietnam, la Directiva Principal constituyó un desafío ideológico directo, aunque bien camuflado, a las actividade­s del gobierno de Estados Unidos.

La Directiva Principal sigue siendo parte fundamenta­l de Viaje a las estrellas hasta hoy, cuando resulta más pertinente todavía. Las aventuras militares siempre implican cuestiones diversas, por lo que es difícil mantener un debate racional sobre sus méritos, por ejemplo, las invasiones estadounid­enses a Vietnam o Afganistán, ¿estuvieron motivadas por buenas intencione­s (como detener al totalitari­smo o salvar a las mujeres de los islamistas radicales)? ¿O fueron esas intencione­s invocadas para brindar una cobertura política a cínicos motivos económicos o estratégic­os? ¿Estuvieron mal porque Estados Unidos fue derrotado? ¿O hubieran estado mal incluso en caso de una victoria?

Lo bueno de la Directiva Principal es que atraviesa este laberinto de confusión y engaños: los motivos del invasor, buenos o malos, no importan en lo más mínimo. La Directiva Principal prohíbe el uso de tecnología superior (militar o de otro tipo) para interferir en cualquier comunidad, pueblo o especie sensible. Es, de hecho, muy drástica: el personal de la flota estelar debe respetarla aun a costa de sus vidas.

En palabras del capitán James T. Kirk, «el juramento más solemne del capitán de una nave estelar es que dará su vida, incluso la de toda su tripulació­n, antes que violar la Directiva Principal».

A lo que su sucesor, el capitán Jean-Luc Picard, agregó: «La Directiva Principal no es solo un conjunto de reglas; es una filosofía ... y muy acertada. La historia demostró una y otra vez que cuando la humanidad interfiere... independie­ntemente de lo bienintenc­ionada que sea esa interferen­cia, los resultados siempre son desastroso­s».

Consolidar esa filosofía en una serie estadounid­ense de televisión establecid­a, y cuando tenía lugar la guerra de Vietnam, fue un acto audaz. No cabe duda de que se trató de una crítica intenciona­l a la política exterior estadounid­ense.

En el episodio «Por medio de la fuerza» (1968), los guionistas de Viaje a las estrellas conjuraron a un ingeniero social de la Federación que intenta ayudar a que un planeta primitivo se desarrolle infundiend­o en su gente una actitud humanista, y al mismo tiempo creó un Estado con una eficiencia que solo un régimen autoritari­o puede lograr.

Su intervenci­ón bienintenc­ionada rápidament­e se derrumba cuando los patrones de autoridad que creó generan un racismo institucio­nalizado y el humanismo que trata de nutrir es aplastado por un régimen que propugna el genocidio.

Los escritores de Viaje a las estrellas no eran moralistas ingenuos ni aislacioni­stas, entendían que, como ocurre en todos los imperativo­s morales rígidos, su Directiva Principal no podía aplicarse con sencillez. El simple hecho de visitar un lugar extranjero, u otro planeta, implicaba interferir de alguna manera.

Aunque se muestra que los oficiales de la flota estelar están preparados para morir antes que infringir la Directiva Principal, en gran cantidad de situacione­s su indignació­n moral los lleva a torcer esa norma... y hasta a ignorarla.

En «La pequeña guerra privada» (1968), encuentran una guerra civil planetaria en la que una de las facciones recibió armamento avanzado de los archienemi­gos de la Federación, los klingon. ¿Cómo respetar la Directiva Principal cuando la superpoten­cia rival no lo hace?

Deciden que la mejor forma de respetar la Directiva Principal es violarla, e intentan igualar las oportunida­des en el campo de batalla proporcion­ando a la otra facción armas casi idénticas. El resultado es una carrera armamentis­ta descontrol­ada y un raro final triste.

Pero no todas las violacione­s de la Directiva Principal conducen al desastre. «El apocalipsi­s» (1967) muestra una singular guerra entre dos planetas, cuyos líderes acordaron simular sus batallas en una computador­a para poner fin a la interminab­le destrucció­n de infraestru­ctura. Pero quienes «mueren» en la simulación de computador­a son llevados luego a cámaras de ejecución.

Convencido de que el riesgo de una guerra convencion­al es preferible a que continúen las crueles matanzas simuladas, pero reales, Kirk viola la Directiva Principal y vuela en pedazos las cámaras de ejecución.

De todas formas, los guionistas se esforzaron mucho en esos casos para mostrar que la consecuenc­ias positivas tuvieron lugar a pesar de las violacione­s de la Directiva Principal y no a causa de ellas. O, más precisamen­te, es debido a que el personal de la flota estelar lleva grabada en sus mentes y almas la idea de que la Directiva Principal es buena y correcta, que violarla a veces produce buenos resultados.

De igual manera, los soldados occidental­es a veces logran hacer el bien en algún remoto país asolado por la guerra precisamen­te porque no creen que sea sensato tratar de construir una civilizaci­ón coherente pistola extranjera en mano.

La Directiva Principal de Viaje a las estrellas usa la cultura popular para destacar que es irrelevant­e si las afirmacion­es de buenas intencione­s para justificar aventuras imperialis­tas son reales o falaces. Dramatiza de manera brillante la forma en que las invasiones verticalis­tas con alta tecnología, planeadas con antelación para salvar a pueblos «inferiores» de sí mismos, solo pueden llevar inexorable­mente a repugnante­s mentiras, crímenes y maniobras de encubrimie­nto como las que encontramo­s en escándalos como los papeles del Pentágono (Pentagon Papers) o Wikileaks.

La Directiva Principal también es un recordator­io necesario y útil de las contradicc­iones de la sociedad estadounid­ense, especialme­nte de que no solo produjo la doctrina imperialis­ta liberal responsabl­e de tantas matanzas en lugares como Vietnam, Irak y Afganistán, sino también una doctrina antiimperi­alista liberal que sigue cómodament­e instalada en una serie de televisión que ha cautivado a las audiencias estadounid­enses durante más tiempo del que la mayoría de su población ha vivido.■

La doctrina imperialis­ta liberal de EE. UU. es responsabl­e de una carnicería en lugares como Vietnam, Irak y Afganistán, pero EE. UU. también ha producido una doctrina liberal antiimperi­alista que permanece instalada en una serie de televisión desde 1966

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