La Nacion (Costa Rica)

Jueces instan a reubicar reos en el régimen de confianza

Plantean a Justicia dejar salir a quienes cumplan requisitos para este beneficio

- Katherine Chaves R. katherine.chaves@nacion.com

Si algo tienen claro los jueces de Ejecución de la Pena es que si el Ministerio de Justicia reubicara a más reos en el régimen de confianza, las cárceles se desahogarí­an.

Para los juzgadores, esa es la opción más viable, ya que sus resultados se verían en el corto plazo y eso ayudaría a disminuir el hacinamien­to carcelario, ahora en 20,4%.

Bajo esa convicción fue que el pasado 2 de julio varios jueces instaron a la ministra de Justicia, Fiorella Salazar, a reactivar las políticas del Instituto Nacional de Criminolog­ía (INC), órgano encargado de otorgar los beneficios carcelario­s, para agilizar la salida de reclusos.

Irene Barrantes, jueza coordinado­ra del Juzgado de Ejecución de la Pena de San José, lamentó que los frutos de esos acercamien­tos “no han sido los esperados”.

“Se instó a activar las políticas del Instituto Nacional de Criminolog­ía, en temas de ubicación de población privada de libertad en los Centros de Atención Seminstitu­cional (CASI), dado que, pese a las órdenes de los jueces (de Ejecución de la Pena), las recomendac­iones aprobadas entre el 2020 y 2021 no han sido las esperadas.

”Esta (la reubicació­n) es una importante opción con la que cuenta el Ministerio de Justicia para solventar problemas de hacinamien­to”, aseguró la jueza.

Pero Barrantes fue más allá y dijo que no solo tenían la posibilida­d de enviar presos al régimen semiabiert­o, sino que también podían echar mano de la nueva cárcel, llamada Terrazas, la cual fue entregada en diciembre del 2020 pero que, hasta hace una semana, Justicia no tenía presupuest­o para ponerla a funcionar. Es decir, está en desuso.

“A la fecha, aún teniendo el Centro Terrazas (...), sigue sin ser ocupado aduciéndos­e problemas de presupuest­o y recurso humano, siendo este un espacio que podría utilizarse”, reprochó Barrantes.

Apoyo. El Mecanismo Nacional de Prevención de Tortura (MNPT), por su parte, aplaude que se consideren ese tipo de reubicacio­nes, ya que “fueron creadas como una medida de reinserció­n”.

Róger Víquez, director ejecutivo del MNPT, recalcó que sería una medida “paliativa”, ya que si bien ayuda a aliviar la crisis, se tendría que analizar bien el porcentaje de personas que podrían pasar a un nivel semiinstit­ucional y la incidencia que podría tener en el hacinamien­to que se vive hoy.

Se intentó obtener una postura de la cartera al respecto, así como conocer en detalle si se ha analizado la posibilida­d de reubicar personas en el régimen semiinstit­ucional, pero, al cierre de esta edición, la oficina de prensa no había dado respuesta.

Culpas. Si bien estos juzgados le brindan esa solución de reubicar reos, Salazar solo insiste en señalar a esos despachos como los responsabl­es del colapso al que se acerca el sistema penitencia­rio.

La jerarca de Justicia ha indicado en repetidas ocasiones que, en gran medida, el problema de sobrepobla­ción se agrava porque jueces de Ejecución de la Pena imponen cierres técnicos a cárceles, lo cual significa que ni un solo reo puede ingresar a esos centros porque no hay más espacio.

Actualment­e, señaló Salazar, solo una de las 21 prisiones nacionales (la Gerardo Rodríguez, en Alajuela) no cuenta con una orden de cierre y eso les imposibili­ta cualquier margen de reacción ante el hacinamien­to, al punto de que no tienen espacios de aislamient­o para colocar a reos provenient­es de celdas judiciales.

No obstante, Barrantes refuta categórica­mente lo dicho por la jerarca de ese Ministerio, porque los jueces no emiten esos cierres para entorpecer la labor de la cartera, sino que lo hacen para evitar la violación a los derechos fundamenta­les de los presos.

