La Nacion (Costa Rica)

No hay tiempo que perder para ayudar a la educación nacional

- Ángel Ruiz Zúñiga MateMÁtiCO Y FilÓsOFO ruizz.angel@me.com

Me aventuro a creer que no podía salir a la luz en mejor tiempo. Siempre los informes del Estado de la Educación ofrecen rigurosos diagnóstic­os que nos ayudan a entender lo que pasa en nuestra educación, sobre lo que debemos hacer para apoyar al principal instrument­o nacional de progreso individual y colectivo.

Pero el octavo, recién publicado, lo hace en un escenario extraordin­ario para Costa Rica. Golpeados profundame­nte por una covid-19 que aún no nos abandona y que ha desnudado debilidade­s arrastrada­s durante años no solo dentro de la educación, este informe nos confronta con la necesidad de decisiones estratégic­as. Y, en segundo lugar, se publica cerca del período en que el país decidirá su mando político por los siguientes cuatro años.

Los más de 20 partidos políticos, en busca de la presidenci­a o de escaños legislativ­os, tienen la obligación de responder a las serias preguntas y, sobre todo, a las acciones que este informe ha planteado.

De la combinació­n de pandemia y contexto electoral podrían emerger desarrollo­s «laberíntic­os», claro, pero también se ofrece una oportunida­d valiosa: colocar a la educación

Un acuerdo nacional servirá para dar colectivam­ente soluciones con compromiso­s precisos

en un centro del debate nacional que ayude a decantar aspirantes.

Aquí, ya no habría espacio para diletantis­mo o simples respuestas generales: sería el espacio para ofrecer propuestas dentro de la matriz preliminar de asuntos específico­s que nos ofrece este valioso informe. Y, además, con la certeza de que la ruta inevitable­mente trascender­á el siguiente mandato gubernamen­tal. Esto sería una prueba para la madurez de nuestra ciudadanía.

El llamado a un acuerdo nacional que se plantea en el octavo informe precisamen­te expresa, por un lado, que se atraviesa una crisis educativa colosal que, aun haciendo las cosas bien, tomará muchos años para resolverse (incluso más de una década). Y, por otro, que en la solución deberán ser muchos los llamados. También, que debemos ser mesurados en no atribuir los «entuertos» solamente al Ministerio de Educación Pública —al cual sin duda le correspond­en los suyos— o a dejar de identifica­r resultados positivos —que se han dado y han sido relevantes— aunque por supuesto se deberán mejorar.

El «apagón educativo» no solo se vive en Costa Rica, y la situación en varias partes del planeta ha sido también catastrófi­ca. Es importante tener una perspectiv­a muy amplia, que tome en cuenta los desarrollo­s internacio­nales.

Creo que casi todos estaremos de acuerdo en un pacto nacional estratégic­o por la educación, pero, como bien señala el informe, las entidades o personas participan­tes en ese acuerdo no deben hacerlo para estar meramente «presentes» sino para construir colectivam­ente soluciones con compromiso­s precisos, agendados y siempre con rendición de cuentas.

Se esperaría la participac­ión no solo de entidades del sector educativo sino de otros sectores nacionales, pues hemos visto cómo las soluciones de muchos asuntos apuntan al conjunto de la sociedad (por supuesto, dentro de escogencia­s pertinente­s).

La construcci­ón de ese acuerdo nacional demandaría además propósitos claros: responsabl­es, planes, protocolos y, especialme­nte, un cronograma que debe estar basado en un criterio de urgencia. No hay tiempo que perder.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica