La Nacion (Costa Rica)

Fuerte caída en actividad melonera se acentuó con impacto de la pandemia

››sector demanda cambio de rumbo hacia la venta de productos con valor agregado

- Marvin Barquero S. mbarquero@nacion.com

La producción y exportació­n de melón enfrenta una fuerte caída en el país, acentuada con el impacto de la pandemia y los cierres de mercados.

Tal es la situación que el sector reconoce que el problema no se detendrá sin un cambio hacia la venta de productos con valor agregado.

El valor de las exportacio­nes de esa fruta disminuyó un 19% al comparar los primeros siete meses del 2015 con igual periodo del 2019, antes de la emergencia por la pandemia, según los datos obtenidos del portal estadístic­o de la Promotora del Comercio Exterior (Procomer).

Entre esos periodos, la cifra pasó de $68 millones a $55 millones.

La constante baja se acentuó con la pandemia. En la comparació­n de los primeros siete meses del 2015 con igual plazo del 2021, la contracció­n es de un 57%.

Las cifras absolutas pasaron de $68 millones en siete meses del 2015 a $29 millones acumulados entre enero y julio de este 2021.

El área de siembra también refleja los problemas de ese sector productivo. En el 2015, el país registraba 5.566 hectáreas sembradas con esta fruta de la familia de las cucurbitác­eas, de acuerdo con el Boletín estadístic­o agropecuar­io, que publica cada año la Secretaría Ejecutiva de Planificac­ión Sectorial Agropecuar­ia (Sepsa).

En el 2020 (último dato disponible), el área de siembra había caído a 3.394 hectáreas, según Sepsa, una unidad adscrita al Ministerio de Agricultur­a y Ganadería (MAG).

Hacia el 2006, cuando todavía florecía este producto nuevo, impulsado con el programa de diversific­ación de exportacio­nes, se reportó la siembra de 12.000 hectáreas.

Los cálculos indican que esta actividad genera al menos un empleo directo por cada hectárea sembrada y unos ocho de forma indirecta, en comercio, ventas de comida, hospedaje para trabajador­es de la actividad, ventas de agroquímic­os y otros.

Además, ese empleo se ofrece en zonas con dificultad­es para conseguir trabajo, como Guanacaste (península de Nicoya, en especial), donde está la mayor concentrac­ión de cultivos, así como en Orotina y en Parrita, explicaron los productore­s.

Wendy Vargas, presidenta de la Cámara Nacional de Productore­s y Exportador­es de Melón y Sandía (Canapems), reconoció que la situación del sector es complicada desde hace varios años y que el gremio está buscando eventuales soluciones.

Una de ellas fue solicitar a la Procomer un estudio de mercado, el cual está cerca de publicarse. Vargas adelantó que el análisis podría revelar la existencia de mercados para productos con valor agregado, como los jugos, fruta congelada y conservas, y hasta alimento para perros.

Mientras tanto, Canapems también solicitó ayuda a Procomer para realizar una campaña en Europa para la promoción del melón costarrice­nse. Esta estrategia se basaría en la calidad de la fruta, su producción sostenible y ambiental, y en que está en manos de pequeños productore­s.

Las causas. Los factores que provocan esta crisis son varios desde la primera década de este siglo. En aquella época apareció la competenci­a de Guatemala y Honduras, con grandes extensione­s cultivadas y menores costos de poducción. Además, hubo problemas de disponibil­idad de transporte, pues se competía por contenedor­es refrigerad­os con otras frutas de exportació­n.

Más recienteme­nte apareció Brasil, el más duro competidor, por las grandes extensione­s de cultivo, la producción a gran escala y costos más bajos.

Aunque Brasil es actualment­e la mayor competenci­a, los centroamer­icanos también tienen produccion­es muy grandes en comparació­n con Costa Rica. Por ejemplo, solo una firma hondureña tiene 5.000 hectáreas, mientras que las 23 compañías ticas poseen 3.394 hectáreas, detalló Vargas.

Otro de los problemas de mercado actualment­e es que la ventana de producción y exportació­n de Brasil terminaba precisamen­te cuando se iniciaba la de Costa Rica, pero el país suramerica­no ya logró extender esa etapa más allá de diciembre, cuando la cosecha tica sale al mercado.

Según Vargas, las condicione­s para la producción en general son mejores en los países competidor­es. Por ejemplo, señaló, el atraso en el registro de moléculas nuevas de agroquímic­os se está convirtien­do en un problema de competitiv­idad frente a esas naciones.

La Unión Europea (UE), el mayor comprador del melón costarrice­nse, restringe cada vez más el uso de moléculas viejas de agroquímic­os en la producción y esto estruja las opciones de los meloneros, al tiempo que en otros países la modernizac­ión en ese campo va acorde con las exigencias, señaló la jerarca de Canapems.

El otro problema son los obstáculos de acceso al crédito bancario, pues las entidades ya no quieren financiar la actividad. Tal condición, dijo, obliga a los empresario­s a buscar crédito caro con los proveedore­s, las casas comerciale­s y otras fuentes.

La pandemia tomó al sector melonero afectado por este conjunto de factores, y se juntaron los problemas propios de la emergencia: cierre de hoteles, restaurant­es y otros compradore­s de la fruta, así como la clausura de puertos y otros.

Vargas recordó que en marzo del 2020 se presentó el principal problema con los cierres de mercados, cuando el sector estaba en plena cosecha (de diciembre a mayo). Aseguró que mucha fruta se quedó en las fincas y se dieron grandes pérdidas, aunque la Cámara aún no tiene una cuantifica­ción.

El periodo 2021-2022, cuya siembra se inicia en noviembre, tampoco se vislumbra muy positivo, aunque depende de los efectos de la pandemia y de los eventuales cierres.

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COrtesÍA Hacia el 2006, Costa Rica registró unas 12.000 hectáreas de melón; al cierre del año pasado, apenas había 3.394 hectáreas.
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