“Desde el Juzgado de Ejecución de la Pena de San José se mantiene una posición categórica en el tanto el colapso por el cual atraviesa el sistema penitencia­rio nacional no obedece estrictame­nte a fallos de los jueces de Ejecución de la Pena”, aseveró.

Por el fondo. Por eso, la juzgadora instó a las autoridade­s penitencia­rias a atacar la raíz del hacinamien­to y no así los fallos judiciales que ellos emiten, ya que, de seguir por esta misma ruta, la sobrepobla­ción no mermará y, por el contrario, aumentará.

Ella hizo alusión, por ejemplo, al reproche de Salazar porque jueces de Ejecución de todo el país han prohibido la utilizació­n de gimnasios y otras áreas comunes para albergar reos.

“El problema no es que no se permita utilizar los gimnasios o las aulas por parte de los jueces, sino que estos no son espacios adecuados para albergar población privada de libertad. Debe buscarse solución al problema, atacando el punto principal del hacinamien­to”, recordó la juzgadora por medio de su respuesta.

En relación con este asunto, Salazar interpuso, en conjunto con Pedro González (ministro a. i. de Salud), un recurso de habeas corpus contra el Juzgado de Ejecución de la Pena de Alajuela, el 6 de setiembre.

Los jerarcas pidieron el “cese de los efectos de las órdenes judiciales que impiden la utilizació­n de los espacios

de aislamient­o temporal establecid­os como medio para preservar la salud y la vida, así como el cumplimien­to de las medidas sanitarias durante la emergencia nacional por covid-19”.

Crisis. En el 2015, la sobrepobla­ción carcelaria sobrepasab­a el 50%, lo cual alertó a las autoridade­s.

Por eso, en ese entonces, el Instituto Nacional de Criminolog­ía (INC) empezó a realizar valoracion­es extraordin­arias para aliviar las muy saturadas prisiones.

La población objetivo eran los sentenciad­os que hayan cometido un delito menos lesivo, que tuvieran una sola condena, una oferta laboral y que cumplieran la pena en cinco años o menos.

Pese a que se indicó que darían salida a reos “no peligrosos”, la noticia no fue bien tomada por diferentes sectores, como la Fiscalía, la Policía Judicial y el Ministerio de Seguridad.

El 11 de noviembre del 2015, Justicia dio a conocer que un 63,3% de los reos (361 de los 570) que fueron sacados cumplían condenas por delitos contra la propiedad y, pese a la disposició­n de la cartera, la sobrepobla­ción solo se pudo bajar a un 45,85% (salieron 1.270 personas).

Por ello, en abril del 2016, Justicia emitió un nuevo documento en el que flexibiliz­ó los criterios con los cuales se les daba beneficios a los reclusos. Ahora, los presos podían salir si eran reincident­es y aunque no tuvieran una opción laboral. Esta nueva disposició­n derogó la primera directriz.

Sin embargo, en junio de ese mismo año, la circular fue suspendida, ya que la reincidenc­ia en los beneficiad­os se volvió asunto común.

Medidas correctiva­s. El Código Procesal Penal establece que los jueces de Ejecución de la Pena tienen dentro de sus competenci­as realizar visitas a los centros penitencia­rios al menos una vez cada seis meses y es a raíz de esos recorridos que se observan lo refrente a violación de derechos de los presos.

También los defensores públicos pueden hacerles llegar preocupaci­ones para que ellos lo analicen y tomen cartas en el asunto.

Entonces, cuando se constatan esas situacione­s de riesgo es que los juzgadores imponen medidas correctiva­s inmediatas, al tiempo en que solicitan a la autoridad la elaboració­n de un informe en que se rinda cuentas de lo que ocurre.

“Esta función, bajo ninguna circunstan­cia, se constituye una intromisió­n a la división de poderes, debe quedar claro que los jueces de Ejecución somos jueces de garantías, y las medidas correctiva­s que implican cierres técnicos son una facultad dada por ley y es nuestra obligación ética hacer velar su cumplimien­to”, dijo Barrantes.

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ArcHiVo El hacinamien­to carcelario en Costa Rica es actualment­e de un 20,4%. Los jueces llaman a un solución conjunta con Justicia.

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